29 diciembre 2006

Un 2007 de paz y lucha


Querida y querido amigo,

Con la esperanza que el año 2007
Avancemos hacia un mundo sin exclusiones,
donde el género humano reconozca y promueva el valor
de la vida digna de todos y todas.

Para que nuestros países tengan menos importación
de propuestas y más recreación autóctona de ellas.
Menos paternalismos gubernamentales y mayor participación social.
Menos acumulación de unos pocos y mayor bienestar humano
para más gente de modo sustentable para la madre tierra.

Para que cada vez más personas puedan hacer uso y amplificar sus capacidades,
en lo cultural, lo económico y lo político.
Para que seamos más libres y tengamos la posibilidad
colectiva e individual de acercarnos
a nuestros sueños y proyectos.

Para que salgan a la luz las capacidades ocultas de la humanidad,
sus actores invisibles que tejen sociedad a pesar de los pesares,
que hacen posible la posibilidad
de la emancipación solidaria en marcha,
las articulaciones viables,
las alianzas virtuosas,
el cariño por el otro.

Te deseo paz y lucha para este 2007,
Justicia y verdad,
Invención y herencia,
Que el amor sea más fuerte.

Una cordillera de abrazos para ti y los tuyos,

Manuel.

24 diciembre 2006

Dale, Albo

"No solo de pan y fusil vive el hombre", solía decirnos papá a mi hermana América y a mí cuando nos sacaba a pasear y a ver algún estreno hollywoodense, como "La Guerra de las Galaxias" o "ET", o a alguna otra actividad que forma parte de los circuitos de la industria cultural. Y pucha que lo disfrutábamos! Y gracias a esta amplitud de mente, para lo que era el común de los dirigentes comunistas de su época, tuvimos la posibilidad de crecer oyendo no sólo a nuestro Victor Jara y Violeta Parra, sino también a Bob Marley, Pink Floyd, Jean Michelle Jarre, y también a los Beatles y los Abba.

Parte de este disfrute -que también proviene de la creatividad de la historia humana, lo que ocurre es que está enajenada en un mercado de interés privado-, es el que heredamos en la pasión por el fútbol, particularmente por el Colo Colo de Carlos Caszely. Así es, Colo Colo es el equipo favorito de los Guerrero, desde mi abuelo, papá, tíos, tías, primos y primas, y ahora también hijas mías.

En la foto aparecemos con mi hija Cami y Michelle celebrando ayer en el Estadio Nacional el bicampeonato de Colo Colo, que harto nos hizo sufrir en la final sudamericana contra el mexicano Pachuca. Somos campeones otra vez, y ahora viene la Libertadores! Dale Albo!!!

14 diciembre 2006

Antigua huella mía

por Manuel Guerrero Antequera
[Columna publicada hoy 14 de diciembre en la edición especial de The Clinic (N°195), a propósito de la muerte de Augusto Pinochet]

En 1985, en plena dictadura, cuando tenía quince años de edad, me encontraba abrazado a mi polola observando desde un octavo piso el crepúsculo santiaguino. Ver el sol posarse sobre el horizonte urbano nos llenaba de tranquilidad en aquellos duros días de intensa actividad política. De pronto, desde mi más profundo interior me surgió intempestivamente una duda. A boca de jarro le pregunté a mi chica si sería capaz de aguantar la tortura. Mi sorpresa fue grande cuando ella con toda naturalidad me respondió que por supuesto. Me sentí incómodo. Me molestó su seguridad. Yo no estaba tan cierto sobre mí mismo. Ella me miraba con ojos grandes mientras le confesaba que yo creía que no iba a aguantar. No nos dijimos nada más. El silencio era elocuente. Mientras el sol resbalaba a lo lejos deseamos habernos conocido en otro tiempo y lugar.

La reflexión que me provoca aquel recuerdo irrumpe desde el estupor y la bronca que aún hoy me genera la evidencia de la verosimilitud de la persecución, la prisión política, la tortura y la desaparición de personas que caracterizó al Chile de Pinochet. Por años me expuse a las palabras entrecortadas o mecánicamente fluidas de mi padre que refería con pudor su experiencia vivida en los recintos secretos del fascismo criollo y aprendí a auscultar sus silencios, observar mudo sus marcas en el pecho, desarrollar un humor extraño para reírnos juntos de situaciones insólitas que a cualquiera harían llorar. Recuerdo con ternura aquellos momentos, pero me rebelo a aceptar que mis hijas alguna vez deban pasar lo mismo conmigo.

Con Pinochet fuimos arrojados como sociedad a una experiencia límite que hasta hoy le ha puesto límites a nuestra experiencia cotidiana de desear, amar, entregarnos al otro sin temor. En corto tiempo nuestro país fue transfigurado en un campo de batalla entre victimarios, activos o pasivos, y víctimas directas o indirectas. Freaks. Monstruos. Surgieron los Fanta y las Flacas Alejandra, por un lado, y aparecimos los Rettig, los Valech y retornados por otro. Pero, si bien las marcas del terrorismo de Estado fueron perpretadas sobre cuerpos concretos, lo que ocurrió a Carmen Gloria Quintana, a Sebastián Acevedo y a tantos otros, no nos sucedió en tanto individuos aislados, sino como cuerpo social, como país. Y de todo ello tienen responsabilidad personas e instituciones con nombre y apellido, y como tales deben ser juzgadas y castigadas. Pero, nuevamente, que un conjunto de personas individuales sean condenadas por su participación directa en las fechorías de la dictadura no implica que hayan sido superadas las condiciones de posibilidad que permitieron que se perpetraran los crímenes de lesa humanidad. Es como sociedad que debemos replantearnos el modo en que vivimos la vida para que hechos de esta naturaleza no vuelvan a ocurrir, lo que conlleva echarle mano, con mayor energía y participación, al modo en que comprendemos y actuamos en los ámbitos de la economía, la cultura y la educación, las fuerzas armadas y la política. En tales esferas vive y goza de buena salud el Capitán General.

Pero tengo la esperanza que procesos de emancipación colectiva arrancarán de cuajo su herencia, que no es otra que la del capitalismo inhumano que actualmente ha puesto incluso en riesgo la sobrevivencia de la especie. Cuando llegue ese momento de libertad efectiva abrazaré a mi esposa e hijas y me acordaré con emoción de aquella polola que tuve cuando niño. Podré asumir en ese instante que en realidad nunca fuimos víctimas, sino luchadores, y que mi propio testimonio podrá descansar en paz junto al de mi padre, pues será solo la antigua huella que dejó un dictador que, en la sociedad porvenir, habrá muerto para siempre.

07 diciembre 2006

Condenamos la quema de libros



Una edición de "La tierra fugitiva" publicado por la Editorial de Quimantú, durante el gobierno de Salvador Allende y de la autoría de su abuelo, fue el ejemplar que esta mañana sacó de su biblioteca familiar el sociólogo y estudiante del Doctorado en Filosofía Política de la Universidad de Chile, Manuel Guerrero, para entregar en el acto de reparación que se realizó este mediodía.

"Este libro es parte de nuestra historia social, del campesinado chileno y representa un gesto de reposición con el patrimonio, la memoria histórica del país. Me parece muy fuerte que a 18 años de terminada la dictadura y de que hayamos conquistado la democracia se repitan actos de quemazón de libros. Hay que dar la pelea por el rescate de la memoria y de los libros", comentó enérgico.


El Decano de Filosofía y Humanidades, Jorge Hidalgo, calificó la quema de libros como "un acto de barbarie".

De este modo, fueron llegando, al Ágora de la Facultad de Filosofía y Humanidades, los miembros de la comunidad universitaria con su donación. Tal fue el caso del Vicerrector Iñigo Díaz, quien escogió "El altiplano chileno", que extrae las conclusiones de un seminario efectuado en nuestra Universidad y del Decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Héctor Alcaíno, que lucía cargando el aporte de la unidad que representa y que incluyó autores como Gabriel García Márquez. De carácter más patrimonial fue el regalo del Profesor Juan Carlos Letelier, de la Facultad de Ciencias, quien hizo entrega de "Historia diplomática de las primeras relaciones entre Chile y Estados Unidos" de Eugenio Pereira Salas, figura señera de la Facultad de Filosofía y Humanidades que justamente da nombre, a la hoy remozada, Biblioteca Central.

Otros profesores optaron por libros de su autoría como el Decano Ciencias, Raúl Morales con "Contaminación Atmosférica de Santiago" y el Senador universitario Miguel Orellana Benado, con "Allende alma en pena". Quien quedó en deuda fue el Vicerrector de Extensión, Franciso Brugnoli, sin embargo, se comprometió a donar próximamente la colección completa de publicaciones del Museo de Arte Contemporáneo.


El Presidente de la FECH, Giorgio Boccardo, aprovechó la instancia para denunciar el alza de aranceles para el próximo año.

El acto de reparación comenzó con las palabras del funcionario de la Facultad de Filosofía y Humanidades y miembro de la Asociación de Mapuches de la Región Metropolitana, Héctor Mariano, quien repudió la acción de encapuchados que, enarbolando la causa mapuche, optan por la violencia para manifestarse. "No representan nuestros intereses", sentenció.

Haciendo eco de dichas palabras el Rector Víctor Pérez llamó a los integrantes del Campus Juan Gómez Millas a "pensar en que pasó con la quemazón en la llamada conquista de la araucanía. ¿Hasta cuando se sigue ocultando en este país lo que pasó en esos años cuando con pólvora, fusiles y alcohol, se intentó terminar con el pueblo araucano? Esa historia sigue sin esclarecerse".

El Rector también se hizo presente en este acto con los cinco tomos que conforman la "Historia Contemporánea de Chile" de Gabriel Salazar y Julio Pinto.

Noticia publicada el 7 de diciembre 2006 en el portal de la Universidad de Chile

13 noviembre 2006

La corrupción como "desdemocracia"

Frente al cúmulo de informaciones que dan cuenta acerca de las prácticas de corrupción que operan y han operado en el aparato del Estado en democracia en Chile, hemos quedado reducidos al tipo de sentimiento de enajenación que seguramente experimentó el Sr. Samsa cuando amaneció convertido en cucaracha sin poder hacer más que sentir pena por su situación. Porque ¿qué otra cosa se puede hacer ante la magnitud de lo que se está conociendo sino unirse al trágico coro de perros abandonados que aúllan a la luna con la sensación de no poder cambiar su rumbo? Es el efecto paralizante de lo que toma apariencia como totalidad cerrada, de pesadilla sin fin que todo lo contiene.

Y es penoso constatarlo y duro decirlo, pero peor no reconocerlo: la corrupción sistemática evidencia que tenemos una democracia débil, timorata.
No hemos sido capaces de construir una sociedad que ponga límites no solo a las violaciones a los derechos humanos de la dictadura militar y civil de derecha, sino a la lógica del saqueo que también la caracterizó. Podremos apelar a que la corrupción forma parte de la lógica de la economía neoliberal, que el capitalismo es intrínsecamente perverso, que los mandos medios son tales por cuales, pero dichos enunciados, de ser ciertos, solo vienen a afirmar lo que precisamente no hemos sido capaces de cambiar. Pues admitir que Chile es un país de temblores no es suficiente para que las casas no se caigan, por lo que poco aporta indicar solamente lo dado, lo que interesa es cómo hacerle frente para transformarlo. Y ahí nos ha faltado coraje e imaginación.

Por lo que no basta con caer en el nihilismo fácil de la denuncia “todos lo hacen, ya todo da lo mismo, son todos narcos”, pues tal sentencia tiene la paradójica virtud de no solo constatar la impotencia de quien la enuncia sino que suele ser utilizado como fundamento para la emergencia de populismos autoritarios deseosos de “salvar a la Nación” para “limpiarla”.
Y ya sabemos que quienes suelen ser regularmente limpiados por parte de tales movimientos no son los corruptos, sino las personas y organizaciones que lentamente han logrado levantar cabeza para defender o exigir derechos, detener atropellos o simplemente soñar con tiempos mejores. Claramente no es un Comité de Salvación Pública lo que requerimos.

Como ciudadanos debemos traspasar las parálisis asociadas a las defensas corporativas o las condenas retóricas principistas y desde la posición en que cada quien participa en la sociedad debemos exigirnos más. Y no solo por la permanente deuda que hemos adquirido con quienes se jugaron el pellejo para alcanzar la democracia y a quienes la corrupción vuelve descaradamente la espalda ridiculizando, en los hechos, su generosa entrega. El combate a la corrupción debe ser una forma de quebrar la posibilidad que ésta se instale como modo normal de vivir la vida en sociedad. Debemos dar la batalla por el bien de la democracia misma. Se ha de denunciar e investigar la corrupción, sí, pero solo como momento de una verdadera profundización de la democracia, para la cual le es consustantiva la transparencia, el rendimiento de cuentas, y sobre todo, el control social ciudadano, la fiscalización permanente por parte de los propios usuarios y beneficiarios de cualquier sistema. Lo que necesitamos son mecanismos efectivos para el ejercicio del poder soberano del pueblo.

El verdadero poder está en el poder transformador de la ciudadanía, y éste solo emerge desde la participación y la organización. Y así como existen auditorías privadas y públicas para los estados financieros de las empresas, requerimos de veedurías comunitarias en todas las actividades de la administración; promoción de la participación de la ciudadanía y de las organizaciones comunales en la elaboración de presupuestos y en la formulación, seguimiento y evaluación de las decisiones de política pública que afectan a todas las entidades territoriales; creación de sistemas de información para que los ciudadanos y las ciudadanas tengan acceso en tiempo real a la información sobre la administración pública; desarrollar modelos ciudadanos de evaluación y calificación de la gestión pública. Y nuevamente queda claro que el Congreso requiere urgente que se incorporen a él ideas, representación y sensibilidades que existen en la ciudadanía pero que por egoísmo del sistema de partidos vigente no pueden participar del debate, la legislación y la fiscalización de lo que ocurre en el país.

Porque los escándalos que estamos conociendo deben remecernos no para lanzarnos a la letanía del lamento, la búsqueda de mesías, o el llamado a la tabula rasa para comenzar todo desde cero, sino para romper la pesadilla de quedar convertidos en cucarachas. Pues no olvidemos jamás que el Cóndor, bajo mil rostros y garras, siempre querrá ir por más carne. Cortémosle el vuelo con más democracia y mayor justicia social.

Publicado en La Nación el 15/11/2006 (pdf 1 mb)

25 octubre 2006

Tiro por la culata

A propósito de las últimas movilizaciones que han desarrollado los estudiantes secundarios, con el objeto de reiterarnos que el problema de la calidad de la educación requiere de medidas urgentes y concretas, un conjunto de Municipalidades, a través de sus corporaciones educacionales, han notificado a decenas de escolares el cierre de su año escolar y cancelación de la matrícula por su actitud “contumaz” de paralizar las actividades académicas y ocupar pacíficamente sus liceos.

Llama la atención que sea precisamente el sector más cuestionado de la educación el que de pronto sí es capaz de adoptar “medidas correctivas” con un alto grado de celeridad y unidad de propósitos. Lo irónico es que se es eficaz en el ámbito de la coerción y no en el de la educación, que es precisamente lo que ha motivado la protesta de los estudiantes. Así, tenemos una situación donde es la educación municipalizada la que les ha fallado a los jóvenes, pero cuando éstos visibilizan socialmente el problema son convertidos en los responsables a sancionar, sin que hasta ahora se observen “medidas correctivas” de igual drasticidad ante la falta de competencia demostrada por los sostenedores educacionales. Y si bien las virtuales expulsiones han sido revestidas discursivamente como “situaciones de aprendizaje” -pues a través de ellas los jóvenes han de aprender a asumir las consecuencias de sus actos, afirmó un alcalde de pasado militar vinculado a la dictadura- es claro que se trata de un mecanismo de defensa de la autoridad cuestionada que, a falta de autocrítica, culpa de los fracasos a los más débiles, cobrando sobre ellos su revancha.

Algo semejante al allanamiento y detención de “okupas” a propósito que la autoridad no ha estado en condición de prevenir y controlar desmanes callejeros. Jóvenes, cuyo pecado ha sido vivir en forma alternativa al modo dominante a partir de la autogestión cultural, de pronto son los culpables de la ineficiencia de quienes sí tienen la responsabilidad de asegurar el orden público en marchas autorizadas. Y como toda medida represiva suele ir de la mano de dispositivos de seudo legitimación, hemos sido espectadores de la circulación de discursos que criminalizan al anarquismo con el que se identifican muchos jóvenes, como el oscuro responsable de los peores males de la sociedad. Convendría agregar que ha sido desde tal corriente de pensamiento que se pudo desarrollar en Chile la prensa obrera, que cumplió una función importantísima de autoeducación de los sectores marginados, y que ha brindado brillantes exponentes de la cultura, como el premio nacional de literatura Manuel Rojas, y significativas experiencias de democracia directa, como la Segunda República de España, ejemplo universal de respeto a los derechos y libertades individuales y sociales.

La reacción desmedida de la “sociedad adulta” ante la juventud contestataria, ha sido acompañada de un sintomático silencio de la clase política que suele quejarse por el poco interés de los jóvenes en los asuntos públicos. Otra muestra de la incomprensión de quienes ejercen el poder en sus distintos niveles ante lo que motiva y demanda la subjetividad juvenil contemporánea, tributaria de una era de profundas mutaciones culturales. Sería interesante que las autoridades y políticos hicieran el clásico tour al que invita el grupo Sol y Lluvia, pues descubrirían la infinita cantidad de colectivos desde donde los jóvenes practican la solidaridad y la humanización de sus territorios y ámbitos de vida como una manera distinta de hacer política: anarcopunks, vegetarianos protectores de animales, rastafaris, hip-hoperos, okupas, objetores de conciencia, promotores de los derechos humanos desde la “Funa”, preuniversitarios populares y de las barras bravas, agrupaciones cristianas de base, radios comunitarias, feministas y activistas por un desarrollo sustentable, sindicatos de trabajo infantil, en fin, una pléyade de organizaciones que nos muestran que más allá de lo que transmite la telebasura que acostumbra a etiquetar lo juvenil que está por fuera del consumo como conducta desviada, existe un movimiento social lleno de dinamismo, memoria y futuro.

La posdictadura, en este sentido, ha sido mezquina con los jóvenes, pues a diferencia de lo que ha ocurrido con los empresarios, Fuerzas Armadas e Iglesia, no se ha reconocido en ellos su condición de protagonistas e interlocutores fundamentales para la progresiva democratización de la sociedad. Excepto cuando se arriesgan y movilizan a escala nacional, por lo cual –es la lección del momento- han de ser castigados. Pero aplicar medidas criminalizantes a la protesta juvenil solo aumentará la brecha de incomunicación entre sectores de la sociedad que de otra forma se potenciarían mutuamente.

Los jóvenes “están ahí” y no desaparecerán porque se les eche de sus liceos. Ejercer violencia, aunque sea desde el aséptico lugar que ofrecen los reglamentos, solo logrará generar más frustración, bronca y violencia. No hay que ser futurólogo para saberlo. Hasta un alcalde con pasado militar debiera poder comprenderlo. ¿O no?

Publicado en La Nación el 27/10/2006

16 octubre 2006

Sólo voy con mi pena

Más de 20 millones de latinoamericanos y caribeños viven fuera sus países de nacimiento. Personas que se van y no vuelven. Otras que parten y regresan. Hombres, mujeres y niños traspasando fronteras locales, nacionales, regionales, así como fronteras sociales y culturales. Es la llamada “era de la migración”.

El fenómeno migratorio ha estado siempre presente a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero nunca en el grado de expansión e intensidad como en nuestra actualidad que ha sido llamada de globalización neoliberal. Producto de ella se ha alterado el crecimiento de las poblaciones, generando impactos positivos y negativos en los procesos de desarrollo de los países. La migración ofrece oportunidades para las personas que se desplazan y conlleva un gran potencial para las economías, dado el enorme impacto macroeconómico de las remesas. Sin embargo, implica también riesgos como la fuga de capital humano, la desintegración familiar y una fuerte desprotección, más aún cuando se refuerza la selectividad de los inmigrantes.

¿Cuáles han sido las condiciones que han hecho posible la generación de esta gran rueda de millones de emigrantes en todo el mundo?

Terminó la Guerra Fría… ¡para comenzar otra!
Desde el fin de la II Guerra Mundial hasta 1992 se libraron 149 guerras a lo largo y ancho del mundo. Con un saldo, de acuerdo a datos de la UNICEF, de 23 millones de muertos no cabe dudas que lo que se conoció como “Guerra Fría” o “Coexistencia Pacífica” entre dos bloques de poder, fue nada más ni nada menos que la III Guerra Mundial.

En efecto, la III Guerra Mundial fue entre dos sistemas de poder diferenciales, el capitalismo y el socialismo, bajo el liderazgo de los EEUU y la URSS, que tuvo como teatro operativo al conjunto del planeta. Pasando del espionaje internacional hasta la Iniciativa de Defensa Estratégica (“la Guerra de las Galaxias” de Reagan); desde la invasión a Playa Girón en Cuba, hasta el Delta de Mekong, en Vietnam; desde la mayor carrera armamentista que haya conocido la humanidad hasta los golpes de Estado y la Operación Cóndor en nuestra América del Sur y el Caribe; desde las maniobras de la Organización del Tratado del Atlántico Norte hasta la CIA participando en el asesinato del Che en Bolivia, desde las guerras en Corea y la invasión a Afganistán, en fin, esta Guerra tuvo muy poco de Fría.

¿Quién ganó esa guerra?: ¿Europa Occidental, Estados Unidos, Japón, todos ellos? Esto es lo que no queda claramente delimitado y es lo que abre paso a una nueva Guerra Mundial, la IV (la globalización neoliberal), en la que se disputan nuevos mercados que, con el derrumbe del bloque socialista, quedaron sin dueño. Grandes extensiones de tierra de nadie, junto a potencias en expansión (Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y ahora China), crisis económica mundial y nueva revolución de la base tecnológica, la informática, las telecomunicaciones, los cybermundos.

Ese es nuestro presente: una guerra de nuevo tipo, sin cuartel, que se disputa con un armamento mucho más eficaz y destructivo que las bombas nucleares: el capital financiero internacional que se lanza en la forma de golondrinas a conquistar nuevos territorios. Si la III Guerra Mundial fue entre el capitalismo y el socialismo, la IV se da entre los grandes centros financieros con escenarios totales y a una intensidad constante. Gracias a las telecomunicaciones esta guerra mundial sí que es realmente total.

El fin de la “Guerra Fría” dejó tras de sí no solo un nuevo marco de relaciones internacionales, que conlleva una redefinición de los Estados Nacionales, sino un apetito sin límite por hacerse de las principales riquezas de América, África y Oceanía: sus territorios, pero por sobre todo, su fuerza de trabajo calificada.

¿Cómo se libra una guerra de este tipo?: precisamente desde la nueva base tecnológica que permite que el capital financiero sea como un Dios, que esté simultáneamente en todas partes y en ninguna, a través de las operaciones que se realizan por medio de las supercarreteras digitales. La mundialización de esta guerra vuelve efímeros y frágiles a los Estados Nacionales, cuyos gobernantes se baten en tratar de seguir los vaivenes del libre cambio comercial de los mercados financieros, buscando, en el mejor de los casos, adaptarse a ellos con cierta eficiencia.

Así es, el viejo axioma del viejo Marx acerca del capital, de que “todo lo sólido se desvanece en el aire”, ha encontrado en la guerra iniciada por el neoliberalismo su realización más plena: los mercados nacionales, una de las bases fundamentales del Estado capitalista moderno, ha sido liquidado por los obuses de la economía financiera global. Los poderes públicos de los capitalismos nacionales deben rendir constantemente cuenta a las transnacionales, que juegan a clasificar a los países de acuerdo a sus “índices de riesgo”, y los gobiernos locales –del color político que sean, desde Uribe hasta Tabare Vásquez, Fox y Lula- no disponen de la fuerza necesaria para oponerse a la acción de los mercados internacionales. Empresas y Estados se derrumban en minutos, ya no por revoluciones sociales, sino por las réplicas de los terremotos financieros. El llamado “nuevo orden mundial” destruye a quien le dio vida al capitalismo: a los estados nacionales y sus mercados, llevándose consigo no sólo las soberanías nacionales, sino la posibilidad que bajo este “nuevo orden” pueda haber democracia, libertad, igualdad y fraternidad.

Como señaló en una oportunidad Marcos, el neoliberalismo opera destruyendo y despoblando, pero también reconstruyendo y reordenando regiones y naciones para abrir nuevos mercados y modernizar los existentes. Así, la bomba financiera no sólo destruye a la Polis (la Nación) e impone las lógicas de guerra y miseria por doquier donde se dispare, sino que reorganiza, reordena y rehace fronteras y sistemas políticos, movilizando, desplazando y arrojando a su paso a grandes masas, a millones de personas que constituyen la fuerza de trabajo que se reacomoda en el nuevo mercado del trabajo mundial.


El baile de los que sobran
El “nuevo orden mundial”, el eufemismo con el que se da nombre a la IV Guerra Mundial, destruye las bases éticas, jurídicas, políticas, culturales e históricas de los Estados Nacionales de modo que puedan penetrar las nuevas lógicas de mercado globalizado, teniendo como efecto un despoblamiento de sus territorios. Todos aquellos que son inútiles para la nueva economía de mercado, como los pueblos indígenas, pasan a formar parte de los “reconvertidos” o bien de los desechables, los desplazados por dentro de los países o los migrantes hacia nuevos rumbos por fuera de sus fronteras geográficas, históricas y culturales.

Es el caso de la modernización rural, por ejemplo, que exigen los mercados financieros. Bajo la presión por aumentar la productividad agrícola lo que se consigue es destruir las relaciones sociales y económicas tradicionales, teniendo por resultado el éxodo masivo del campo a las ciudades. Así es, tal como en una guerra. En las zonas urbanas, por su parte, se satura el mercado del trabajo, lo que redunda en una mayor desigualdad en la distribución del ingreso para quienes emigraron buscando mejores condiciones de vida.

¿Pero porqué estos desplazamientos de las poblaciones campesinas, indígenas, afrocaribeñas por toda América del Sur y el Caribe entre los países, y hacia Estados Unidos y Europa? Casualmente la población indígena, de acuerdo a datos de la OIT de Naciones Unidas, que se calcula alcanza a unas 300 millones de personas en el mundo, vive originalmente en zonas que tienen el 60% de los recursos naturales del planeta. Por ello no sorprenden los conflictos por el uso y destino de sus tierras por los que pugnan las empresas y los gobiernos de turno. Así, la explotación de recursos naturales -petróleo y minería-, y el turismo, son las principales industrias que amenazan los territorios indígenas en América. En estos territorios se da, por tanto, la forma en que opera la bomba financiera neoliberal: se destruye y despobla, para luego reconstruir y reordenar la zona bajo otra lógica y con “otra gente”.

Y esto que se da en América ocurre a escala planetaria: la unificación del mundo entero en un solo mercado. No es una federación política entre naciones libres y autónomas, como lo soñó Kant en “La Paz Perpetua”; esto se parece más a un gigantesco mall comercial donde circulan libremente las mercancías, pero no las personas.


“Mi nana ya no es mapuche, es peruana”: El nuevo mapa migratorio
Alguna vez América Latina y el Caribe fue considerada la tierra prometida, “el dorado”, para el primer mundo. Entre principios del siglo XIX y mediados del XX América Latina y el Caribe fue escenario de una intensa inmigración de ultramar, especialmente desde Europa, que aportó en ese período más de once millones de personas a la región. Los inmigrantes que cruzaban el Atlántico para “hacerse la América” bajaron considerablemente –de 76% del total de inmigrantes en 1970, a 40% en 2000-, y aumentaron los latinoamericanos y caribeños dispuestos a buscar horizontes en otros lugares dentro de la región, así como los decididos a desplazarse a países más lejanos. Que 20 millones de latinoamericanos y caribeños vivan fuera de su país de nacimiento –cifra inédita en la historia- es prueba contundente de ello.

Si bien el abanico de destinos en el mundo se amplió para los migrantes de América Latina y el Caribe, es hacia Estados Unidos donde se desplaza la mayoría, alcanzando los 15 millones. Durante la década se terminó por configurar un nuevo patrón de migración: numerosos emigrantes -principalmente mujeres- procedentes de distintos países de la región se dirigieron a Europa y Japón, además de Canadá. Según las cifras disponibles en la CEPAL, en torno al año 2000 unos 2,8 millones de latinoamericanos (en especial argentinos, brasileños, colombianos, ecuatorianos y peruanos) y caribeños residían en España, Canadá, el Reino Unido y Japón.

Al interior de la región la fuerza de las migraciones se hace sentir con especial intensidad en las regiones fronterizas. Los migrantes trasladan su residencia o se mueven de manera temporal o circular, de acuerdo con los ciclos agrícolas, la construcción de grandes obras de infraestructura y el comercio. Este patrón es sensible a las coyunturas de expansión y retracción económicas, como lo demuestra la inmigración de peruanos a Chile.

Asimismo, la violencia sociopolítica y los conflictos internos, fuerzan el desplazamiento de personas entre naciones vecinas en oleadas de exiliados y “retornantes”. En estos movimientos son las mujeres y los niños los que resultan más afectados. Como efecto de la proliferación de “guerras regionales” y “conflictos internos” millones de personas se desplazan abandonando sus hogares padeciendo en sus nuevos puntos de llegada la persecución xenófoba, la precarización laboral, la pérdida de identidad cultural, la represión policial, el hambre, la prisión, la enfermedad y la muerte.

Los migrantes y desplazado se topan con una realidad de la cultura política latinoamericana que, con Martin Hopenhayn, podemos llamar “la negación del otro”. En sus versiones más tradicionalistas y autoritarias, la cultura política latinoamericana ha exhibido con frecuencia una resistencia xenofóbica al otro-extranjero que amenaza la identidad nacional desde fuera y corroe la nación. Es frecuente encontrar discursos esencialistas o autoritarios, para quienes la influencia externa adquirió el rostro de la decadencia moral o la potencial corrupción de un supuesto ethos nacional.

En el extremo opuesto, el propio "criollo" latinoamericano ha negado al otro de adentro (al indio, al mestizo) identificándose de manera emuladora con lo europeo o norteamericano, o bien definiendo el ethos nacional a partir de un ideal europeo o ilustrado, frente al cual las culturas étnicas locales quedaron rotuladas con el estigma del rezago o la barbarie. La “aculturación-culturización” o integración simbólica ha operado como relevo moderno de la evangelización, pero con otros fines: la negación del valor específico de la cultura e identidad propia de los grupos diferentes, como los indígenas, y el intento organizado de quitarles su propio universo simbólico para disciplinarlos en el trabajo productivo, la ideología del Estado-Nación, el espíritu racionalista y el uso de una lengua europea y hoy la adhesión a la “american way of life”. Si antes habían sido desvalorizados por precristianos, más tarde lo fueron por preracionales y premodernos, y hoy son considerados como desechables para un modelo económico que requiere para su mantención y reproducción mano de obra calificada para competir en el mercado global.

Echemos un vistazo a las cifras que nos pueden dar luz porqué hay quien prefiere emigrar de sus lugares de origen en América Latina y el Caribe :
 En el caso de Bolivia, se estima que 75 niños de cada mil nacidos vivos morirán antes de cumplir el primer año de vida, y que la mayor parte de esta nueva población es de origen indígena.
 En México, más del 50% de las viviendas ubicadas en regiones indígenas no tiene electricidad, 68% carece de agua entubada, 90% de drenaje y 76% tiene piso de tierra. El Censo de 1990 reveló que en las localidades con 30% y más de población indígena, 26% de los habitantes entre 6 y 14 años no acudió a la escuela, sólo el 59% de los mayores de 15 años sabía leer y escribir y 37% no había asistido nunca a la escuela.
 En Honduras, el analfabetismo de los grupos indígenas alcanza a 87%, a lo que se suma bajo nivel en nutrición y salud, limitado acceso a los bienes y servicios y desigualdad de oportunidades. En dicho país, donde 6.3 millones de personas viven en condiciones de pobreza, habitan las etnias xicaque, lenca, chortis, pech, misquitos, tawhakas, tolupanes, además de negros y latinos.
 En Ecuador, más del 80% de la población indígena rural vive en situación de pobreza.
 En décadas recientes, El Salvador y Nicaragua sufrieron desplazamientos de población indígena debido a guerras civiles. Lo mismo ocurre hoy en zonas de conflictos como el Estado de Chiapas en el sur de México, y en Colombia, donde la acción de grupos armados ha creado un clima de violencia generalizada en ciertas áreas, afectando en forma directa a diversos grupos indígenas que han sido desplazados o conminados a sumarse a las acciones. Los U’wa en la Guajira y los Cuibas en Arauca-Apure son los principales grupos indígenas afectados. Con la violencia se lesionan también los recursos patrimoniales de las comunidades, tales como fuentes de agua, bosques y tierras, generando nuevos factores de expulsión. En muchos casos, la violencia ha sido dirigida directamente contra los indígenas.


Próxima estación, Esperanza
El llamado “nuevo orden mundial” ya ha ido mostrándole a la humanidad sus consecuencias sociales, así como medioambientales. Entre otras, el reordenamiento de los procesos de producción y circulación de mercancías, los “ajustes estructurales”, el reacomodo de las fuerzas productivas, han tenido como efecto un excedente particular: al parecer hay seres humanos que sobran, que no resultan necesarios para la nueva economía, que no producen como se espera, que no consumen como se debiera, que no son sujetos de crédito, que al parecer son desechables.

Grandes masas de población excedente ronda en las calles del mundo, que no sólo sufre las inclemencias de la pobreza más extrema, sino que si desaparecen la economía ni siquiera se resiente. Grupos de personas que no cuentan, que están desestructuradas, atomizadas, que no tienen vivienda ni trabajo, menos participación política, que hablan castellano, rumano, coreano, inglés con acento africano, francés, quechua o mapudungún. Contingentes de personas que no es raro verlas acompañadas de cartones y bolsas de plástico, o haciendo colas interminables para acceder a algún papel de extranjería, por fuera de las mínimas redes de seguridad social que aún las bombas financieras no han logrado derribar.

Si bien en 1990, la Comisión de Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales de Naciones Unidas promulgó la “Convención Internacional Sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y De Sus Familiares”, no hay fiscalización de los Estados Nacionales para hacer valer el derecho de los migrantes para no ser sometidos a malos tratos; ser forzados a la servidumbre o a trabajos obligatorios; tener derecho a la libertad de pensamiento, conciencia, religión y de expresión; a la protección contra injerencias en la vida privada; al reconocimiento de la personalidad jurídica; a la cobertura de Seguridad Social en el país de adopción; el derecho de asociación, de los hijos a la educación; a la libertad de movimiento, incluyendo el de salida y entrada del país; la prohibición de expulsiones colectivas, y un largo etcétera de derechos de los cuales todos somos titulares.

Sin embargo, como lo señalan cada vez mayores sectores de la humanidad, entre ellos desde Chiapas el Sub Comandante Marcos, “la aparente infalibilidad de la globalización choca con la terca desobediencia de la realidad. Al mismo tiempo que el neoliberalismo lleva adelante su guerra mundial, en todo el planeta se van formando grupos de inconformes, núcleos de rebeldes. El imperio de las bolsas financieras enfrenta la rebeldía de las bolsas de resistencia” .

Así es. Un gran movimiento altermundista, progresista, verde, rojo, morado, de los colores del arcoiris, va tomando consciencia de que esta guerra neoliberal nos conduce a enfrentarnos a todos contra todos, al estado de naturaleza más salvaje, que mezcla opulencia con extrema pobreza, alta cultura con marginalidad, que haya conocido la humanidad. Los “prescindibles”, mujeres, niños, ancianos, jóvenes, indígenas, ecologistas, homosexuales, lesbianas, ceropositivos, trabajadores y todos aquellos y aquellas que no sólo “están demás”, sino que “molestan” se están agrupando, como los latinoamericanos en Estados Unidos que hacen valer su diferencia para ser equivalentes en derecho; como los indígenas en Bolivia, Colombia, Ecuador, México y ahora Chile, que reclaman ser escuchados e integrados sobre la base de la superación de la pobreza y el acceso igualitario al sistema político.

La fuerza con que hoy irrumpe la democracia en la vida política de todos los países de la región, a través de la emergencia de nuevos movimientos sociales y nuevos actores que asumen la política, así como la apertura de procesos políticos, permite repensar la construcción de la ciudadanía incorporando, como uno de sus elementos constitutivos, la diversidad cultural.

De lo que se trata es hacer circular el discurso de la tolerancia, del saberse iguales y diferentes, para pasar de la negación del otro, al diálogo y la apertura. La integración social en América Latina y el Caribe requiere del reconocimiento y valoración de la diversidad cultural, de la superación de toda idea de homogeneización cultural, de dominación o de superioridad de una cultura en relación a otra. Es necesario, por tanto, intervenir, de forma creativa y constructiva, los fundamentos y legitimidad de las fuentes históricas de desigualdades y exclusiones por razones de raza, etnia o nacionalidad y origen socioeconómico.

El reconocimiento de la diversidad multicultural y pluriétnica implica que los estados y gobiernos reconozcan los derechos de estos grupos, los incorporen a la legislación y provean los medios necesarios para su ejercicio real. Asimismo, las políticas de desarrollo deben abrir espacios para que estos grupos puedan desarrollar sus potencialidades y capacitarse en el manejo de los códigos básicos de la modernidad, sin que ello conlleve la pérdida de su identidad.

La emigración hacia los países ricos desde los países pobres es un hecho que continuará aumentando progresivamente y que, pese a las medidas proteccionistas y policiales que a menudo se aplican, no podrá evitarse mientras sigan ahondándose las diferentes entre países globalizadores y globalizados. Y no podemos sentarnos a esperar como espectadores el fin de esta IV Guerra Mundial pues en ello se nos puede ir la vida, no solo individual, sino de la especie.

Y así concluyo con el grupo chicano mexicano, los Molotov:

“Voto Latino de entre las masas
voto latino para la
igualdad de razas.

Pinta tu madre patria de colores so you can´t tell
the difference entre los
others.
Que sentirías si cae junto a ti
una hermana que cantó una "Rebel Melody"
asesinos yeah es lo que son la
única raza que odio de corazón.

Voto Latino de entre las masas
voto latino para la
igualdad de razas.”

04 octubre 2006

El "caso Consejo de Seguridad"

A raíz de las discusiones que se han generado en Chile por parte de la clase política, pues la ciudadanía poco o nada es consultada para estas materias, en torno a si el Gobierno debiera votar por Venezuela para ocupar un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU, se han desatado las pulsiones más íntimas de muchos actores, abriéndose a la luz una serie de argumentos variopintos condimentados con sabrosas descalificaciones que nos llevan a preguntarnos si estamos efectivamente ante un foro político o en medio de una comedia de equivocaciones de Moliére. Esto constituye un verdadero caso clínico, el “caso Consejo de Seguridad”.

Si bien muchos de nuestros políticos nos tienen acostumbrados a una serie de inconsistencias, lo curioso del cuadro actual es que uno como simple ciudadano atento, que espera señales claras de parte de la oferta política existente para adoptar una posición de simpatía o rechazo ante las distintas alternativas, no sabe si debe romper en carcajadas o echarse a llorar, pues el grado de confusión es tal que el debate no se da ya entre las alianzas que se identifican con la oposición y el oficialismo, sino que es al interior de un mismo partido, que toca además que es el de Gobierno, donde se exhiben públicamente todas las opciones posibles de asumir ante esta coyuntura, esto es, de apoyo, abstención y rechazo a Venezuela. En este escenario no toca más que compadecer a la Presidenta que parece tener que gobernar con el irreversible designio de quedar siempre mal con algún sector de su propio partido cualquiera sean las decisiones que adopte.

Esta comedia, sin embargo, no es de estilo puro, pues posee varios componentes que la acercan más al melodrama propio de las telenovelas de tipo, vaya coincidencia, venezolanas, con la clásica guagua que por hacer evidente una verdad sabida por todos es reprimida por incómoda. Más allá de los márgenes de lo que debe o no decir un diplomático, algo de este folclor de los teledramas pudimos observar en la tajante y un tanto histérica solicitud de retiro del embajador bolivariano por parte de algunos políticos criollos que, sin enfrentar el contenido de verdad de por lo él dicho, pues el apoyo inicial de la Democracia Cristiana al Golpe militar –salvo heroicas excepciones como Don Bernardo Leighton- es un amargo factum histórico, lograron finalmente que el representante venezolano fuese removido de su cargo, perdiéndose con su verdad, como suele ocurrir con las guaguas de las teleseries para que la frágil unión de los personajes pueda seguir operando sin sobresaltos.

Otro rasgo tragicómico del “caso Consejo de Seguridad” son los intempestivos boomerangs que han arrojado algunos parlamentarios progresistas al verter ácidas críticas y descalificaciones acerca de la política interna venezolana, reproduciendo con este gesto exactamente la aparente misma causal por la que se solicitó el retiro del embajador. En efecto, de pronto nos enteramos que el antes cercano Chávez, con cuyo apoyo se hizo efectiva la elección, a contrapelo de Estados Unidos, del socialista chileno José Miguel Insulza para presidir la OEA, no es en realidad alguien en quien confiar, pues en palabras del también socialista Fulvio Rossi, se trata de un líder que no puede ser calificado como socialista y democrático por saludar a gobiernos autoritarios, como el de Bielorrusia, y es responsable de crear con sus discursos “incendiarios” un clima hostil que merma los esfuerzos de los líderes mundiales que buscan la mejor convivencia entre los pueblos. Frente a tal clarividencia cabe preguntarse porqué se aceptó y celebró en su oportunidad el apoyo de Chávez a la causa chilena para asegurar los votos decisivos de la Comunidad del Caribe. Cabe interrogarse además de si establecer relaciones comerciales con otros países que tienen un diseño de gobierno distinto al nuestro constituye un impedimento para ser calificado de “socialista y democrático”, ¿en qué se convierte el gobierno chileno cuando está concretando los últimos detalles de un TLC con China y comercia sin mayor cargo de conciencia con Estados Unidos que está a punto de legalizar la tortura, desconoce el Tribunal Penal Internacional y tiene una política exterior probadamente agresiva?

Esta trama, sin embargo, que uno desearía tuviera un imprevisto final feliz, no piensa terminar aún. Como en esas series eternas que por razones de buen rating se le van agregando nuevos personajes que intervienen a último minuto, han emergido los “críticos de los críticos” a la opción venezolana, con algunos ingredientes que dotan a esta comedia de un toque lamentablemente más dantesco que divino. Como es sabido, Isabel Allende es una de los tres diputados socialistas que ha manifestado públicamente su desapego por la opción chavista por el Consejo de Seguridad. Gatillado por lo anterior desde el seno de su mismo partido se han hecho oír un conjunto de comprensibles llamados a hacer respetar la decisión del Consejo General del PS que resolvió apoyar la candidatura venezolana, lo que resulta normal en una organización que por, imaginamos, precisamente su carácter “socialista y democrática”, debe ser un ejemplo a la hora de acatar la voluntad de las mayorías y no incurrir en el autoritarismo que critica Rossi. Hasta ahí todo bien, pero la izquierda chilena, por moderna que trate de aparecer, por desgracia comparte aún ciertos vicios de la cultura inquisitorial que la caracterizó durante un buen tiempo en el siglo XX. Así hemos podido ver por los medios cómo destacados militantes socialistas claman porque se sancione a los diputados disidentes, al extremo de aseverar que las declaraciones de la diputada Allende “ensucian el apellido de su padre”.

De este modo, cuando todos pensábamos que el tiempo de las verdades reveladas había terminado, ocurre que existen algunos políticos que son capaces de entrar en contacto con la voluntad de personas muertas, y extraer de esa experiencia religiosa firmes pautas de evaluación de acuerdo a las cuales se puede diagnosticar si un hijo o hija se ajusta o no a la esencia de su apellido, si marcha por el camino que su padre muerto hubiese elegido ante tal o cual contingencia que no le tocó vivir, o bien lo ha traicionado por sus decisiones soberanas, manchando con sus pérfidos actos lo que antes era inmaculado. Más allá de que la posición de la diputada Allende sea compartida o no, creía suponer que el socialismo moderno es capaz de distinguir entre padres e hijos, entre sus estructuras de personalidad y condiciones socioculturales que permean a cada uno y le hacen ser el ser singular que es, para medir sus acciones de acuerdo a sus respectivas realidades, promesas dadas, etcétera, sin necesidad de acudir a las líneas de parentesco, linaje o adn. Me imagino también que la diputada no fue electa como tal y sacó la segunda mayoría en las elecciones del PS por llevar el apellido que lleva, sino por razones positivas que tendrán que ver con su capacidad de liderazgo, trabajo en equipo, conocimiento, en fin. Supongo.

Y como en toda comedia suele haber un ciego, un loco o un borrachito que dice fuera de contexto sus verdades sin que se lo pidan y sin argumentarlas, aprovecho de señalar las mías por si las moscas: Votemos por Venezuela para el Consejo de Seguridad de la ONU y mar para Bolivia. ¿Alguien más?

- Publicado en La Nación como "Comedia sin final" 06/10/2006

- ¿Qué es el Consejo de Seguridad?

02 octubre 2006

Feliz cumple hermanita


Ameriquilla, llegaste a las tres décadas. Mujer hecha y derecha, con dos hermosos retoños a quienes diste vida y acompañas en su crecimiento, qué increíble que no sea capaz de verte sino como mi hermanita de seis años de edad! Cuánto no hemos vivido juntos sangre de mi sangre, gota del universo que compartimos el mismo adn, genético e histórico social.

Ame hermosa ¿recuerdas aquel lejano juramento que nos hicimos cuando papá y mamá estaban separándose y parte de la separación de bienes también incluía la posible separación de nosotros, yo con papá y tu con mamá? Nos tomamos de las manos, besamos una cadenita que me había regalado papá, y juramos que jamás dejaríamos que nos pusieran en la decisión de decidir con quien quedarnos, que solo nos teníamos a nosotros dos, que el resto del mundo hiciera lo que quisiera.

Para el día de la independencia de Hungría en el exilio íbamos cuando eras pequeñita a ver los fuegos artificiales sobre el Danuvio, pero ya no los podías disfrutar, esos sonidos te traían otras cosas a la memoria, y llorabas sin poder comunicarnos lo que ocurría. No tenías lenguaje para hacer comparecer a la historia esa huella que te quedó luego del balazo que oiste en el vientre de mamá, cuando detuvieron a papá en la calle precisamente hace 30 años atrás. Un latigazo amplificado que no pudiste descifrar en lo que sería tu memoria intrauterina.

Sin embargo, eres unas de las personas más amables y encantadoras, dulces y llenas de vida que podremos jamás conocer. Con tus rulos largos, la quena abriendo al aire melodías a borbotones, y esa mirada profunda, tan de papá. Una madre y amiga para todos y todas, del conocido y de quien ni sabes su nombre. Como el abuelo Manuel, en la calle te sientes en tu elemento, libre. Nunca soportaste mucho los colegios, los uniformes, la disciplina sin contenido.

Recuerdo cuando, por ser hija de Manuel Guerrero, en Suecia muchos chilenos suponían que, adolescente, debías poseer una formación militante de izquierda a toda prueba. Te mostraron un afiche que estaba colgado en una pared donde un hombre calvo y de barbilla de chivo se dirigía a unas masas que lo escuchaban entre banderas. "¿Quién es él?" te preguntaron y tú con sinceridad y toda seguridad respondiste que era Arturo Prat. Todos quedaron petrificados por tamaño sacrilegio y yo no pude contener una fuerte y feliz carcajada que creo que hasta papá pudo escuchar donde quiera que esté: se trataba de Lenin.

En otra ocasión, ya mayores, cuando habíamos retornado a Chile y queríamos ir a Maipú, a la casa de los abuelos, acordamos que yo iba a parar una micro a mitad de una calle y tú debías consultarle al conductor si era la correcta. Así hice, la micro se detuvo, el chofer abrió la puerta y ambos nos quedamos esperando que hicieras la consulta. Pero tú de pronto habías olvidado los nombres de las calles, los puntos cardinales y todas las referencias que para el resto de los humanos nos hace fácil la comunicación rutinaria. El chofer impaciente prácticamente nos gritó que si subiríamos o no a su máquina, y tú por fin le preguntaste: "¿Pasa por Avenida Pío Pío?". El chofer se quedó atónito porque no vió ánimo de joder en tus ojos y yo casi me orino de la risa pues la avenida se llama Pajaritos.

Ay Ameriquilla, no hay como tú en este mundo. Cumpliste los 30 y eres tú la que me envía desde Suecia, donde te quedaste, regalos: una hermosa bolsa de género como para comprar el pan confeccionada por tí, que lleva en cada mango una inscripción bordada con tu letra caótica que dice "hermanito, para que vayamos tomados de la mano".

Te amo con toda mi alma hermosa América. Eres auténtica y bella, buena y eternamente niña. Soy tu hermano mayor pero en realidad soy tu fans número uno, por tí he aprendido muchas cosas de la vida, y siempre me sorprendes con detalles que me sacan del ritmo maquínico en que solemos caer muchas veces. Disfruto cada uno de los pocos momentos en que podemos coincidir por la distancia. Y tus hijos van por tu mismo camino lo que me llena de optimismo por ese mundo más feliz que siempre será el cielo hacia el cual no me cansaré jamás de mirar, buscar y perseguir. En tí ya tengo la escalera que siempre me eleva más alto. Feliz cumple hermanita, recibe esta fotito que rescaté en que disfrutamos de la risa con el papá y tu casi saliéndote del marco de la foto. Y muchos, muchos árboles que ríen con nosotros.

25 septiembre 2006

Gracias por la danza


Acaba de fallecer el coreógrafo chileno Patricio Bunster. Una de las personas más vitales, brillantes, exigentes y comprometidas que he tenido la oportunidad de conocer. Su carisma, amor por su actividad y profundidad de mirada era tal que estuve a punto de abandonar la carrera de sociología y cambiarme a danza luego de las múltiples conversaciones que sostuvimos en torno a la contingencia politica, el arte y, claro, la fuerza transformadora de los sujetos, individuales y colectivos, cuando entran en contacto con la danza.

Acá va mi breve y apurado homenaje al Maestro Patricio Bunster.
Un abrazo, Manuel.
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GRACIAS POR LA DANZA

En nuestros tiempos “post” se ha diagnosticado el “fin de la historia” como el término de la posibilidad de generar proyectos colectivos de emancipación. Qué visión más sospechosamente conveniente para las políticas individualistas neoliberales que requieren del olvido social para operar sin contrapeso. Y qué dictamen más lejano de las reales posibilidades que tienen los pueblos para crear mayores espacios de libertad e igualdad. Baste como medio de prueba un solo ejemplo de vida que encarna esta potencia realizadora de la humanidad: Patricio Bunster.

En la cuarta década del siglo XX, Patricio cursaba cuarto año de Arquitectura. Sin embargo, el impacto que le provocó ver la actuación del Ballet de Kurt Jooss fue de tal magnitud, que decidió dar un giro a su vida, convirtiéndose en uno de los primeros estudiantes de la Escuela de Danza en Chile. Fundado el Ballet Nacional Chileno en 1945, Patricio se desempeñó como solista en múltiples obras, como Coppelia, Rey Dosselbart, Leyenda de José, Gran Ciudad, Baile en Antigua Viena, La Mesa Verde y Juventud. En 1951 fue solista además del Ballet de Jooss y bailó en Alemania, Bélgica, Holanda, Suiza e Islas Británicas. Luego, siguió estudios intensivos en Londres con el maestro de la danza moderna, Sigurd Leeder.

En 1954 regresó a Chile y asumió como solista y subdirector del Ballet Nacional, hasta 1964, aportando con sus propias coreografías a la danza nacional: Bastián y Bastiana, Calaucán, Surazo, Capicúa 7/4, Amatorias, Uka Ara, La Silla Vacía, Catrala Desciende, Los Siete Estados, Aurora, Las Tres Caras de la Luna y Vindicación de la Primavera. Participó activamente en la Reforma Universitaria democratizando la Escuela de Danza de la Universidad de Chile, donde fue elegido por académicos y estudiantes como su Director.

El diseño formativo de Patricio era inédito para la danza, pues su plan de estudios contemplaba una etapa preparatoria a nivel de las comunas del país, seguida de una etapa básica común de tres años en la Escuela, que culminaba con un período de especialización conducente al título de Instructor, Profesor, Bailarín, Coreógrafo o Especialista en Notación. Patricio vinculaba, además, el Taller Coreográfico con las giras nacionales, lo que permitía la inserción rápida de la creación artística de punta en la realidad y el público nacional. De este modo se generaron diversas obras de Hilda Riveros, Rob Struyf, Joachim Frowin, entre otros, y del propio Patricio, que las creaba para el Ballet Popular que fundara Joan Turner, viuda de Víctor Jara, y quien fuera su compañera durante años.

Producido el golpe militar Patricio salió al exilio a la República Democrática Alemana, donde trabajó hasta 1985 como profesor de danza moderna y coreógrafo en la Escuela Palucca de la ciudad de Dresden y como director de movimiento de montajes teatrales. De aquella época son sus coreografías A pesar de todo, Tui Sum, Saludo para Amadeo, Porque tenemos sólo una vida y Relumbrará su sombra, que se estrenó en el Ballet de la Opera Cómica de Berlín. Por su labor docente y creativa recibió innumerables distinciones, siendo elegido en 1984 miembro correspondiente de la Academia de las Artes de Berlín. Trabajó como coreógrafo invitado en el Ballet Nacional de Cuba, en el grupo de Danza de la UNAM de México, en Noruega y Costa Rica, y dictó cursos en Alemania Federal y en el Laban Centre de Londres.

Apenas la dictadura levantó en 1985 la prohibición para su regreso, Patricio, junto a la maestra Joan Turner, fundó el Centro de Danza Espiral, donde retomó la formación de Intérpretes, Coreógrafos y Profesores de Danza, así como la difusión de la danza a los sectores marginados de la sociedad. Su labor creativa no la interrumpió a pesar de ser un octogenario y a partir de 1988 participó como actor de reparto en numerosos filmes nacionales, siendo memorables sus roles en La Frontera, Sub Terra y El Chacotero Sentimental.

En 1995 recibió el Premio Municipal de Arte, en 1996 diseñó la carrera de danza de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano siendo su Director desde entonces, y en 1997 fue condecorado con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral en el Grado de Oficial. En 1998 fue elegido Miembro Correspondiente de la Academia de las Artes de Sajonia y el 2004 obtuvo el Premio Altazor.

Contagiado por su carisma fui uno de los tantos que tomó cursos de danza en el Espiral. Ahí pude sentir el goce del movimiento, de la coordinación de individualidades que logran conformar un todo organizado y armónico. En ocasiones lo acompañé a establecimientos educacionales populares y pude comprobar la transformación en acto del mundo de la vida de aquellos niños y jóvenes al entrar en contacto con la danza y cómo ésta resulta clave para la conformación de la memoria colectiva, esencial para la constitución de sujetos de cambio que, para llegar a ser tales, deben dotarse de un “nosotros” que les permita salir del desánimo y la amargura de quien ha terminado por creer que está sólo en el mundo.

Recientemente nos hemos enterado de tu fallecimiento. Pero el amor a la humanidad que entregaste no tiene punto de término. Con personas como tú la historia de las sociedades siempre se movilizará hacia nuevos horizontes y ya vemos como tus coreografías son bailadas por otras generaciones que construyen ese mundo común en que todos y todas llegaremos a ser auténticamente libres e iguales. Gracias Patricio por guiar nuestros pasos. Gracias por la danza.

Archivo de la columna en La Nación (pdf)
Sobre El Espiral y Patricio (pdf)

04 septiembre 2006

Un día para recordar

Columna publicada hoy en el diario La Nación, que escribí a propósito de la promulgación del 30 de agosto como Día Nacional del Detenido Desaparecido.

Saludos, Manuel.
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Un día para recordar

“Herido de bala, con la vista vendada, las manos esposadas a la espalda y la angustia dentro, me ordenaron bajar. Después del camino de tierra, el vehículo ingresó a un lugar campestre, traspasando un gran portón de fierro, arrastrándome retrocedí. El roce del cuerpo por el piso ahondó el dolor. Dificultosamente me paré. Giraba todo alrededor. Sentí que estaba en medio de un remolino que me volteaba. Las piernas eran de plomo. Parado en ese lugar, a oscuras y maniatado, la soledad comenzó a hacerse patente.

“‘Camina, huevón’. Avancé a ciegas y caí desvanecido. Recobré los sentidos. Me pararon y empujaron. Di algunos pasos, me sostenían por los brazos. ‘Entra’. Caminé y la cabeza se estrelló contra un muro. El dolor fue intenso. ‘Tenís que agacharte, tonto huevón’. Lo hice. Había olor a limpio. Captaba espacios amplios. Seguimos avanzando. Trastabillaba, tropezaba, caía.

“Cada golpe provocaba la hilaridad de los verdugos. ‘Baja’. Calculé una escala y el paso para un escalón. Estrepitosamente caí. El cemento de la escala golpeó mi cuerpo. Por fortuna era corta. Entramos en una sala como gimnasio. Las voces retumbaban. Existía agitación, movimiento, varios hombres y mujeres hablaban. Una radio sintonizada tocaba fuerte. Era música de supermercados, como llamaba a esas melodías un amigo. Entre disco y disco, daba mensajes de la Junta invitando a incorporarse a la reconstrucción nacional. Me sentí torpe y voluminoso.

“Esperaba. Nadie decía nada. Parecía que se habían olvidado de mí. Pasaron los minutos; la debilidad aumentaba. La boca la sentía enorme y áspera. Quería dejarme caer. No lo hice. Fueron momentos de duda, pensaba: si hago tal cosa puede resultar esto o aquello. La expectativa era dramática. Como en diferentes ocasiones anhelé abrir los ojos y encontrarme en otro lugar.

“Aguardé el golpe que podía venir. ‘Sáquenle la ropa’. Abrieron las esposas, me sobé las muñecas. Me empezaron a sacar la ropa. Seguí con la vista vendada. Fui empujado hasta el borde de una tarima, camastro liso o mesa. ‘Súbete’. Con trabajo lo hice. Quedé tendido de espalda. Desnudo, con los ojos vendados, acostado sobre una cubierta fría y dura -como de latón o baldosas- terriblemente dolido, mi angustia se desbordó. A pesar de mi oposición, las lágrimas rodaban por las mejillas. El cuerpo brincaba, me estremecía.

“Recordé el bolsón escolar de mi hijo. Debían estar examinándolo, abriendo sus forros y tapas. En la orfandad renació la ira. Balbuceé las primeras palabras después de la agresión: ‘Ahí tienen lo que buscan, los cuadernos de mi hijo les van a servir harto’. Un golpe de puño, seco, recibí en la herida. ‘Cuenta ahora, concha de tu madre’. Grité de dolor. Mordiendo las palabras contesté preguntando. ‘¿Qué quieren que les cuente?’. ‘Todo pu’s huevón’. ‘No tengo nada que contar’. Esperé otro golpe. Llegó y fue más violento. Del pelo a los pies me sobrecogió el dolor. La herida manaba más sangre.

“‘Vos creí que somos aprendices, hijo de puta, si te buscamos fue por algo. Si querí tirarte a choro te vai cortado. Por lo demás, ya estái harto cagao’. Otra vez me dejaron. Algunos se alejaron y a otros los supuse al lado. Reían, bebían café, hablaban de la OEA mofándose de las discusiones sobre los derechos humanos. ‘Eso es puro hueveo, igual hacemos lo que queremos…’”.

Hasta ahí el relato de un joven profesor normalista que fue secuestrado por agentes del Estado, cuando de la mano de su esposa embarazada iba a recoger a su hijo de seis años para llevarlo al colegio en 1976. El testimonio es sólo un fragmento de la pesadilla que vivieron miles de personas que, en virtud de su compromiso con llevar a la práctica cambios sociales que beneficiaran a las clases trabajadoras, fueron convertidos en detenidos desaparecidos en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Pues más allá de lo que puedan decir las retóricas que semantizan los golpes militares como “descarríos de la historia”, lo cierto es que las torturas, ejecuciones y desaparición forzada de personas fue el modo racionalmente planificado en que las Fuerzas Armadas y de Orden, impulsadas por sectores de las clases pudientes y el Gobierno estadounidense, pusieron violentamente fin a proyectos de sociedad de contenido democrático populares.

Por ello a nadie debiera extrañar que quienes engrosan las listas de las víctimas de las dictaduras sean obreros, campesinos, indígenas, empleados, profesionales, pequeños y medianos empresarios, mujeres y jóvenes, que son los sectores sociales eternamente postergados por las políticas de modernización capitalista en América Latina.

No hay forma de devolverlos a la vida, pero en un acto de mínima justicia, desde este año contamos con el Día Nacional del Detenido Desaparecido, en que el país oficialmente recordará lo que son capaces de hacer nuestras Fuerzas Armadas y de Orden cuando son socializadas en las lógicas del enemigo interno, la intolerancia y el clasismo. Recordaremos además los límites que debemos poner ante la injerencia extranjera cada vez que se vea afectado nuestro derecho a la autodeterminación. Pero, lo más importante, contamos con un día en que, apoyados sobre el firme soporte que nos brinda la memoria colectiva, reafirmaremos el compromiso con la causa de la democracia y la justicia social, forma en que estoy seguro quisiera ser recordado aquel joven profesor que no pudo entregarme el bolsón escolar esa mañana de 1976. No te preocupes papá, no necesito mis cuadernos. La lección ya está aprendida.

26 agosto 2006

Prestos corren





Veloces se arrojan
a los medios prestos
corren los voceros
a vocear y evitar
la caída
no del pelo
sino de la Nación misma, pues
Camilo habló.
Demasiado.

A redactar una disculpa,
cuidemos el lenguaje
la casa del Ser debe ser
controlada autocontrólate
Camilo no seas in,
continente nada
de terminar antes de
tiempo nada
como pez aguanta
bajo el agua es mejor
así hombre come, cómo
se te pudo pasar que
no les gusta que les llamen
que los nombren
por su nombre.

Vayavayavaya
distracción distraigamos
pongamos paños
fríos hay que estar,
no te desconcertes
ni calientes la figura
o razón social de las empresas no es asunto
tuyo pastelero
no olvides el acuerdo
Marco.

Marca,
sigamos marcando el paso
no vaya a ser que
tus carriles nos descarrilen
nos puedes quemar el ojo
con el pasado
que acecha,
de lo que no se puede hablar
mejor guardar silencio
en la corte o en Palacio
dirige a brazo partido tu Partido
sin partir, ni quebrar.

Huevos, Camilo
recuerda,
la alegría ya vino
queremos tomar e ir por la quinta ronda, sí!
Güija! Canta muchacho canta,
de eso te acordarás acuérdate
Septiembre,
tiqui tiqui tí no lo olvides, los martes
carne a la parrilla
eléctrica por cantar una plegaria
al labrador.

Epa! No insistas
que son sensibles, ponen la música
pueden explotar de Golpe
como pompas de jabón.

Camilo,
seamos buenos muchachos
concéntrate
concertate.
No los llames
chupasangre
vampiros
en La Habana
era buena esa película, no?

Mientras,
el Salvador inmortal ríe.
Allende Los Andes bautiza crudo.
Acá en el Sur la Escondida
no se esconde. Prestos
corren pingüinos y pescadores.
Nos hacen oir
cómo la Mar se yesa.

Manuel Guerrero Antequera

(información de contexto que motivó
el poema aquí
)

22 agosto 2006

Vuelvo, vida vuelvo... a estudiar!


Mis queridos y queridas disculpen la ausencia... Acá va en parte la explicación de ello: Nuevamente vuelvo a clases! Como decía Lenin citando a Dantón: "estudiar, estudiar y nuevamente estudiar".

A continuación el recorte de prensa que ilustra un poco de qué se trata:

Agosto 2006
Inicio del único Doctorado en Sociología en Chile en la Universidad Alberto Hurtado

El pasado lunes 7 de agosto se dio inicio al único doctorado de sociología que existe en nuestro país. El programa cuenta con seis alumnos, se realizará todos los miércoles en la tarde, y tendrá una duración de cuatro años.

"Tengo la convicción de que la sociología tiene una profunda deuda con la sociedad chilena, y espero que este estudio resulte de utilidad para la transformación de las condiciones de vida del conjunto de chilenos y chilenas” dijo Manuel Guerrero, sociólogo de la Universidad de Chile y alumno del doctorado. Para él, "esta propuesta de la Universidad Alberto Hurtado resulta muy atractiva, desafiante y nos coloca ante una gran responsabilidad, que los nuevos doctorandos esperamos estar a la altura de cumplir”.

Daniel Chernilo, es docente de la carrera de sociología y coordinador académico del doctorado. Desde su perspectiva, la razón del porqué existe un solo doctorado de la disciplina en nuestro país sería porque recién ahora “es posible tener una masa crítica de doctores que permita levantar un programa de este tipo”.

“Ya sé qué esperar de esta universidad” expresó Patricio Miranda, licenciado en Educación Matemática y Computación y alumno del doctorado, quien además destacó la “solvencia académica e institucional, un debate intelectual riguroso, y una preocupación por lo social que no se complace en la sola descripción, explicación y comprensión de los fenómenos sociales, sino que busca generar un pensamiento que incida en la configuración del espacio público”.

cariños,
Manolo.

18 julio 2006

Te alcancé papá

Bueno, llegó el momento querido papá. Finalmente te alcancé y hoy cumplo 36 añitos, los mismos que tú tenías la última vez que te besé. Y por supuesto los celebro junto a ti, a través de esta realidad virtual que nos facilitan las nuevas tecnologías que no alcanzaste a usar. Estás conmigo querido viejo, en mis compromisos y decisiones, pero por sobre todo en mis constantes dudas y cavilaciones, en esa búsqueda sin fin que a través de ti llegó a mí desde el eco de la existencia de tu abuelo Manuel Jesús, de mi abuelo, tu padre, Manuel. Me siento parte de tu linaje querido padre, viviendo en un mundo muy confuso, donde las distinciones no son claras, y donde cada paso que uno da genera adhesión, irritación o simple indiferencia en quienes te conocen y me conocen.

¿Voy por tu misma senda? Yo creo que sí, aunque otros espectadores piensan que no, que prácticamente me he apartado de tu legado. ¿Pero cuál es ese legado querido papá? A mi me ha tomado tiempo asirlo, aunque siempre lo vi en tus húmedos ojos, en tu risa fresca, en tus caricias y enojos. Para mí ya es una categoría que debe estar al centro de la política que nos constituye, y que hemos de poner como horizonte de nuestro permanente quehacer, en cualquier ámbito de la vida: el amor. Ese es tu legado, como de tantos otros, pero yo conozco el tuyo y, con propiedad, creo haberlo vivido, compartido, disfrutado, y ahora deseo proyectarlo en cada escrito, intervención, entrega.

No eres mi héroe, viejo querido, eres mucho más que eso; eres mi padre, mi pan del que me alimento, mi certeza calma que me da fortaleza para persistir. Eres un rayado de cancha existencial, que distingue a los actos buenos de los malos, independientemente de donde vengan. Y es por eso que hemos de ser flexibles, siempre, en hacer alianzas, de buscar estrechar lazos con todos y todas, porque en cada uno palpita el ser humano, que podrá estar enajenado, alienado, vuelto máquina o fascista, rojo, café, negro o blanco, pero el ser humano está ahí, no tengo duda, pugnando, luchando en cada cuerpo su propia batalla. Incluso en los asesinos, querido padre. Constatación que no exime de responsabilidad a nadie, y que todos los que han atentado contra su pueblo que sean castigados con juicios justos y que cumplan sus penas.

Pero eso tiene que ver más con el orden social y el necesario estado de derecho y de justicia que no pararemos de exigir, pero hay una dimensión que es más profunda y que tú me la mostraste, o al menos fue lo que yo leí como tu mayor entrega a mí: detrás de cada piel hay un hombre, mujer o niño que puede llegar a sonreír y encontrarse contigo, con cualquiera y ser uno en la pluralidad. Y por eso tenemos esperanza en la emancipación. Me lo mostraste a los seis años, cuando luego de haberte rescatado de las garras del Comando Conjunto tuvimos que salir raudos del país al exilio y el avión hizo una escala en algún país africano. Bajamos al aeropuerto mientras cargaban combustible y en el hall había un puesto de venta de artículos de recuerdo tallados en madera y quien los vendía era un ser delgado, altísimo y de tez negra. Me llevaste a él. El africano nos sonrió y me tendió su mano para que se la estrechara. Yo nunca antes había visto a una persona de color distinta al mío. Desconfiado no me atreví a aceptar la invitación. Tú no me retaste ni sermoneaste, sino que sonreíste con infinita humanidad, le guiñaste un ojo a este vendedor desconocido y se estrecharon la mano como viejos amigos. Y él volvió a extenderme su para mí enorme mano. Lo miré fijo a los ojos y le di la mía, que él recibió suave. Inmediatamente me solté y revisé si la palma de mi mano se había puesto negra. Ambos rieron estrenduosamente y yo corrí donde mamá a contarle que tenía un nuevo amigo y que fuera darle también su mano... Ay, papito... Fue la mejor lección de Internacionalismo Proletario que tuve jamás.

Ahí estaba el "ser genérico" del que nos habla con tanta dulzura Marx en sus Manuscritos Económico Filosóficos de 1844... ¿Tuviste oportunidad de leerlos alguna vez? ¿Sabes que Lenin no alcanzó a conocerlos porque recién se descubrieron en 1932 y el murió el '24? Si los hubiese leído tal vez algo podría haber afectado su visión de la política revolucionaria y del modo en que se construye una sociedad mejor. ¡Si somos todos lo mismo! ¡Seres humanos, carajo, que estamos divididos y enfrentados por sistemas sociales injustos, inhumanos, que nosotros mismos mantenemos y reproducimos! Alcancé a vivir contigo apenas 14 añitos, pero fue tanto lo que me entregaste. Me abriste a un mundo maravilloso de amor a la humanidad y de lucha permanente para salir de la barbarie. Algunos critican esa lógica de vida de entrega máxima a una causa, como "totalizante"... si supieran que fue precisamente la entrega y el cariño incondicional a los propios y a los ajenos los que te dieron fortaleza para aguantar el escarnio, la injusticia, el encierro, la tortura, el exilio, la clandestinidad... Lo que en la jerga de tu generación llamaban "solidez ideológica", que no tiene que ver con el dogmatismo, sino con la adhesión a valores morales que te permiten ver por debajo de las injusticias, y saber que lo que hay que liberar es al ser humano de sus cadenas, cualquiera que sean éstas, para que tenga la posibilidad de desplegar sus potencialidades creadoras en lo que quiera, y no esté obligado a estar lavando las ventanas de autos ajenos por migajas para sobrevivir, cuando en su esencia es un eximio guitarrista, poeta, constructor, ingeniero, pero que no tiene tiempo ni recursos para llegar a ser lo que es...

Me acuerdo papá, cuando ya entrando en la adolescencia e inquieto por tener mi primera relación sexual con una mujer te consulté si habías ido alguna vez a un prostíbulo. Con toda tranquilidad me respondiste que sí, que cuando estudiante de profesor normalista y que en el exilio, pero que nunca pudiste acostarte con una prostituta porque te daba pena ver a las mujeres en esa condición -que hoy llamaríamos "de objeto"-, y que solo atinabas a conversar con ellas y saber si tenían familia, si estaban organizadas, y en qué medida se podían liberar de la dependencia de sus cafiches y chulos que las explotaban... No tengo ninguna duda que fue así. Eres de esa generación maravillosa que no hablaba del hombre nuevo, sino que intentaba serlo, a cada instante, en cada acto. Cometiste, claro, muchos errores, y cómo quisiera que hoy estuvieras junto a mi, a mi señora y tres hijas, para abrazar a tu hijo Manuel de 36 años, que frente a ti continuará siendo un eterno niño que aprende, aprende, aprende, lucha, y ama. ¡Feliz cumpleaños Manolito! Gracias papá, te adoro.

Publicado en La Nación el 21/07/2006

21 junio 2006

Autoridad sí, violencia no

Comparto con ustedes la siguiente columna de opinión que escribí y que fue publicada hoy Miércoles 21 de junio de 2006 en el diario La Nación, en la sección Tribuna.
un abrazo,
Manuel.
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TRIBUNA
“Autoridad sí, violencia no”

El poder jamás surge de la violencia, sino que emana del hecho de que personas se junten y procedan para lograr un propósito común. Es la concertación de hombres y mujeres lo que le resulta consustancial al poder, no la violencia.

Manuel Guerrero Antequera

El gobernar en condiciones democráticas pone a sus autoridades en el permanente desafío de valerse del ejercicio del poder de modo tal que éste no se agote en una acción individual, de expertos aislados por ejemplo, sino en generar condiciones que abran paso a la movilización de las capacidades de una pluralidad de personas, por ideas y valores comunes, que es lo que permite, en definitiva, “poder” cambiar la sociedad para mejor. Ser Gobierno democrático implica mucho más que elegir a un Mandatario en un rito que se repite cada cierta cantidad de años. Significa, sobre todo, poner en acto una concepción del poder como una capacidad que no pertenece a ningún individuo en particular, sino a grupos humanos que salen de su esfera particular para, mancomunadamente, emprender nuevos rumbos, ejercicio que debe venir facilitado por la autoridad legítima -el reconocimiento- que han de ganarse día a día quienes gobiernan para conducir, competente y responsablemente, estos procesos de cambio.

En efecto, de modo diferente a lo que a veces se piensa, el poder jamás surge de la violencia, sino que emana del hecho de que personas se junten y procedan concertadamente para lograr un propósito común. Es la concertación de hombres y mujeres -“la unión hace la fuerza”, dice el refrán- lo que le resulta consustancial al poder, no la violencia. Es más, la violencia no es equiparable al poder, porque el dominio por la violencia entra en juego precisamente cuando se está perdiendo poder. Y una vez utilizada la violencia en pos del dominio, su uso cobra su precio tanto en los vencidos como en los vencedores, toda vez que ella implica una crisis de poder, es decir, una en la capacidad para actuar juntos.

El ejemplo más palpable, triste y siniestro de ello fue el Gobierno militar y de la derecha chilena que ejerció sistemáticamente la violencia durante casi dos décadas en nuestro país. Dicho Gobierno fue dictatorial en tanto eliminó el nivel intermedio de la legalidad, volviendo el mandato de Augusto Pinochet en ley, suspendiendo el Estado de derecho e instalando un permanente estado de excepción. Fue, además, autoritario, porque las relaciones de poder que se establecieron prescindieron de los procesos de legitimación previos, destacando el uso de la fuerza, del terrorismo de Estado como el modus operandi principal. Tal régimen fue, a su vez, totalitario, porque mantuvo el monopolio de todas las formas y espacios de ejercicio del poder, imponiendo una ideología oficial incuestionable; una policía secreta terrorista, que combatía a grupos declarados “enemigos de la sociedad”; un monopolio de los medios noticiosos y de información, así como universidades, en manos directamente de los militares o de cuadros de ultraderecha designados, nunca elegidos, entre otros aspectos. Pero aunque resulte extraño decirlo, el régimen pinochetista fue extremadamente débil desde el punto de vista del poder y es por ello que tuvo que recurrir constantemente al uso de la violencia para asegurar su dominio, hasta que fue derrotado precisamente por el poder de las mayorías.

De modo distinto, un Gobierno democrático debe concebir al poder y la violencia como opuestos: donde uno domina falta absolutamente el otro. Como lo señaló alguna vez Hannah Arendt, la violencia aparece donde el poder está en peligro, pero confiada en su propio impulso acaba por hacer desaparecer al poder. Mientras la violencia está vinculada con la amplificación de la potencia humana mediante instrumentos de coacción, el poder debe remitir a la autoridad, que jamás la otorga la violencia, sino la rectitud, el trato justo, la escucha tolerante y la capacidad de actuar juntos compartiendo responsabilidades. Donde se perpetúa la relación amigo-enemigo, precisamente impera la violencia, lo que coarta los espacios de reconocimiento del otro y, por lo tanto, hace desaparecer el poder como capacidad de emprender juntos.

En nuestro Chile actual no cabe duda de que estamos cada vez más lejanos al modo de gobernar del pinochetismo. Prueba de ello nos la dan, por ejemplo, dos eventos recientes que sólo son posibles en democracia y bajo una concepción distinta de poder que el de la dictadura. El primero es el repudio público de la Presidenta de la República a la represión policial contra periodistas y secundarios que se registró durante las pasadas movilizaciones de estudiantes. Lo novedoso del suceso, lamentablemente, no es que se haya reprimido con violencia inusitada a manifestantes y reporteros gráficos, sino la condena abierta y decidida por parte de la principal autoridad del país a tales hechos, que calificó en la ocasión de “exceso, un abuso, una violencia repudiable e injustificable”, con el consecuente relevo de su cargo del prefecto de Fuerzas Especiales de Carabineros, el coronel Osvaldo Jara, debido a la violencia aplicada por efectivos de esa división contra los adolescentes y la prensa. La señal de condena a esta violencia, transmitida por cadena nacional, no es menor y debe ser valorada en toda su magnitud, porque pone una vara distinta para medir públicamente qué se considera tolerable y qué no en democracia en cuanto al uso de la fuerza para las propias instituciones a cargo de velar por el orden público. Ello sólo ha sido posible porque se tiene la convicción de que medidas de este tipo ya cuentan con el respaldo ciudadano que las avalan.

Otra muestra de poder democrático es la elección de Senado Universitario de la nueva Universidad de Chile. Se trata de una instancia triestamental, con participación de académicos, estudiantes y funcionarios, hasta ahora única en el país, que tiene atribuciones para definir las normas internas de la universidad, sus grandes proyectos y sus propuestas al medio nacional. Y este logro se debe, fundamentalmente, a la capacidad de actuar juntos que tuvieron los estudiantes de la Universidad de Chile que en 1997, luego de refundar su federación, presionaron para que se formara la primera comisión de carácter transversal encargada de repensar y generar un nuevo sistema de Gobierno participativo en la casa de Bello. En 1998 y 1999, se comenzó a escribir y se refrendó la propuesta de nuevos estatutos de la universidad, y en octubre de 2002 se eligió un primer grupo de representantes de la comunidad que hicieron la “marcha blanca” del Senado. Finalmente, hace pocos meses, se defendió la propuesta de la comunidad en su decisivo paso por el Congreso y la Contraloría General de la República, hasta que se consiguió su publicación en el “Diario Oficial” como Ley de la República, después de más de nueve años de intenso trabajo colectivo basado en el intercambio de argumentos y la movilización social que, sin necesidad de recurrir a la violencia, evidencian el poder, la capacidad de convocatoria y conducción que tuvieron los estudiantes junto a académicos, funcionarios y autoridades.

Muestras como éstas hay muchas más como también existe una gran cantidad de proyectos colectivos que no han podido resultar exitosos porque, sin duda, a nuestra sociedad aún le falta mucho camino por recorrer para que la acción humana concertada no violenta sea la columna vertebral de nuestro modo de convivencia en democracia. Sin embargo, para avanzar en mejorar las condiciones materiales de existencia de toda nuestra población y asegurar una vida digna para todos, no hay duda de que debemos continuar por el camino que nos muestran las experiencias de avance democrático, aunque tome mayor tiempo y trabajo conquistar mayorías conscientes, organizadas y participativas que producir efectos rápidos y espectaculares a través del uso de la violencia, que está condenada a ser efímera, pues solo porta la ilusión de que ejerce el poder, y como ilusión más temprano que tarde se desvanece irremediablemente en el aire.

13 junio 2006

La nueva batalla de Chile

La culminación exitosa de las jornadas de paros, tomas y movilizaciones que llevaron adelante por cerca de un mes los estudiantes de enseñanza media, organizados en torno a la Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios, implica un triunfo no sólo para este nuevo actor social que ha emergido a la arena de la política nacional -la generación de estudiantes nacidos y formados durante la postdictadura- sino para el conjunto de la nación.

Si bien son varios los logros alcanzados, tal vez uno de los más significativos es que la “revolución pingüina” logró poner en crisis lo que en nuestra democracia queda de dictadura militar en el ámbito del sentido común desde el cual las personas nos representamos a nosotros mismos y a nuestra relación con el mundo.

Como es conocido, la dictadura no ejerció solamente violencia y represión, sino toda una operación hegemónica de carácter cultural. Al servicio de su proyecto ordenador de corte fascista, hizo circular un discurso ideológico específico, basado en relecturas y desplazamientos de la historia de Chile, a partir de la doctrina de seguridad nacional, el rescate de la democracia autoritaria, junto a elementos propios del fascismo clásico como el rol del conductor y la raza, y una desfiguración del catolicismo.

El discurso ideológico, sin embargo, no se agotó en estos elementos, porque se trató de instalar “nuevos elementos” en el campo de juego. Este nuevo elemento tuvo que ver con la exaltación del mercado como mecanismo autorregulador de todas las esferas de lo social. Este fue el golpe verdadero a los señores políticos: “Ustedes no sólo no existen; los estamos eliminando físicamente, sino que, además, ya no tienen razón de ser”.

Desde este discurso, el espacio público y la política se volvieron innecesarios una vez que el mercado es el que regula de manera natural la economía y el conjunto de las relaciones sociales. La democracia representativa, por tanto, apareció como una “ficción” democrática, que sólo daba lugar a la tiranía de los políticos. El Estado debía jugar un rol subsidiario, de apoyo al libre desarrollo del mercado, ser su guardián protector, reduciéndose la democracia a la libertad de consumir.

Lo fundamental de esta operación hegemónica fue hacer desaparecer, en lo posible, el espacio de la democracia que advino al momento de caer la dictadura, como un régimen de vida político público, es decir, colectivo, instalando en su lugar un sentido común que sirviera de base de sustentación y reproducción del modelo económico neoliberal. Este sentido común contiene una fuerte propensión al pesimismo en casi todo lo relacionado a iniciativas colectivas y había funcionado, hasta la emergencia rotunda de este movimiento estudiantil, como una matriz atomizante de lo social, teniendo por efecto la individualización de las relaciones y los hechos.

Por esto, no parece exagerado sindicar al movimiento estudiantil secundario desplegado en las últimas semanas como uno de carácter emancipatorio, por cuanto fue capaz de poner en cuestión, con entusiasmo y creatividad, dicho marco de dominación al cual parecíamos estar todos condenados a reproducir eternamente, bajo las égidas del individualismo egoísta, la negación del otro, y la internalización de patrones cognitivos y afectivos que incorporan la subordinación, la jerarquía y la subalternidad en nuestra constitución como sujetos.

Liberándose de este marco normativo ad hoc a la lógica de un mercado de consumidores fragmentados, el movimiento social que pudimos observar se caracterizó por exhibir, en un contexto de pluralidad de sensibilidades políticas, socioeconómicas, geográficas y étnicas, valores compartidos y solidaridad entre sus miembros; lealtad a las decisiones de la mayoría; un sentido de pertenencia que permite actuar desde el sentimiento de un “nosotros”, así como normas compartidas respecto de la forma de actuar y una división voluntaria del trabajo entre líderes, voceros y bases de apoyo.

Emancipados de las codificaciones de la dictadura, que aún pesa sobre buena parte del mundo adulto nacional, los estudiantes demostraron poseer una gran eficacia simbólica en su esmero por producir procesos de cambio social concretos en el ámbito de la educación, bajo la demanda de modificaciones de normas o valores sociales que se daban por naturales y no construidos socialmente, como que el derecho a la libertad de enseñanza estaría por sobre al derecho a la educación. Al mismo tiempo, fueron capaces de incorporar nuevos valores en la opinión pública que están permitiendo dar lugar a otras formas de definición social de la democracia, ahora sí más ciudadana e inclusiva, hecho que se hace patente en la inédita composición plurisectorial, política y espiritual del Consejo Asesor nombrado por la Presidenta Bachelet.

Si bien algunos mal pensados dicen que su amplio número de miembros está diseñado para que no funcione, la verdad es que existe una esperanza compartida de la mayoría del país de que tal comisión debe arribar en cambios estructurales en el sistema educativo, para que el “crecer con igualdad” no sea solamente un eslogan de campaña, sino una realidad concreta, verificable. Por lo mismo, no es mala la iniciativa de los estudiantes que organismos internacionales de prestigio, como la Unesco, puedan actuar como garantes o acompañantes de lo que ahí se discuta y acuerde, e incluso pudieran realizar una auditoría sobre nuestro sistema educativo para poder triangular las conclusiones consensuadas internamente con una mirada externa e independiente.

En definitiva, como país tenemos mucho que aprender de este movimiento y de la forma en que, como sociedad, lo significamos y acompañamos. Varias de las demandas de los estudiantes, que ojos de las élites -tanto del sistema político formal como de grupos que aprovecharon la oportunidad generada por los estudiantes para hacer su aparición pública- podían parecer inconducentes, dan cuenta que no toda movilización social descansa exclusivamente en cálculos de costos y beneficios, pues el proceso de formación de identidades conlleva también demandas no negociables, que no se pueden medir en términos de ganancias o pérdidas. Ese es el caso, por ejemplo, de las demandas de autonomía y reconocimiento que no todos los grupos exógenos al movimiento estudiantil estuvieron a la altura de captar o aceptar.

En lo que sigue a estas semanas de conmoción nuestra sociedad hará la prueba de la forma en que administrará la relación entre estos actores sociales emergentes y los actores colectivos ya reconocidos, como partidos, gremios, sindicatos y gobierno. No desperdiciemos lo avanzado. En la forma que llevemos adelante los cambios en la educación nos estamos jugando no sólo la integridad y el carácter verdaderamente ciudadano de nuestra democracia, sino la confianza de las nuevas generaciones de que su aporte es valioso y significativo para la construcción de un mundo común.

08 junio 2006

Ante el peñón de los enamorados

Es una historia que para mí es muy bonita que me hizo muy bien. A principios de marzo estuve por poquitos días en Granada, invitado para dar una conferencia sobre Historia y Memoria. Cuando me enteré que haríamos un pequeño viaje a Sevilla, al subir al vehículo le pedí a mis anfitriones que me llevaran a conocer Antequera, que es un pueblo que está a mitad de camino. Arón, el compañero y colega granadino que me invitó a dar la conferencia, se rió y me dijo que ok, de regreso pasaremos por Antequera… Él es historiador y me explicó que comúnmente en España quienes llevan el apellido de un pueblo o ciudad –los Segovia, Burgos, Villanueva, etc-, se trata de judíos o árabes conversos al catolicismo, que abandonaron sus apellidos originales como una estrategia de sobrevivencia e integración. Ahí comprendí no solo el origen de mi apellido materno, sino que hallé la explicación perfecta para entender de dónde viene mi pasión por el estudio sistemático y… mi gran nariz!

Ya camino a Antequera iba bastante emocionado. Al llegar me encontré con un pueblito pequeño, hermosísimo, lleno de Iglesias antiguas, y portales de entrada al centro histórico en distintos puntos…

Pero una de las cosas que más me llamó la atención es que vi varios talleres y locales comerciales que se llamaban “Verónica”… Yo me ría para mis adentros, pues mi madre se llama Verónica… Paramos en un local para tomarnos un café y contemplar el "Peñón de los Enamorados", que es un cerro característico de Antequera, que desde un ángulo parece un rostro gingantesco boca arriba. Me separé por un momento de mis amigos granadinos y me acerqué a una muchacha que atendía en un escaparate. Le consulté por la forma en que se les llamaba a los de Antequera: - “Antequeranos”. ¿Y cuál era la característica de los antequeranos?, “que terminan las palabras al hablar sin las eses”. ¡Como nosotros, los chileno’!, me sorprendí. ¿Hay alguna danza o ritmo típico de Antequera?, “el fandango”, me dijo la niña, que a esas alturas sonreía por la clase de preguntas que le hacía este personaje con acento extraño…

¿Y podrías bailar fandango para mí un segundo o cantármelo? La joven lanzó un corta carcajada muy dulce y me dijo que no en ese lugar. Yo también le sonreí y le consulté porqué habían tantos locales que se llamaban Verónica. Me explicó se trataba de un lugar de culto a un Cristo que estaba a las afueras de Antequera, que llevaba el nombre de Verónica, y era un lugar muy visitado por los antequeranos. Última pregunta: ¿hay algún personaje histórico destacado en Antequera? Claro! El Infante Fernando… Me eché para atrás un momento por la impresión, pues mi tío, el hermano de mi madre, se llama Fernando, Fernando Antequera.

Mis amigos granadinos ya habían concluido su café y me rodearon haciendo bromas por el intercambio prolongado con la muchacha. Le compré un Escudo de Antequera para mi abuelo que ni siquiera sabe dónde está ubicado este pueblo y me despedí con un beso en su cara andaluza que la tomó por sorpresa. Me preguntó de dónde venía, de Chile, le dije. ¿Y cuál es tu nombre?, me gritó cuando nosotros ya salíamos del local. Manuel, Manuel Guerrero, le respondí. ¡Manuel Guerrero Antequera!

05 junio 2006

Carta abierta a mi hija que está en las calles

Hermosa niña que estás a pasos de convertirte en mujer:

Con el alma en un hilo te escribo estas palabras mientras te encuentras en paro nacional movilizada en las calles, en las marchas, en las tomas de liceos con tu uniforme escolar de primero medio luchando por aquello que yo ni mi generacion fuimos capaces de conseguirte: una educacion de calidad...

Y me siento miserable tecleando en este computador como si fuera un piano vacio de cuerdas que ya no tienen resonancia ni peso especifico necesario como para poner orden en este mundo, pues es en clases donde debieras estar, jugando con tus amigas, coqueteando dulce con tus amigos, descubriendo los primeros petalos del amor...

Pero entiendo, no sabes como entiendo lo que haces junto a decenas de miles de maravillosos pinguinos auto organizados. A rostro descubierto enfrentan una maquinaria muy bien disenada y aceitada por quienes desde la sombra ejercen el poder, la desorganizacion y la falta de solidaridad como estrategias de reproduccion de la dominacion.

Como es posible que haya quienes concertadamente quieran que la mayoria de ustedes, el futuro de nuestras vidas, la flecha que abrira a la humanidad a nuevos rumbos, permanezcan ignorantes, solo fijados a una identidad de consumidores, aislados, farandulizados, enajenados del real potencial que albergan en sus almas y cuerpos, para ser eximios profesionales, artistas, constructores, obreros calificados...

No hija mia, que no te enganen, no fue por este orden de cosas que morimos segundo a segundo la infancia que tuvimos bajo dictadura y que hicimos frente, a tus mismos catorce anhos, rompiendo el miedo, creando consciencia, volviendola organizacion, reencantando la confianza en el colectivo, para exigir pan, trabajo, justicia y libertad. Tu abuelo no aguanto con los dientes apretados las descargas electricas para que hubiera generaciones de estudiantes de primera, segunda, tercera y cuarta categoría en democracia. Tu bisabuelo no aprendio a leer y a escribir en forma autodidacta y a organizar a la FECH a principios del siglo XX para que al siglo siguiente se mantuviera la diferencia de clase, apellido, comuna y etnia de origen como los principales pilares de segmentacion de la educacion y el mercado laboral en el pais. Tampoco tu tatarabuelo, Manuel Jesus, hizo trizas sus rodillas de zapatero militante a fines del siglo XIX para que hubiese ninhos que en el siglo XXI tienen que trabajar para poder pagar sus estudios y mantener a sus familias...

Mucho se habra avanzado, pero es mas lo que queda por hacer. Que no te cuenten cuentos para cejar en tu batalla. Ustedes estan en lo justo, en lo correcto, en lo que como pueblo, generacion tras generacion, hemos bregado para nuestro pais y la humanidad.

Tampoco tuvimos yo, tu abuelo, tu bisabuelo y tatarabuelo los medios de comunicacion de masas a nuestra disposicion; la derecha en forma oblicua o directa siempre se encarga de hacer circular mensajes confusos para dividir y quebrar a los movimientos sociales. El centro politico, por su parte, siempre te seguira hasta que sus tibios y confortables intereses no se vean perjudicados. La izquierda, por ultimo, tradicionalmente ocupa los espacios abiertos por las masas auto organizadas para presionar a los gobiernos de turno a seguir su propia agenda programatica, pero sin someterse al liderazgo, conduccion y ritmos de estas masas conscientes. Ya lo estaras conociendo hija mia, ojala esta vez fuese distinto...

Pues, es lo que ocurrio con el movimiento de los igualitarios en el XIX; con los obreros y estudiantes a principios del XX; con los campesinos en la segunda mitad del siglo pasado; con los pobladores, bajo la dictadura...

Estamos orgullosisimos de ti hija mia, de Maria Jesus y todos tus companeros y companeras a lo largo de todo Chile y los cientos de liceos y colegios movilizados. Continuen guiandose por la intuicion responsable, en el respaldo que les otorgan sus propias fuerzas. Hagan suya la memoria, comprension, imaginacion y voluntad colectiva que en forma plural han ido abriendo caminos de mayor justicia social, democracia y solidaridad en Chile. No necesitan estar permanentemente movilizados, pueden descansar, celebrar, reflexionar, evaluar, aprender, y mas adelante volver a actuar. Recuerda que ni Roma ni nada solido se construyo en un dia. Y no necesitamos mas martires, los queremos vivos y sanos.

Ustedes lo han hecho mejor que todos nosotros. Ustedes nos estan aleccionando al mundo adulto, nos han devuelto la esperanza y la confianza que los fines mas idealistas se pueden obtener con los medios mas concretos y realistas si hay voluntad, tolerancia y organizacion. Nos han vuelto a abrir la fe individual y colectiva que reconoce la obligacion de trabajar por la justicia en el mundo. Vemos como ustedes, hombres y mujeres en formacion ya dedican sus vidas al servicio de otros, sobre todo a los que tienen mayor necesidad, los pobres y marginados, y como les incomoda la consolidacion de situaciones de privilegio. Que buena nueva!

"El cobre por el cielo y la educacion por el suelo", "Ahora es cuando"... Ay hija mia, gracias por todo esto. Tengo el alma en un hilo y desde la admiracion humilde por todo lo que han logrado movilizar, estoy cierto que somos muchos y muchas de todas las edades que hoy renovamos ante ustedes nuestro compromiso de hacer todo lo necesario para alcanzar una sociedad en que la educacion sea excelencia para todos, que asegure el desarrollo mas completo posible de todas las dimensiones de la persona, unido al desarrollo de un sentido de los valores y del compromiso al servicio de los demas.

No descansare hija mia hasta que esta sociedad otorgue prioridad a las necesidades de los pobres y haya cada vez mayor cantidad de personas dispuestas a sacrificar el propio interes por la promocion de la justicia. Te lo prometo.

Tu papá