13 septiembre 2012

Texto de respuesta de la Corte a recurso de protección contra beneficios Punta Peuco #CasoDegollados

El recurso fue declarado admisible con la siguiente resolución: 

"Santiago, doce de septiembre de dos mil doce.
Se declara admisible el recurso.
Proveyendo a fojas 4: a lo principal, pídase informe a los recurridos,
quienes deberán evacuarlo en el término de cinco días, remitiendo a
esta Corte, conjuntamente con su informe, todos los antecedentes que
existan en su poder sobre el asunto que ha motivado el recurso, bajo
apercibimiento de aplicar alguna de las sanciones que establece el
N°15 del Auto Acordado de la Excma. Corte Suprema sobre Tramitación y
Fallo del Recurso de Protección de Garantías Constitucionales.
Comuníquese por la vía más rápida. Sin perjuicio, ofíciese. Al Primer
Otrosí, pasen los autos al señor Presidente para los fines que
corresponda. Al segundo otrosí, sin perjuicio de lo antes decidido,
téngase presente en la vista de la causa. Al tercer otrosí, a sus
antecedentes. Al cuarto otrosí, téngase presente.
N°Proteccion-30678-2012."

12 septiembre 2012

Comunicado de Prensa: Presentan Recurso de Protección contra Alcaide Centro Cumplimiento Penitenciario Punta Peuco #CasoDegollados


COMUNICADO DE PRENSA
Los recurrentes, Verónica Hernández A., Victor Hugo Robles, Claudia Caro Sánchez., Rodrigo Acuña Vassallo, Raúl Zarzuri C., Adriana Varela O., María Eugenia Chadwick S., Miguel Barrientos A., Felipe Ignacio Fuentes L., Pamela Berríos G., Tamara Cáceres B., Gonzalo Cid Vega en representación de Mums Chile y Trinidad Lathrop L., no estamos dispuestos a permitir, en silencio, que el Estado de Chile, a través de sus instituciones, siga relativizando los DDHH y otorgando garantías a quienes, por normas de rango constitucional, deben cumplir sus condenas completas sin beneficios.
Habiéndonos enterado por la prensa que a Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro, condenados por el asesinato de Guerrero, Parada y Nattino, se le habría otorgado beneficios carcelarios, nos organizamos a través de las redes sociales y decidimos interponer un recurso de protección en contra del Alcaide del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) Punta Peuco, LUIS MENESES VÁSQUEZ y del Consejo Técnico del mencionado penal.
Estos beneficios a condenados por crímenes de lesa humanidad vulneran tratados internacionales de DDHH firmados y ratificados por Chile, que se encuentran vigentes y que han sido incorporados a nuestra legislación como normas de rango constitucional, por tanto, además de considerar indignante esta resolución de gendarmería, también nos parece ilegal.
Es importante recordar que estos condenados planificaron y llevaron a cabo uno de los crímenes que mas impacto ha generado en la sociedad chilena en las últimas décadas. Ellos, actuando como agentes del estado, secuestraron, torturaron y asesinaron de manera brutal a 3 chilenos por razones políticas.

El siguiente recurso se presentó el martes 11 de septiembre de 2012, patrocinado por el abogado Fernando Leal, será tramitado con el Rol Nº 30678-2012:


MATERIA: Recurso de Protección.
SECRETARÍA: Criminal.
PROCEDIMIENTO: Especial (Auto Acordado).
ABOGADO: Fernando Leal Aravena 
RECURRIDOS: Jaime Meneses Vásquez (RUT Nº 11.741.318-7), Alcaide del Centro de Cumplimiento Penitenciario Punta Peuco y Consejo Técnico de CCP Punta Peuco. 

EN LO PRINCIPAL: RECURSO DE PROTECCIÓN; PRIMER OTROSÍ: SOLICITA ORDEN DE NO INNVOVAR; SEGUNDO OTROSÍ: SOLICITA DILIGENCIAS QUE INDICA; TERCER OTROSÍ: ACOMPAÑA DOCUMENTO; CUARTO OTROSÍ: PATROCINIO Y PODER.

ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO

Trinidad Lathrop L. Verónica Hernández A., Victor Hugo Robles, Claudia Caro Sánchez., Rodrigo Acuña Vassallo, Raúl Zarzuri C., Adriana Varela O., María Eugenia Chadwick S., Miguel Barrientos A., Felipe Ignacio Fuentes L., Pamela Berríos G., Tamara Cáceres B., Gonzalo Cid Vega, a US. Iltma., respetuosamente decimos:

Que encontrándonos dentro de plazo y en virtud de lo establecido en el art. 20 de la Constitución Política de la República (CPR) y en el Auto Acordado sobre tramitación y fallo del recurso de protección, de 27 de junio de 1992 y sus modificaciones posteriores, venimos en interponer recurso de protección de garantías constitucionales a favor de don MANUEL EDUARDO GUERRERO ANTEQUERA, sociólogo, de doña MARÍA ESTELA ORTÍZ ROJAS, educadora de párvulos, de doña JAVIERA PARADA ORTÍZ, productora de eventos y, de don JUAN JOSÉ PARADA ORTÍZ, productor de cine, CAMILO PARADA ORTIZ, productor, PABLO ANTONIO PARADA ORTIZ, productor, EDUARDO ALEJANDRO NATTINO REYES  empresario, PATRICIA XIMENA NATTINO REYES parvularia y de sus respectivas familias, recurso que interponemos en contra del Alcaide del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) Punta Peuco, LUIS MENESES VÁSQUEZ, Comandante, domiciliado en Camino Quilapiliun, Parcela 25 S/N, Til Til y/o en Rosas 1264, Santiago y, en contra del Consejo Técnico del mencionado penal, del mismo domicilio, ello por los hechos de que hemos tomado conocimiento el día lunes 03 de septiembre de 2012, en mérito de lo cual, se dio cuenta que Gendarmería de Chile había otorgado el beneficio penitenciario de salida dominical a los internos de Punta Peuco, Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro, ambos condenados por los crímenes de tres profesionales en el período de la Dictadura, conocido como el “Caso Degollados”. Solicitamos desde ya, que el presente recurso de protección sea declarado admisible y admitido a tramitación, y en definitiva se acoja en todas sus partes, a objeto que se respeten las garantías constitucionales de los afectados del artículo 19 Nºs 1 y 2 de la Constitución Política, restableciendo el imperio del derecho.

Las consideraciones de hecho y de derecho en que se funda el presente recurso, son las que se expresan a continuación:

LOS HECHOS
SSa. Iltma., durante el día lunes 03 de septiembre de 2012, los recurrentes que suscriben, tomaron conocimiento a través del blog del afectado, don Manuel Guerrero Antequera, que Gendarmería de Chile había otorgado beneficios penitenciarios a los internos condenados por delitos de lesa humanidad, Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro, ambos internos del Centro Cumplimiento Penitenciario Punta Peuco, y asesinos del padre del afectado, al efecto éste publicó en las redes sociales lo siguiente: Radio Bío Bío me contactó para avisarme q habrían dado beneficios carcelarios a asesinos de mi padre q cumplían condena. Insólito y doloroso”. Posteriormente, diversos medios de comunicación confirmaron la noticia, señalando éstos “…en 1992, el entonces Coronel Guillermo González Betancourt y el ex Sargento José Fuentes Castro, fueron condenados a presidio perpetuo, sin embargo el domingo 02 y por decisión de Gendarmería y con el visto bueno del Ministerio de Justicia, ambos pudieron disfrutar del beneficio de salida dominical…” (CNN Chile, 04 de septiembre de 2012); “Los condenados por el caso degollados, probablemente uno de los casos emblemáticos de violaciones a los Derechos Humanos por el impacto que generó y por la fecha en que ocurrió en definitiva también, me refiero al Coronel en retiro de Carabineros Guillermo González Betancourt y también al Sargento en retiro José Fuentes Castro, los dos trabajaban para la DICOMCAR, recibieron el beneficio de la salida dominical después de cumplir 20 años de presidio. Esta es una decisión que toma el Consejo Técnico de Gendarmería…” (Radio Duna, 05 de septiembre de 2012).

Asimismo, uno de los afectados, Juan José Parada Ortíz, publicó en su facebook una nota, que da cuenta de cómo el actuar de los recurridos perturba y afecta en forma grave garantías constitucionales, al efecto señala “Estos asesinos que accedieron a beneficios de salida dominical tienen como nombres Fuentes, y Betancourt, este ultimo ni mas ni menos que el carabinero de mayor rango en la noche oscura de aquel siniestro  operativo”, “Su crimen lo cometieron siendo parte activa de un estado terrorista, liderado por el dictador Pinochet, que no se cansó de atentar contra los derechos fundamentales de sus propios ciudadanos...Son violadores de los derechos humanos, cometieron crimenes de Lesa Humanidad, los mas graves de todos por la indefensión legal, la falta de garantías, la imposbilidad de defenderse de las victimas…Crímenes donde la institución encargada de proteger se dedica a atacar salvajemente a quienes tienen el deber de cuidar. No había tribunal, policía, ministro, parlamento que pudiera o quisiera acudir en ayuda de las victimas. Nadie nos daba la protección ante esta seguidilla de asesinatos fríamente planificados”, 

“Es evidente que no podemos confiar en la palabra de quienes asesinaron a nuestro querido José Manuel. Pero sé que como somos las victimas de estos esbirros fascistas, es natural que nunca vayamos a confiar en sus palabras, aunque en algún momentos les diera por decir la verdad. Por suerte hay otras maneras de confirmar su verdadero arrepentimiento…¿Colaboraron en el juicio? No demasiado. Solamente una vez que estaban acorralados por el Ministro Juica y para echarle la culpa a sus compañeros. Lo hicieron para tratar ellos mismos de quitarse responsabilidades…¿Cuánto se demoraron en asumir su participación? Años. Muchos años. Una vez acontecido el regreso a esta sospechosa democracia en la que vivimos y solo, como ya dije, porque estaban acorralados por la justica…Ellos al acometer el brutal asesinato creyeron que nunca serían juzgados. Asesinaron pensando que jamás tendrían que asumir responsabilidad alguna…Se equivocaron. En nombre de la verdad y la justicia fue mi madre, mi familia, las familias de las otras victimas, los abogados, los compañeros, un grupo importante de chilenos dignos, y algunos pocos jueces valientes los que no descansaron hasta lograr meter presos a estos asesinos. Lo lograron luchando en contra de todo el aparataje de poder que protegía por ese entonces a los asesinos y a sus temibles complices de extrema derecha… Para terminar esta carta quiero agregar que el daño personal que se nos hace es horrible. Ni mi madre, ni mis hermanos, ni mis sobrinos, ni mi tía, ni mis primos se merecen seguir viviendo estos golpes. La eventualidad de que se encuentren (o yo mismo me encuentre) por casualidad con los asesinos de mi padre me devasta emocionalmenteTodavía hoy tiemblo cada vez que un carabinero me pide los papeles en las calles, he estado a punto de desmayarme un par de veces al tener encuentros con genocidas en la vía publica, la ultima, cuando me encontré cara a cara con Corbalan comprando música en un mallHay miles de testimonios de avistamientos de condenados por violaciones a los derechos humanos en lugares públicos, condenados sin beneficios que supuestamente deberían estar cumpliendo sus condenas sin permiso de salida de sus cárceles de lujo.”.

Como se puede apreciar de lo anterior, ha existido un actuar de los recurridos que ha afectado en forma grave las garantías constitucionales del artículo 19 Nºs. 1 y 2 de la Constitución Política, esto es, el derecho a la integridad psíquica de la persona y la igualdad ante la ley.

EL DERECHO

I.- Forma en que los hechos relatados afectan las garantías constitucionales de los números 1 y 2 del artículo 19 de la Constitución Política de la República.
En primer lugar, en relación al N° 1 del artículo 19 de la Constitución Política, esto es, “La Constitución asegura a todas las personas: El derecho a la vida, a la integridad física y psíquica de la persona”, cabe señalar que los recurridos con su actuar, precisamente han privado, perturbado y/o amenazado la integridad psíquica de los afectados, ello al dictar un acto administrativo arbitrario e ilegal consistente en el otorgamiento de un beneficio penitenciario de salida dominical a dos internos del CCP Punta Peuco, condenados por delitos de lesa humanidad, asesinos de sus familiares, quienes pese a no encontrarse aptos, ni preparados para reinsertarse en la sociedad, son beneficiados, lo que implica que estarán en libertad poniendo con ello en riesgo y afectando gravemente la integridad psíquica de los afectados.

El actuar de los recurridos, de dejar en libertad con un beneficio penitenciario a los condenados antes mencionados, pone en una situación de angustia extrema a personas que han sufrido inmensamente ante los atroces crímenes cometidos contra sus familiares, y si bien los beneficiados podían eventualmente optar a esta figura reglamentaria -si es que cumplían con los requisitos formales- no es menos cierto que uno supone de la autoridad un cierto grado o nivel de criterio, de razonabilidad, que no es ni más ni menos que saber ejercer una facultad discrecional, la que a nuestro juicio ha sido ejercida en forma arbitraria, afectando y dañando de tal manera a los afectados. 

Por su parte, en el Nº 2 del artículo 19 de la Constitución Política establece que “La Constitución asegura a todas la personas: Nº 2 La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados”, al efecto cabe señalar que según lo establece el Reglamento de establecimientos penitenciarios en su artículo 96, los permisos de salida son beneficios que forman parte de las actividades de reinserción social, y que el cumplimiento de los requisitos formales sólo da derecho al interno a solicitar el permiso de salida correspondiente, en tanto que su concesión dependerá fundamentalmente, de la evaluación que se efectúe de su participación en las actividades conducentes a la referida reinserción.  

Sin lugar a dudas, cuesta entender y creer que si los beneficiados con permiso de salida dominical González Betancourt y Fuentes Castro cumplieron con los requisitos formales, pueda entenderse que solo con ello están aptos para reinsertarse en la sociedad, luego de haber cometido uno de los crímenes más brutales ocurrido en Chile, un delito de lesa humanidad, imprescriptible, y respecto del cual, durante años no reconocieron culpa y/o arrepentimiento, y peor aún, eludieron su responsabilidad criminal.  Es decir, en el mejor de los casos para estos condenados, puede que hayan cumplido con los requisitos formales (cuestión que no compartimos como explicaremos más adelante), pero así y todo, y como lo señala el Reglamento antes citado, el derecho es a optar al beneficio, pero en definitiva éste se otorga cuando existe la convicción más absoluta y total que pueden reinsertarse en la sociedad. 

Creemos fundadamente que, no se ha aplicado la ley en forma igual a estos dos condenados, sino por el contrario, se les ha tratado como a unos privilegiados, primero encontrándose internados en una cárcel “cinco estrellas” que dista mucho de la realidad de la Penitenciaría por ejemplo, y enseguida, dándoles beneficios penitenciarios que a personas con delitos de mucho menor gravedad, no se les otorgan, es cosa de dar una básica revisión a los miles de internos de nuestro sistema carcelario, que contando con los requisitos formales no son beneficiados, así por ejemplo, baste recordar que en el incendio ocurrido en la cárcel de San Miguel el 08 de diciembre de 2012, murieron calcinadas varias personas condenadas por delitos menores, que no accedieron a estos beneficios ¿Por qué entonces Gendarmería discrimina a favor de los que asesinaron a ciudadanos siendo parte de los aparatos represores del Estado?

II.- Arbitrariedad e ilegalidad de los beneficios otorgados por Gendarmería.
Cabe señalarse que, de acuerdo al mencionado Reglamento de establecimientos penitenciarios, los condenados pueden optar a permisos de salida siempre y cuando hayan cumplido con ciertos requisitos, a saber estos requisitos son en el caso de la salida dominical, estar a 12 meses del tiempo mínimo para optar a la libertad condicional, cumplir con requisitos de conducta (seis meses de muy buena conducta) y haber demostrado avances efectivos en su proceso de reinserción social.

En base a lo anterior, estamos ante un acto administrativo dictado por los recurridos, que debió cumplir con ciertos protocolos, y a nuestro juicio se ha actuado en forma arbitraria e ilegal, precisamente porque no se ajustó a lo normado. Me explico: según consta de Dictamen Nº 3205, de fecha 18 de enero de 2012, de la Contraloría General de la República, el interno condenado José Florentino Fuentes Castro, recurrió al Órgano Contralor reclamando por que la autoridad penitenciaria lo quería someter a evaluación psicológica, a la que él se negaba, y asimismo, por haber sido objeto de diversas medidas disciplinarias.  Cabe preguntarse, cómo es que un interno que se rehúsa a cumplir con la evaluación psicológica, que tiene diversas medidas disciplinarias impuestas puede cumplir con el requisito de conducta y de haber demostrado avances efectivos en su proceso de resocialización? La respuesta es evidente, NO CUMPLÍA NI SIQUIERA LOS REQUISITOS FORMALES.

Enseguida, y más allá del cumplimiento de los requisitos formales, puede considerarse que internos que cometieron delitos de la máxima gravedad, que durante años no reconocieron culpas y, peor aún, eludieron el actuar de la justicia, hayan demostrado avances efectivos en su proceso de reinserción social? Creemos que no, y es ahí en donde la autoridad penitenciaria, que está facultada para la concesión del beneficio, se confunde usando arbitrariamente la discrecionalidad. 

Cabe señalar asimismo que, el crimen cometido por los internos González Betancourt y Fuentes Castro se trata de un delito de lesa humanidad, y baste recordar que nuestro país tiene suscrito diversos tratados internacionales sobre Derechos Humanos que se refieren al respecto. Asimismo, la jurisprudencia de la Corte Interamericana ha sido clara en señalar que cuando se trata de crímenes de lesa humanidad no procederá la amnistía ni la prescripción, haciendo extensivo esto al indulto,  aduciendo la fórmula que se prohíbe toda otra medida que haga posible la impunidad o impida el juzgamiento de los responsables. 

Así las cosas, en el Reglamento de establecimientos penitenciarios su artículo 4º señala en forma expresa que “La actividad penitenciaria se desarrollará con las garantías y dentro de los límites establecidos por la Constitución Política de la República, los tratados internacionales ratificados por Chile y vigentes, las leyes y sus reglamentos y las sentencias judiciales”, por otra parte, el inciso segundo del artículo 5º del mencionado Reglamento, señala que la Administración Penitenciaria procurará la realización efectiva de los derechos, siempre que sean compatibles con la condición del interno, entonces resulta de toda lógica señalar que la medida implementada por los recurridos, en virtud de un cuerpo jurídico que tiene la jerarquía normativa de un reglamento, debe ajustarse a los tratados internacionales que por los demás cuando tratan de derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana, se encuentran vigente y ratificados por Chile, tienen un carácter supra legal de acuerdo a lo establecido en el artículo 5º de la Constitución Política. En definitiva, por estas consideraciones, lo actuado por los recurridos es ilegal, e inclusive, inconstitucional.

POR TANTO, 
ROGAMOS A US. ILTMA: Que en virtud de lo expuesto, de lo establecido en los artículos 19 N°s. 1 y 2 y artículo 20 de la Constitución Política de la República, el Auto Acordado sobre tramitación del recurso de protección de las garantías constitucionales, se tenga por deducido el presente recurso de protección de garantías constitucionales en contra del Alcaide del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) Punta Peuco, LUIS MENESES VÁSQUEZ y en contra del Consejo Técnico del mencionado penal, todos antes individualizados,  admitirlo a tramitación, y en definitiva, garantizando las garantías constitucionales esgrimidas, restablecer el imperio del derecho resolviendo dejar sin efecto los beneficios penitenciarios de salida dominical otorgado a los condenados Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro.

PRIMER OTROSÍ: SÍRVASE US. ILTMA., dados los fundamentos de hecho y de derecho referidos latamente en lo principal de este recurso y dada la evidente  perturbación, amenaza y/o privación de garantías constitucionales de los afectados, concedernos ORDEN DE NO INNOVAR en estos autos proteccionales, oficiando al efecto a Gendarmería de Chile a fin que se paralice en forma inmediata la ejecución de los beneficios penitenciarios penitenciarios otorgados a los internos condenados del CCP Punta Peuco, Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro.

SEGUNDO OTROSÍ: ROGAMOS A US. ILTMA., que en virtud del numeral 5 del Auto Acordado de la Excma. Corte Suprema de tramitación del recurso de Protección de Garantías constitucionales, ordenar las siguientes diligencias:
I.- Se ordene a los recurridos, el Alcaide del CCP Punta Peuco y el Consejo Técnico del mismo establecimiento penitenciario, que emitan informe al tenor del presente recurso, acompañando TODOS los antecedentes de los últimos 3 años referidos a la conducta, medidas disciplinarias, informes psicológicos y actividades del proceso de resocialización de los internos Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro, y asimismo, todas las Actas del referido Consejo Técnico de los últimos 3 años.
II.- Se ordene al Director Nacional de Gendarmería de Chile, Luis Masferrer Farías, con domicilio en Rosas 1264, Santiago, y al Ministro de Justicia, Teodoro Ribera Neumann, con domicilio en Morandé 107, Santiago, que informen al tenor del recurso interpuesto, precisando su participación y/o visación de los beneficios otorgados a González Betancourt y Fuentes Castro, informando asimismo, si se otorga beneficios penitenciarios a toda la población penal que cumple con los requisitos formales. 

TERCER OTROSÍ: SÍRVASE US. ILTMA., tener por acompañada copia de Dictamen Nº 3205, de fecha 18 de enero de 2012, de la Contraloría General de la República, referido a denuncia del interno José Florentino Fuentes Castro, contra el Alcaide de CCP Punta Peuco.

CUARTO OTROSÍ: ROGAMOS A US. ILTMA., tener presente que conferimos Patrocinio y Poder, al abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, don FERNANDO LEAL ARAVENA, de nuestro mismo domicilio en Huérfanos 1117, oficina 612, Santiago.

11 septiembre 2012

MI PADRE RECUERDA: Desde el 11 de septiembre, la vida subterránea

Testimonio dejado escrito por mi padre, en su libro "Desde el túnel". La vida subterránea:

La situación que empezamos a vivir después del golpe fascista fue enteramente nueva y diversa. Como tantos hombres y mujeres debimos vivir agazapados. Dentro de la anormalidad. Seguimos adelante, pues la vida continuaba. Se hizo habitual en nosotros el estado de alerta y la posibilidad de arresto y asesinato fue enfrentada, no con fatalismo ni inexorabilidad, pero si con realismo. Con mi compañera nos acostumbramos a vernos poco y pasar largos períodos separados. Siempre el reencuentro fue una luna de miel.

El 16 de octubre de 1974, le escribí esta carta, que llamé carta de amor a los 400 días:

"Este día siento la necesidad de comunicarme contigo. ¿Por qué? Bueno y por qué no, cuando eres parte de mi vida. Conversar me es tan natural como respirar y también tan necesario.

Si es así, entonces, por qué escribir y no hablar. Será, creo, porque no siempre el tiempo es largo y mirarte, tocarte y acariciarte expresa las ideas y los sentimientos de otra manera. Igualmente bella y necesaria. Será también, porque el hombre - al menos a mi me sucede - acumula, simplifica y desarrolla sentires por largos períodos, que no obstante ser expresados, de una u otra forma, a diario, son igual que un volcán que busca su curso.

Además, ha de ser por los tiempos que vivimos donde, por la dureza y lo terrible de la existencia, a punta de golpes, dolores, tensiones, lágrimas y pesares, cada cual se va modelando más en relación con lo más propio y auténtico, despojándose de los flecos que forman los prejuicios, deformaciones y mitos que cual pesada costra muchas veces cubren e incluso asfixian lo más simple y esencial.

Es que cuando el tiempo no es un transcurrir, sino una conquista, cuando la vida es casi siamesa con la muerte, cuando no sólo nos esforzamos por permanecer sino por vencer, qué más puede quedar.

Ya lo nuestro no sólo es un grito al aire, una bandera en ristre, un alegato fervoroso. Es la lucha por la vida misma. Y así, en que nos acercamos, a cada instante, al extremo del riesgo, y nos mostramos, tal cual somos ante el espejo de la historia, cómo no estrecharnos, unirnos, fundirnos, amarnos intensamente.
Por eso te escribo, simplemente para decirte lo que siento, qué pienso y estar contigo, apoyarte, estimularte y agradecerte por lo que eres y como eres.
Pude hacerlo ayer o mañana, pero lo hago hoy, en que por coincidencia no buscada se cumplen 400 días. Sí, han sido 400 días de congoja y dramatismo. Han sido 9600 horas de incertidumbre, angustia y encuentro de cada uno con el presente y pasado, con lo que se es y lo que se ha sido. No digo de soledad, porque no estamos solos, aunque cada individuo tenga que hacer lo suyo. Es tan cierto esto, que de manera fluida y diáfana surgen los rostros y las manos fraternas de los amigos que vivos o muertos están aquí, junto y dentro de uno. Y en esta búsqueda espontánea de lo que fue, ¡cuántas veces he vuelto a recorrer contigo ese camino largo de la solidaridad que nos estrechó, con gusto a juventud, pasión y ajos!.

Es increíble como se nos meten en el recuerdo y se enraízan las imágenes queridas, que permanecen silenciosas e incluso casi avergonzadas. Tengo así, tu risa primera, el brillo de tus ojos que me encandilaban, y encandilan, ese día nublado y lluvioso del 1 de Mayo del sesenta y nueve, las caminatas sin rumbo en busca de la noche y el silencio, las palabras garrapateadas entre sesión y sesión del congreso aquel.

Entremezcladas con estas evocaciones, surgen las de mi infancia en el hogar proletario, la búsqueda incesante y esquiva del pan cotidiano el esfuerzo de mi padre y madre por conformar un hogar auténtico donde se valore más lo que se es que lo que se tiene. Me alegro de encontrar un hilo conductor nítido que une mis vivencias.

En este camino continuo estas tú. Nos encontramos. Quizás por eso nuestro amor fluyó y se amalgamó con prontitud y rapidez. No hubo apresuramiento o atropello, existió entendimiento y confianza. En el tiempo aspiro a no defraudarte y me esfuerzo por corresponder a tu amor.

Cualquiera que sea nuestro desenlace individual en la actual situación debemos estar juntos, amándonos por lo que hemos constituido junto a nuestro querido hijo. Nada debe hacernos alterar, ni un milímetro el respeto y admiración que nos tenemos, justamente por lo que somos. Si renegáramos o traicionáramos a ello, faltamos a la misma fuente y origen de nuestro amor. Esto es lo que alguna gente no entiende y yo no logré que se entendiera, comprendiera y amara por parte de la muchacha que conocí antes de ti. Por eso éramos y seguíamos siendo desconocidos. Esto no son dos cosas, sino una sola.

Nuestro amor no languidece sino que se renueva, crece y multiplica. Cada encuentro es uno nuevo. Discúlpame, que lo exprese con las palabras de Julius Fucik: ‘La lucha las continuas separaciones, han hecho de nosotros eternos amantes, que no una sino cien veces, viven los momentos fervientes de las primeras caricias, de los primeros conocimientos. Y sin embargo, nuestro corazón late siempre al unísono, no somos más que uno en las horas de dicha o de angustia, de excitación o de pena’.

Por eso es que también poseemos la esperanza y la alegría. No convivimos o cohabitamos como tantos, sino que efectivamente vivimos. Si hemos intentado, al menos empaparnos o prolongarnos más allá de la simple subsistencia y cada día, vivimos intensamente, con plenitud, cuán bella es nuestra vida. Por tristes que sean las horas actuales.

Por cierto, que por esto mismo es que amamos la vida, pero no tenemos un terror o pánico a la muerte. No somos fatalistas ni adoradores de la muerte, pero si efectivamente se ha vivido, amado y luchado, si ella se presenta no reaccionaremos con maldiciones a lo que hemos sido, sino que la enfrentaremos con tranquilidad y decisión, peleándola hasta el último.

Aspiro y me esfuerzo por estar en esos tiempos mejores que vendrán. Son tantas cosas que desearía en tal caso hacer. Pero la primera más querida, amén de los grandes objetivos sociales, es simplemente llevar una vida normal y tranquila.
Poder compartir más directamente cada instante contigo, amarte cuando se desee, acariciarte y conversar, discutir, ver, reír, hablar, emocionarnos y llorar. Ya podremos caminar, correr o pasear como antes. Mientras tanto sigamos haciendo lo que es posible por lograr el máximo de esto, dentro de la locura e irracionalidad imperante.

Y, por último, nuestro amor y su belleza. ¿Sabes que eres hermosa? Creo que sí lo sabes. Pero de todas formas te lo reitero: me gustas con todo lo que posees y expresas. Me gustas como mujer, bien mujer. Tus besos, palabras, caricias, tu aroma. Por si no te has dado cuenta, me gustas , te quiero, te amo.
¿Algo más? Sí. Nunca te sientas sola, aunque debes estar en casa sola. Sé que todo esto no te es fácil, para nadie lo es. Por eso quiero felicitarte por tu entereza y coraje. Por todo lo que me ayudas en cada instante.

Sin ti, para mi sería muy difícil hacer lo que, aunque no siempre sea mucho, realizo.
De nuestro amado hijo, bien sabes lo que significa para ambos, del orgullo que sentimos por él. Es parte de ambos, ojalá que sea mejor que ambos.
Nuevamente, te amo y si no te escribo más seguido, bueno tú lo sabes, pero siempre estoy y estaré contigo".

La vida en la lucha clandestina es dura, áspera, sacrificada. Como nunca se debe actuar con resolución v autonomía. Teniendo la orientación principal clara caminamos por senderos desconocidos. Cada aprendizaje cuesta, incluso vidas humanas. Si en el pasado la vorágine de la lucha y el amor nos consumió días y noches, dormíamos poco, circulábamos sin parar, ahora el reposo y el cuidado en la labor política era permanente.

Los encuentros con otros camaradas eran esporádicos y breves, por lo que había que tomar resoluciones, buscar métodos y formas adecuadas, organizar la existencia, muchas veces prácticamente solo.

Las noticias de detenciones y asesinatos nos golpeaban y herían, recordábamos a los compañeros con cariño y emoción. Muchas lágrimas derramadas en silencio, pero la exigencia de continuar combatiendo hacía más patético cada golpe. No era insensibilidad, sino endurecimiento. Así se mostraba la realidad brutal en que vivíamos. Antes cuando nos enterábamos de la detención o apaleo de alguien en la huelga o el desfile la conmoción era total, ahora la muerte rondaba y, siendo angustiosa, la esfumábamos con acción y rigurosidad en el trabajo. La pregunta siempre daba vueltas en nuestras cabezas, a mí cuando me tocará, qué me harán, viviré o se acabó no más. Afrontamos la posibilidad infinitas veces y estuvimos una y otra vez, prediciendo nuevas medidas para luchar sin ser detectado y detenido. Cuando en una ocasión supe que habían preguntado por mí a un preso me estremecí y sentí ese frió profundo, que después volvería ante cada riesgo extremo. Porque a pesar de las medidas de trabajo clandestino que uno pudiera tomar, también cometíamos errores, muchas veces graves y el riesgo era constante. Las ocasiones de tensión ponían a prueba los nervios y el ánimo...

Caminaba por Bellavista en dirección a Pío Nono. Serían las cuatro o cinco de la tarde. Bajo el brazo, al medio de un diario doblado, llevaba una reciente declaración del Partido. Doblé por Pío Nono hacia Alameda y me encontré frente a una patrulla militar que pedía identificación, revisaba papeles y bolsillos de los transeúntes. La garganta se me apretó, el corazón dio un brinco y las manos transpiraron. Si retrocedo o cruzo igual me pararán y llamo más su atención - pensé. 

Con resolución avancé.

- “¡Alto!”-

El grito me hizo estremecer.

Me detuve. 

- “Su identificación” -.
Cambié el diario de mano, apretándolo con fuerza. Saqué el carné y se lo extendí. Lo miró atentamente.
- “¿Dónde trabaja?” -. 
- “En una escuela” -.

Me observó, dio vuelta el carné y vio la dirección, me la preguntó.
Dudé varios segundos, me costaba recordarla, finalmente lo hice y se la dije.

- “Separe los brazos” -.

Con el diario en la mano derecha levanté los brazos.

Torpemente sus manos iban chequeando el cuerpo.

Me angustiaba sólo pensar que me quitara el diario y lo abriera, cuando expresó, "Está bien, siga no más". Con paso presuroso, que trataba de ocultar el nerviosismo, me fui hacia la Alameda. Reprimí el deseo de correr hasta perderme de su vista.

Al salir de esa angustiosa situación, me dolía todo el cuerpo, el cansancio era enorme, como si hubiese hecho el mayor esfuerzo físico. Di varias vueltas, cambié de locomoción y me fui a casa, el agotamiento me dio sueño y echado en la cama pensé que me había salvado.

El peligro me rodeaba y solo la actividad cotidiana lo alejaba de la primera atención. El heroísmo de las mujeres, trabajadoras y jóvenes, empequeñecía cualquier sacrificio que uno tuviera que sobrellevar. Ante todo el acoso policial, las casas generosas del pueblo se abrían y en la humildad de los comedores y cocinas había sólo calor, fraternidad y camaradería. Daban refugio a pesar del claro peligro que encerraba para sus vidas guarecer a un perseguido político. En esos hogares proletarios aprendí cada día una nueva lección.

Las disculpas, innecesarias y que turbaban, surgían en cada ocasión en que no había pan, té o un plato de comida que ofrecer. Entre avergonzados y cohibidos decían: "Disculpe compañero, pero no tenemos que ofrecerle, la plata escasea y no hemos podido conseguir ni un peso".

El invierno duro y gélido atizaba las necesidades insatisfechas. La miseria se hacía más patética. En una casa de una población santiaguina hicimos una reunión y debimos llegar de madrugada. Dentro hacía tanto o más frió que a la intemperie. Arrebozada en una frazadas, la compañera nos estaba esperando. En un brasero de lata, viejo y destartalado, ardían algunas tablas de cajón de tomates, humeando el ambiente. La tetera hervía, expulsando un chorro de vapor por su pico curvo, cual cachimba de viejo marino, descubridor de alturas y tierras.

Como en otros lugares, silenciosa, dulce y sencilla, la compañera nos estrechó la mano con calor maternal y nos abrazó con sabor a añoranza de su hijo ausente, recordado con lágrimas y sonrisas, esperado con ansiedad, tantas veces infructuosamente porque a lo mejor no volvería más, lo atrapó la muerte o lo tragó la quina infernal de la represión. Nos ofreció asiento en una banca; ella se sentó en el borde de la cama. Miré la habitación, era sumamente pobre pero de gran limpieza.

- “¿Cómo va la cosa compañero, cuando nos sacudimos de estos canallas?” - consultó.
Empezamos a referirle los avances de la unidad de los antifascistas y relatamos simples hechos de oposición que graficaban la resistencia del pueblo. Le pareció buena la pelea que había que dar por la organización de la gente. Contó que en su Centro de Madres hacían artesanías y mantenían con otros organismos sociales un comedor infantil que daba comida a ochenta niños .

- “Yo participo en la comisión de recolección -dijo-, y los feriantes, incluso los boliches del barrio que son reapretados nos dan alimentos una vez por semana. Con la platita de las arpilleras nosotros también aportamos y los cabros del centro cultural han hecho bailes y malones para juntar más cosas. Entre todos tratamos de sostener al comedor, porque allí comen los niños, pero es harto difícil mantenerlo”.

- “Puchas que soy, compañeros; con el frío que hace no les he ofrecido algo calientito, aunque quiero que me disculpen porque no tengo té ni pan, así que solo les ofrezco una agüita de hierba”.

- “No hay por qué decir nada, compañera, nosotros estamos en las mismas”.
Hicimos asomo de ofrecerle algunos pesos, de los escasos que teníamos, pero rechazó molesta el ofrecimiento.

- “No faltaba más, vienen a mi casa y quieren darme plata. No, compañeros, guárdenla para sus necesidades que son mayores que las mías”.

Dicho esto sirvió el agua de hierba. Con el cal de la taza calentamos las manos. Afuera el polvillo blanquecino de la helada y la escarcha mostraba el frió reinante.
En esa casa de tablas, muchas veces, en distintos encuentros, se fue tejiendo parte de la actividad juvenil de resistencia y combate a la dictadura. El olor a menta de la taza de agua caliente, parecía que nos ligaba más a la tierra agraria. Allí había presencia del sur, de los bosques y lagos, de los valles y llanos precordilleranos.
Las bandas de hampones de la DINA, se desesperaban por encontrar el camino parar golpearnos. Deseaban borrar de la faz de Chile al Partido, a todos los comunistas y demócratas, pero nosotros estábamos enraizados en el pueblo, por eso habían manos que se extendían, hogares para los buscados, dineros, aunque siempre poco, para los volantes y periódicos.

Los pueblos se enorgullecen de sus mujeres. Nosotros hacemos otro tanto de las nuestras. En las labores más riesgosas siempre había una compañera dispuesta a enfrentar el peligro; y cuando la represión golpeaba deteniendo y secuestrando, las mujeres removían, escarbaban, exigían, buscaban a sus seres queridos. Soportaban humillaciones y vejámenes, pero mantenían su dignidad y altivez. Los sucios y cobardes eran los que las agredían.

A una compañera, joven, buenamoza, valiente, la arrestaron por organizar a la juventud en su sector. En su población las organizaciones juveniles se habían reconstituido y la actividad de los jóvenes se dirigía al impulso de la solidaridad con los presos y cesantes. Cada vez con más energía exigían solución a sus múltiples problemas. Esta muchacha era el candil y estandarte que lograba concitar la participación de todos los jóvenes.

Una madrugada, irrumpieron en su casa, destrozando la puerta. En camisa de dormir la sacaron, con golpes y groserías. Fue torturada implacablemente, exigiéndole el contacto con su organización. A cada golpe y pregunta respondió: “No sé nada”. La desnudaron. Tenía los ojos vendados y las manos amarradas. Cada torturador la golpeó, de preferencia en el estómago y los senos. Mantuvo la respuesta: “No sé nada”.. Quemaron su cuerpo con cigarrillos una y otra vez. Entre llanto y maldiciones, repetía la misma respuesta. La dejaron tirada en un calabozo y más tarde fue sacada a la rastra y otra vez la interrogaron, golpeándola cada vez más. Le arrancaron mechones de pelo con las manos. Quisieron quebrar su fuerza humillándola, por lo que cada guardia la manoseó. Después la violaron.

Estuvo meses en prisión y, no obstante todo lo vivido, mantuvo su orgullo de clase y el desprecio a los miserables. Los presos la distinguían con atenciones cariño. La trataban con respeto y todos la admiraban. En cuanto se repuso atendía a los recién llegados, propuso la organización de los presos, distribuía equitativamente las comidas y confeccionó una lista de fechas de cumpleaños de cada uno, para que en cada ocasión ser la primera en cantar y entregar una tarjeta o un regalo al festejado.

En las mazmorras floreció esta rosa juvenil para alegrar el espíritu, acerar las conciencias y alentar la lucha.

Un día recuperó la libertad, volvió a su población y organizó a sus compañeros y amigos para atender a los presos. Volvió a la misma prisión en que ella estuvo, ahora de visita, muchas veces llevando kilos de lana, monedas antiguas, cordones plásticos y otros materiales para que los presos acrecentaran su artesanía. A pesar de todo lo vivido asumió de por sí esta tarea y no temió visitar la cárcel, para llevarles el pan y la esperanza a sus camaradas.

Cada experiencia y hecho conocido mostraba el heroísmo del pueblo. También su generosidad, solidaridad, conciencia. El terror era superado por la lucha y el odio contra los causantes del dolor y la miseria.

En el tiempo ya se empezaban a ver los frutos del trabajo. Lo que al comienzo parecía distante y difícil, ya cuajaba. Eso se apreciaba en el propio ritmo de la actividad política que crecía, exigiendo más atención y tiempo.
La cuesta del aprendizaje iba siendo superada.

Funcionaba plenamente la organización juvenil comunista en la clandestinidad. La doble tarea que pesaba sobre los militantes era asimilada. Constituíamos una organización ilegal y de vida de cara y con las masas.

La madurez y conciencia política de los jóvenes se manifestaba en la comprensión de las tareas principales, el desarrollo de la organización, unidad y lucha de la juventud, impidiendo la manipulación fascista, que hacía esfuerzos por presentarse con rostro joven.

Los jóvenes comunistas no vivían para sí, se protegían para continuar presentes en la lucha de los jóvenes en defensa de sus derechos, que iban siendo arrasados uno a uno por los tiranos.

La creación permitía superar la carencia de medios y burlar la continua pesquisa de los agentes de la DINA. Con rollos de papel engomados se hacían estampillas que contenían consignas estampadas con timbres de corcho o tacos de goma. Los volantes aparecían en los más diversos lugares, sin que se supiera quien los hizo y cómo los lanzó.

Cada tarea era una prueba de valentía, donde la vida estaba en riesgo.

En Ahumada con Moneda, pleno corazón de Santiago, la lluvia de volantes cayó desde el cielo. Eran miles, dando la sensación que se recibía una personalidad ilustre o se realizaba un carnaval. Las gentes que raudas caminaban por esa arteria miraron con sorpresa esa imagen ya difusa en sus mentes. Pensaron: debe ser el lanzamiento de un nuevo producto al que hacen propaganda. Los volantes llevados por el viento se dispersaron por las calles cercanas. Algunas personas recogieron unos pocos, pero los soltaron de inmediato, como si les quemasen las manos, mirando con nerviosismo a todas partes. En las veredas y sobre los automóviles quedaron los panfletos que decían: ¡Viva Chile! ¡Muera la Junta! ¡Unidad Antifascista!.

A los pocos minutos vehículos policiales y civiles estruendosamente cercaron el sector. Decenas de personas fueron registradas y detenidas. Por las escaleras y ascensores de los edificios a la carrera los policías subían a los pisos superiores y terrazas, comunicándose entre sí con modernos equipos de radio portátiles. En un edificio muy alto lo que encontraron fue una tabla y un tarro vacío, que en el fondo tenía un pequeño orificio por donde se había escurrido el agua, permitiendo que el paquete de volantes cayera, cuando sus gestores se encontraban ya muy distantes y perdidos para ser encontrados.

En la Universidad Técnica otro tanto había ocurrido durante una visita de Pinochet, que protegido por decenas de matones fue a dictar una "clase magistral".
Pinochet paseaba por los pasillos y aulas, tomando un aire académico, cuando desde una pasarela, sobre su misma cabeza cayeron una gran cantidad de volantes. El dictador supuso que eran de recibimiento, para luego con indisimulada ira comprobar que decían: "¡Fuera el tirano de la Universidad! ¡Libertad para los Universitarios presos!".

La multiplicidad de expresiones de la lucha contra la dictadura era enorme.

Durante mil novecientos setenta y cuatro en las paredes de Santiago, habían manchas rojas, que parecían sangre. En diversos sitios estaba esa mancha, impresionante y sobrecogedora. Ella reflejaba el dolor, el sufrimiento, el derramamiento de sangre que la dictadura desencadenaba. Los jóvenes con pequeñas botellas y ampolletas llenas de pintura roja, en el silencio nocturno recorrían las calles y las lanzaban contra los muros blanqueados.

Para el aniversario de la traición, el 11 de septiembre, las mujeres vestían luto y en romerías concurrían a los cementerios donde cubrían con flores las tumbas de sus hijos y esposos, de todos los luchadores por la libertad.

En las poblaciones, ríos y caminos, en los lugares donde la metralla asesina sembró de angustia y dolor a las familias chilenas, aparecían flores hermosas cubiertas de rocío y lágrimas del pueblo. Siempre había tiempo para el recuerdo y homenaje. Muchos fueron los que en muda congoja hicieron un compromiso de no parar la lucha hasta que los verdugos fueran castigados.

En postes de alumbrado público y lugares visibles aparecían crespones negros y en todos los sitios se guardaban minutos de silencio por los caídos.

Más tarde conocí cómo en los campos de concentración, bajo la propia vigilancia de los fascistas, se hacía igual. En el campo de concentración de Tres Alámos, en Santiago, un 11 de septiembre, a la hora de almuerzo, un compañero se paró y dijo:
"Hoy, 11 de septiembre, es un día de dolor para nuestra tierra. Nosotros prisioneros políticos, que hemos vivido directamente la represión y la tortura, hacemos un alto para recordar a nuestros héroes y compañeros desaparecidos. Guardemos un momento de silencio y recogimiento para expresar que están con nosotros y que los recordamos con admiración. Tenemos pleno convencimiento que en un futuro próximo sus rostros presidirán los actos y fiestas del pueblo."

En Puchuncaví - el campo de concentración ubicado en la provincia de Valparaíso-, durante la formación matinal, un compañero, ante el estupor de los guardias dio un paso al frente, señalando:

"Guardemos un minuto de silencio por todos los hijos del pueblo que han caído en un día como hoy, los recordamos con emoción y admiración."

Supe después que ese compañero había recibido como castigo un traslado a otro campo de concentración.

Más tarde esas iniciativas devinieron en la popularización de una R encerrada en un círculo, que significaba RESISTENCIA, y que aparecía en buses, edificios, escuelas y fábricas. Ya no era sólo la denuncia, sino que se había incorporado la lucha por resistir, porque resistir era oponerse, manifestar rechazo y sobre todo combatir.
Durante largos meses viví de allegado en diversas casas. Sólo sabía de mi familia por llamados telefónicos indirectos. Los problemas económicos aumentaban. Con poca plata, pero mucha imaginación y paciencia los fuimos superando.

Saltar de una casa en otra, adaptarse con familias de diversos caracteres, quebrar la intimidad familiar de muchos hogares y la añoranza de la familia propia, eran escollos complejos.

En estos períodos tuve tiempo para leer, estudiar y meditar. Descubrí que en varios aspectos me faltaba mayor rigor, debía profundizar en el conocimiento de mi ideología, superar cualquier manifestación de superficialidad.

Durante esas horas solitarias en casa o en las extensas caminatas, escarbé en mi vida, busqué enriquecer mi existencia interior, no con un afán individualista, sino que como exigencia del desarrollo personal, en relación con los deberes colectivos. En el conocimiento de variadas personas comprobé que existían innumerables valores en otras personas que no siempre los descubrimos y que, a veces, nos guiamos por su caparazón sin ver su fuerza vital, su valor auténtico.

En este peregrinar de casa en casa encontramos gente magnífica que ponía en primer lugar sus deberes patrióticos y revolucionarios, y aunque, como era natural, tenían preocupación por la seguridad de sus familias y en especial de sus hijos pequeños, igual se ex ponían. En innumerables lugares nos daban refugio y comida, e incluso, no pocas veces, dinero para la micro y de todas formas repetían la pregunta:

- “¿Cuando me van a dar una peguita, compañero?”-.

Cerca del fin de año, en uno de estos hogares los dueños de casa nos invitaron a otro compañero y a mí, que la frecuentábamos, a visitarlos “de civil”, vale decir sin función política. Así lo hicimos. Llegamos a la vivienda alrededor de las veinte horas. Al traspasar el umbral de ese hogar lo encontramos transformado. Estaba condicionado para una fiesta. Nos miramos con el otro compañero con extrañeza, pensando en la violación de alguna norma del trabajo conspirativo. El dueño de casa con su esposa e hijos estaban muy elegantes, nos hicieron tomar asiento e hicieron aparecer regalos para cada uno. Sin solemnidad nos dijeron:

- “Esta fiesta es para ustedes compañeros, para sus familias y nuestra causa”.

Nos sentamos a cenar y nos regalaron todo su calor, apoyo y camaradería infinita. Brindamos por la lucha y la libertad, por nuestras familias ausentes, que ellos deseaban suplir aunque fuese con limitación. Permanecimos sólo algunas deliciosas horas con esta familia, pero salimos con un entusiasmo y emoción que se extendió por semanas.

En los encuentros esporádicos con mi compañera revivimos los primeros tiempos, y a hurtadillas, escondidos y en los lugares más inverosímiles, hallamos refugio para el amor y la ternura. En ocasiones se incorporaba nuestro hijo que no podía evitar el llanto en las separaciones.

Por períodos creamos condiciones para vivir los tres y juntos enfrentamos las pellejerías cotidianas. Como el sueldo de profesor era insuficiente, en las noches hasta la una o dos de la madrugada, muchas veces alumbrados por débiles velas, aumentábamos el ingreso familiar corrigiendo pruebas de imprenta de libros. Uno leía el original y el otro seguía atentamente la prueba, rectificando cada error. Por nuestras manos pasaron las más variadas y extrañas publicaciones, desde libros de química hasta uno que se trataba de la presencia del demonio en la vida de los hombres. Este trabajo duro y agotador nos incorporó más al mundo de los libros, las letras y la imprenta, que desde pequeño me apasionaba, cuando con mis hermanos concurríamos a una pequeña imprenta que mi padre adquirió y que servía para publicar un periódico llamado "La Nueva Comuna" en San Miguel, que nosotros mismos voceábamos por las calles polvorientas de esa populosa comuna santiaguina.

Con mi compañera no éramos, por cierto, los únicos que debíamos rebuscar en qué ganarnos la vida.

Un compañero muy serio y reposado, melómano y quitado de bulla, abstemio a morirse, debió trocar sus libros de pedagogía y la pluma de escribir que manejaba con destreza y calidad, por la venta de vino en una botillería. Allí se especializó en los vinos cabernet, seco, y en los populares medios patos y litriaos.

Entre oficios múltiples un joven abogado se dedicó a la venta de productos agrícolas al detalle. Con una camioneta recorría las poblaciones gritando:-"Lechugas, tomates y zapallos, a diez el corte". A las cuatro de la mañana llegaba a la Vega Central a pelear precios bajos en los remates y de ahí partía a las calles. Creo que sus mejores alegatos, los tuvo aquí y no en la Corte. Conversar con él era hacerlo con un feriante típico que se comunica más con dichos y gestos que con palabras.

Con un contador me pasó una cosa cómica y curiosa.
Como su trabajo escaseaba, decidió ser chofer de micro y así lo encontré una tarde de lluvia copiosa en que debía conversar con un camarada. Como todos los pasajeros pagué el pasaje y empecé a avanzar por el pasillo. No me había percatado del chofer. Me corrí hacia atrás y alguien me llamó, me hice el distraído, pero la voz insistió. Mi sorpresa fue grande al ver que el chofer era amigo mío.

Dijo:-“ Eh, compadre, siéntese aquí”.

Me indicó el piso que va al lado del chofer y que está reservado para los amigos. Para no hacer bulla, silenciosamente accedí. Lo saludé como si nada y me quedé tranquilo.

-“Y, compañero, ¡cómo vamos?”- preguntó.

- “Bien, por supuesto” - repliqué.

- “Pero......”,- dijo, moviendo las cejas.

Me miró, se sonrió y exclamó:

-“. . . . ¿ Cuándo?”-.

- “Luego será...” - respondí.

Volvió a mirarme, ya un poco más serio y agregó:

-“En serio, pu' compañero, ¡cuándo cree?”-.

Empecé a impacientarme, si el hombre no se ubicaba corríamos el riesgo que los demás pasajeros se " dieran cuenta de que hablábamos de la caída de la dictadura, ni más ni menos. Decidí cambiar de tema y le pregunté por el trabajo, cómo estaba, si aumentaban o disminuían los pasajeros, que tal andaba el motor, el embriague, los frenos, las luces y demases automovilísticos. Pero no había caso, volvía a la carga, y en nada de voz baja:

- “Bueno, pero cae o no cae” - insistía.

A todo esto el micro marchaba con una lentitud exasperante, porque la conversación entretenía al chofer. 

Le dije:
-"Oye, apúrate un poquito porque voy atrasado"-. 

Volvió a mirarme y socarronamente se sonrío diciendo:
- “Listo no más, si hay que llegar puntual lo hacemos” -. Tomó el letrero que indicaba el recorrido, lo invirtió, como se hace cuando va en panne el vehículo.
Preguntó –“¿Adónde va, cumpa?”.

Le dije más o menos donde era. Apretó el acelerador y corrió con una velocidad increíble, no recogió pasajeros durante el recorrido y me dejó donde le indiqué, no sin antes golpearme cariñosamente la espalda y exclamar:

- “Tire pa' arriba no más cumpa, el Colo Colo siempre gana –“.

Llegué puntualmente a la cita y entré nervioso, y sonriente saludé al compañero que me esperaba, que no se imaginó nunca lo que sufrí en ese recorrido de micro para verlo.

Manuel Guerrero Ceballos, escrito en el exilio, probablemente en Budapest, 1980.
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