01 diciembre 2007

Disquito para el fin de semana (Tears for Fears)



Para un fin de semana que se viene con mucho calor, y para sobrevivir y protegerse de las "27 horas de amor" de la mercadera Teletón, recomiendo escuchar de cabo a rabo el disquito The Seeds Of Love, del grupo británico Tears for Fears. Dado a luz en agosto de 1989, por el carismático duo Roland Orzabal y Curt Smith, acompañados por un conjunto de músicos de primer nivel, se trata de un disco sofisticado pop que te hace recorrer distintos estados de ánimo. Los Tears for Fears muestran con este disco que se puede hacer música de ventas sin abandonar la calidad musical y el contenido de las letras.

El disco abre con el intenso Woman in Chains, que asume la temática de género en su letra, y cuenta con una limpia y fuerte batería de Phil Collins, quien antes de dedicarse a su carrera solista mercadera había participado por años como el batero del grupo de jazzrock progresivo Brand X, y claro en Genesis. Escuchen por favor las líneas del bajo de Pino Palladino y la voz negra de Oleta Adams. La voz masculina de Orzabal hace la reflexión sobre la situación de la mujer amada, que está atada a su Gran Esperanza de Hombre Blanco, que la niega y anula manteniéndola atada, y ella ama pero es incomprendida y se sume en una vida monótona. Y la conclusión es solo una, y Orzabal se atreve a insinuarla hacia el final de la canción, "so free her", déjala libre, déjala Ser... para que seamos juntos, el sol y la luna, the sun and the moon...

Sigue el Bad man's song, la canción del hombre malo, que combina un piano jazzero con líneas vocales pop, todo muy bien logrado, ahora con la batería africana parisina de Manu Katché. Orzabal insta a abandonar la defensa de la libertad de expresión si no hay nada que expresar, si no hay espacio para protestar. Libertad de expresión sí, pero para que haya espacio a la diferencia, a la trangresión, a la libertad: "Mírate a ti mismo - mira como mientes / Tus manos comienzan a temblar y no sabes porqué". Si en Woman in Chains se trata de dejar ser libre, ahora es el momento de hacerse libre, de asumir la libertad propia para protestar.

El tema siguiente es el Sowing the Seeds Of Love, que se basa en el Soy una Morsa (I'm The Walrus) del maestro Juanito Lennon de los Beatles. Es una canción homenaje a la estética psicodélica de los sesenta. Es un guiño a esa generación, a retomar el impulso, la iniciativa, la creatividad. Orzabal le canta a quienes se han dejado guiar por Mr. Inglaterra, con Margaret Tatcher en la testera:"es hora que te comas tus palabras / trágate tu orgullo / abre tus ojos".

Pero el disco no se detiene ahí, y se recupera con el aviso para un joven corazón, Advice for a Young Heart: pop directo adolescente del bueno, con cortinas de sintetizadores y coros limpios, hablándole a los jóvenes que no dejen morir su tiempo, que lo vivan intensamente, le den un contenido. Luego Orzabal entra a la crítica social con el tema Standing on the corner of the third world, Parado en la esquina del tercer mundo, y Swords and Knives: después de recorrer las maravillas de la vida liviana para un turista de América Latina o el Caribe, el occidental consciente rompe con las promesas de paz que occidente le vende al tercer mundo, la dominación bajo el signo de la caridad. Las presiones de los organismos internaionales sobre nuestras economías que "prestan" esperando el retorno con intereses, eso es ayuda?, se pregunta Orzabal, parándose en alguna de nuestras esquinas y concluyendo la canción sumido en un llanto de decepción: "Cuándo aprenderemos?/ En qué nos convertiremos? / Las promesas que nos hicieron / Que llamaron nuestra atención / La compasión ahora es moda / Libre para lucrar / Pero nuestros bolsillos arderán / Porque compramos para amar / y así morimos... Afírmame, estoy llorando / Sosténme, que muero".

Pero y qué ocurre con los jóvenes que dan la vida pensando que lo hacen por una buena causa? Orzábal entra a este tópico desde la canción El año del cuchillo, Year of the Knife. Es un asunto de decisiones, pero el peligro es que la propia causa se vuelva parte del problema que se pretende resolver, porque lo que está en juego es el amor. Si nos volvemos piedra, no nos estamos alejando de la causa del amor? Como Mr. Jeckyll y Mr. Hyde, podemos convertirnos en lo opuesto a lo que pretendíamos. "Ves las montañas caer / sientes el fuego volverse frío / el verano pasa a invierno / y el amor se ha vuelto roca". Niños de guerra, cantaba en Chile Hugo Moraga.

Famous Last Words, las famosas últimas palabras, cierra el disco. Hemos dado muchas batallas, qué pasará al día siguiente: "decaeré / me derretiré en tus brazos / como el día encuentra la noche / nos sentaremos ante un candelabro / reiremos / cantaremos / cuando los santos entren marchando." La batalla del amor es una lucha, supone cambiar las condiciones externas, que nos marcan, pero también un cuestionamiento y transformación de nosotros en tanto agentes, personas. Los santos entrarán marchando, when the saints go marching in, si somos capaces de atravesar estos límites, externos e internos, y convertirnos en semilla que siembra amor.

Esto fue pensado, escrito y creado en 1989, año de la caída del muro, del supuesto triunfo del neoliberalismo. Pero la historia no termina ahí, la verdadera batalla, nuestra batalla recién ahí comienza: la lucha del amor, de la vida por sobre la cultura de la muerte y del dinero que se creen señores de lo humano y lo divino.

Está en nosotros para la muerte lenta a la que nos conduce el Mercado sin límites, que cambia amor por lucro, que moviliza la compasión pero bajo el sello de un cuenta bancaria, para sacar unas monedas bajo el rostro sonriente del personaje televisivo que se cree Cristo, pero que no solo no está dispuesto a andar en burro, sino que jamás apoyaría un aumento progresivo de los impuestos a quienes tienen más para atender cotidianamente, en programas de largo plazo y permanentes, a personas en situación de pobreza o discapacidad. Durante una decena de horas están dispuestas a llorar a cambio del rating, pero no a sacrificar parte de su riqueza para que otros puedan disfrutar a diario de lo que para ellos ya es su norma cotidiana de millonarios. Y el que alguien señale que "bueno, es lo único que hay", solo demuestra nuestra desidia para hacer algo distinto. Si usted don Teletón quiere realmente ayudar coopere con el cambio de la mentalidad empresarial que discrimina a los portadores de discpacidad: coopere para abrir oportunidades laborales, libre tránsito en un ciudad diseñada no para las personas sino para los automóviles, y tantas cosas más que cabría hacer que concentrarlo todo en una campaña de junta de dinero. Coopere mostrando el valor activo de las personas, y no los cristallice solo en su conidición de víctimas que reproduce las relaciones de dominación.

Dar hasta que duela, convocaba Alberto Hurtado y tantos otros, pero no para generar ganancias en base a la compasión, sino como una apertura amorosa al otro. Y curiosamente un cantante popero como Roland Orzabal en un disco como el que comentamos lo tiene muy claro: el problema del amor es en definitiva un problema político, del ser en común, y no desde la mirada del sufrimiento del otro -que es ya mi propio sufrimiento como humanidad- en un escaparate por un par de horas televisivamente coordinadas.

Lovepower, el poder del amor. Nunca del dinero.

29 noviembre 2007

Los libros de la buena memoria

Los libros de la buena memoria
(por el Flaco, Luis Alberto Spinetta, maestro. Me deja sin palabras...)

El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiaré
Que eras el vestigio del futuro.

Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Qué sombra extraña te ocultó de mi guiño
Que nunca oíste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré
Yo te haré llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario.

Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a triunfar en tu alma?
Yo sé que harías largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no sé si el mar descansará...

Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado también
Que ni los sueños se cobijan del rumor.

Licor no vuelvas ya,
Deja de reír
No es necesario más,
Ya se ven los tigres en la lluvia...

27 noviembre 2007

Rescate de la memoria anarquista en Argentina


Un interesante trabajo de recuperación de la memoria anarquista de la Argentina de los años 70' están realizando dos historiadores sobre el movimiento Resistencia Libertaria, la mayoría de cuyos militantes fueron secuestrados. En la investigación se estudian sus formas de organización y las diferencias con otras agrupaciones.

En la contratapa del libro, autoeditado por Madreselva, se refieren al tema de la memoria: "La memoria es un círculo quebradizo, de líneas punteadas permanentemente abierto. Aquí están para demostrarlo estas anotaciones de Verónica Diz y Fernando López Trujillo; escritas a mitad de camino entre las sobriedades del historiador profesional y las vibraciones propias de quien se ubica bien por dentro de su propio asunto. Recomponer aquella experiencia es rescatar su pertinencia en el contexto histórico que le es propio; no para proponernos un bis ingenuo y a destiempo sino para explicarnos un esfuerzo entrañable y exigirnos nuevamente la tarea de volver a inventar. Nadie debería esperar de estas páginas un recetario sino la exposición lúcida de problemas que siguen siendo acuciantes y están todavía sin resolver".

No podría estar más de acuerdo con los autores.
El diario Página 12 publicó ayer una entrevista a estos investigadores.
Slds,
Manuel.
----

"Recuperando la memoria anarquista"

Resistencia Libertaria fue una agrupación anarquista de los ’70. Sus integrantes se dedicaron al trabajo barrial y sindical de base, y tuvieron además un ala militar que realizó acciones en busca de financiamiento. Organizados como un partido de cuadros, llegaron a ser entre cien y ciento treinta militantes, la mayoría de los cuales serían secuestrados durante la dictadura. Todo esto empieza a conocerse ahora por el trabajo de Fernando López Trujillo y Verónica Diz, autores de un libro sobre un tema prácticamente desconocido. López Trujillo fue militante de la agrupación; historiador, en 1997 integró el grupo fundador del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierda (Cedinci). Diz es periodista y profesora de historia. Pertenece a la generación que entró a la vida política en los ’90 y se ha especializado en feminismo y anarquismo.

–¿Por qué se sabe tan poco sobre esta militancia anarquista?

Fernando López Trujillo: –Uno de los motivos es cómo terminó: la organización fue destruida y los sobrevivientes se fueron del país. También pesó el terror, porque cerca del 80 por ciento de ellos pasó por centros clandestinos de detención.

–¿De dónde venían?

–Aparecieron muchos nuevos grupos anarquistas en los años 71, ’72 y ’73, que se formaban al calor de la movilización social.

–En el libro plantean que esta nueva camada tuvo poca relación con las organizaciones preexistentes.

–No tenían contacto con los viejos reductos del movimiento. Hay tres o cuatro locales, que todavía siguen existiendo, que representan lo que quedó del viejo movimiento de los años ’20 y ’30, pero los agrupamientos nacieron por afuera de ellos y, en general, nunca tuvieron una buena relación.

–¿Por qué?

–En principio porque la mayoría de estos locales había sobrevivido sobre la base de no comprometerse con la vida social. Recibieron la llegada de los nuevos como un peligro.

Verónica Diz: –Hay una división que se repite históricamente, la concepción de un anarquismo militante y social, que se compromete y se contamina en el trabajo con los demás, contra otra posición de “yo no me mezclo con nadie”; ésta va acompañada de acusar al otro de cualquier cosa.

–Que sería...

V. D.: –Que sería de ser marxista, por ejemplo... o en todo caso de no ser anarquista. Esa es una explicación de por qué se separaron estos caminos en los ’70, y también del silencio. El ejemplo más crudo es el de María Esther Tello: volvió del exilio de Francia con tres hijos desaparecidos, los tres de Resistencia Libertaria. Un día estaba en la Biblioteca José Ingenieros y propuso “vamos a la marcha de la Resistencia”, y alguien le dijo “pero si no hay ningún anarquista desaparecido”.

–¿Eran universitarios?

–Sí, pero Resistencia Libertaria se desarrolló como movimiento obrero, porque íbamos a las fábricas para insertarnos.

–Ustedes cuentan que Resistencia Libertaria se había propuesto luchar por la revolución y, al mismo tiempo, contra el autoritarismo de la izquierda.

L. T.: –Sí, tenía un carácter no autoritario, tomaba esa concepción bakuninista de militantes que actuaban para organizar a las masas, pero que no tenían un plan de dirigirlas. El plan de trabajo era la construcción del poder, no la toma del poder, es decir que no se pensaba en alimentar el propio partido, sino en ayudar a que se crearan organizaciones. Resistencia Libertaria se agrupó por ejemplo en el Frente Antiimperialista por el Socialismo, que tenía unas definiciones amplias, pluralistas y democráticas... hacia el año ’75 el Frente es capturado por el PRT, pierde esa autonomía y hay una cantidad de grupos que se van.

–Es decir que la relación con el PRT fue de tensión.

V. D.: –Hubo tensión y colaboración, en Córdoba y en La Plata se compartieron experiencias, eran compañeros de fábrica, entonces para hacer ciertas operaciones había coincidencia; también se pasaban materiales.

–¿Y con Montoneros?

L. T.: –No, en general la relación con Montoneros se manejaba con muchísimo más cuidado porque se los veía muy infiltrados. Pero no hay documentos sobre políticas de alianza, por ejemplo no aparece en la documentación de Resistencia Libertaria nada sobre la relación con el Partido Comunista Marxista Leninista de La Plata, que era una muy estrecha y venía desde antes de la creación de Resistencia Libertaria porque el hijo de Hebe de Bonafini era amigo de los Tello, estaban juntos en la casa todos los días.

V. D.: –La casa de los Tello funcionó como una casa operativa, pasó mucha gente, gente que venía de Uruguay y se escondió ahí. Tenían una carpintería en la que hacían muebles con embute, que proveyó a todas las organizaciones. Los Tello padre y madre eran militantes anarquistas, a su casa iban viejos anarquistas expropiadores, era un lugar de nucleamiento en los primeros años de Resistencia Libertaria de La Plata.

–¿El grupo hizo acciones armadas?

L. T.: –El problema es a qué llamamos acciones armadas. Tenía un pequeño aparato militar que tenía finalidad autodefensiva y de expropiación, o sea hacía operaciones de financiamiento; en criollo, achacos. Si eso es lucha armada, bueno... pero yo creo que eso no es lucha armada. En todo caso nunca se planteó como una organización que operara militarmente contra el Estado.

V. D.: –Pero hay todo un mito acerca de que era una organización que practicaba la lucha armada, y existe una discusión abierta. Unos quieren ver en Resistencia Libertaria a la guerrilla anarquista que no existió porque andaban enfierrados. Claro, era una organización política que estaba activa durante la dictadura y obviamente tenía armas.

L. T.: –Armas tenían todos.

V. D.: –Otra cosa es que la historia cambia según en qué año haya militado el que la cuenta: algunos de los comienzos en La Plata dicen “¿armas? ¡nunca! si hacíamos unos picnics y éramos re horizontales...”. Y hay que recordarles que en Resistencia Libertaria se organizaba en células y trabajaban clandestinamente. Claro, a algunos les cuesta creer que la organización de la que tantos tomaron parte tomó un rumbo distinto que el que conocieron.

L. T.: –Ese es el problema, “de la que tantos formaron parte”. Hay una cantidad de gente que dejó la organización en el ’75, el derrotero de Resistencia Libertaria cambió, entonces cuentan cosas que son ciertas, pero son ciertas para el ’73 o ’72, no para el ’76.

–¿Por qué es difícil establecer qué pasó?

V. D.: –Es que hay gente que no abrió la boca durante 30 años. Por eso éste es un trabajo inicial. Está el caso de Rafael Flores, que fue secretario general de un sindicato (el del caucho en Córdoba), se fue al exilio y se convirtió en un estudioso del tango. Aunque viene acá a dar conferencias, no quiere hablar del pasado. En Madrid es una personalidad... pero de la música. Otros, como Hebe Cáceres, dieron testimonios muy comprometidos ante los tribunales, pero tampoco acceden a tener un contacto. Hay gente viviendo en Nicaragua y otros que recién ahora empiezan a querer contar.

L. T.: –A nosotros, además, nos interesó destacar la política de masas, no tanto el aparato militar, que en última instancia no fue lo principal. Porque la estrategia era la de guerra popular y prolongada, es decir se planteaba que a largo plazo el movimiento obrero iba a generar una organización de conducción política y que era el movimiento obrero el que tenía que generar una organización militar capaz de enfrentar al Estado, que esa no era una prerrogativa de Resistencia Libertaria.

V. D.: Y era una militancia que no acumulaba para el partido. Por ejemplo, no hacía propaganda partidaria, sino de las organizaciones de base. Tenemos una compañera que se llama Elsa Martínez, que está desaparecida. Era periodista y la Facultad de Periodismo de La Plata la rescató como una desaparecida propia; cuando vas a las páginas donde está su historia se describen las circunstancias de su detención y se señala que seguramente la secuestraron por razones económicas, porque no le conocen militancia. Y ella era una mujer de 40 años, no estamos hablando de alguien que tuvo un entusiasmo pasajero; es un buen ejemplo de cuál era el estilo. En el caso de los Tello, la mamá siempre reclamó por sus hijos y quedó instalado, pero en muchos otros no.

–No proclamaban ser anarquistas.

V. D.: –Es más, la represión se entera de Resistencia Libertaria recién cuando sus militantes cayeron.

–¿Cómo pasó?

L. T.: –Empieza a caer toda la gente del Partido Comunista de La Plata. Por necesidades económicas de la organización, en el ’77 se habían pactado una serie de operaciones de expropiación que le generaron a RL un problema de seguridad grande. Ya había sido golpeada en Córdoba y La Plata, pero en el ’78 es golpeada en Buenos Aires y La Plata al mismo tiempo.

–¿Cuántos militantes fueron secuestrados entonces?

–Más de 30. La mayoría va a parar al Banco, otros a Automotores Orletti, allí llevaron a todos los uruguayos.

–¿Qué aportes creen que dejó esa generación de anarquistas?

L. T.: –Para nosotros tiene el valor de mostrar la experiencia de un grupo que generó políticas en función de la organización de las masas y no del reclutamiento de militantes, es decir todo lo contrario de lo que la izquierda hizo en los últimos 20 años. La experiencia de las asambleas en el 2001 mostró cómo funciona eso, con la izquierda que iba a capturar militantes.

V. D.: –Le devuelve la memoria al anarquismo actual. Los que militamos en el anarquismo desde fines de los ’90 hacíamos las reivindicaciones porque las compartíamos, pero sin conocer la historia propia. Conocerla es como haber encontrado a tu hermano mayor.

26 noviembre 2007

Rescate de la memoria anarquista en Argentina

Un interesante trabajo de recuperación de la memoria anarquista de la Argentina de los años 70' están realizando dos historiadores sobre el movimiento Resistencia Libertaria, la mayoría de cuyos militantes fueron secuestrados. En la investigación se estudian sus formas de organización y las diferencias con otras agrupaciones.

En la contratapa del libro, autoeditado por Madreselva, se refieren al tema de la memoria: "La memoria es un círculo quebradizo, de líneas punteadas permanentemente abierto. Aquí están para demostrarlo estas anotaciones de Verónica Diz y Fernando López Trujillo; escritas a mitad de camino entre las sobriedades del historiador profesional y las vibraciones propias de quien se ubica bien por dentro de su propio asunto. Recomponer aquella experiencia es rescatar su pertinencia en el contexto histórico que le es propio; no para proponernos un bis ingenuo y a destiempo sino para explicarnos un esfuerzo entrañable y exigirnos nuevamente la tarea de volver a inventar. Nadie debería esperar de estas páginas un recetario sino la exposición lúcida de problemas que siguen siendo acuciantes y están todavía sin resolver".

No podría estar más de acuerdo con los autores.
El diario Página 12 publicó ayer una entrevista a estos investigadores.
Slds,
Manuel.
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"Recuperando la memoria anarquista"

Resistencia Libertaria fue una agrupación anarquista de los ’70. Sus integrantes se dedicaron al trabajo barrial y sindical de base, y tuvieron además un ala militar que realizó acciones en busca de financiamiento. Organizados como un partido de cuadros, llegaron a ser entre cien y ciento treinta militantes, la mayoría de los cuales serían secuestrados durante la dictadura. Todo esto empieza a conocerse ahora por el trabajo de Fernando López Trujillo y Verónica Diz, autores de un libro sobre un tema prácticamente desconocido. López Trujillo fue militante de la agrupación; historiador, en 1997 integró el grupo fundador del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierda (Cedinci). Diz es periodista y profesora de historia. Pertenece a la generación que entró a la vida política en los ’90 y se ha especializado en feminismo y anarquismo.

–¿Por qué se sabe tan poco sobre esta militancia anarquista?

Fernando López Trujillo: –Uno de los motivos es cómo terminó: la organización fue destruida y los sobrevivientes se fueron del país. También pesó el terror, porque cerca del 80 por ciento de ellos pasó por centros clandestinos de detención.

–¿De dónde venían?

–Aparecieron muchos nuevos grupos anarquistas en los años 71, ’72 y ’73, que se formaban al calor de la movilización social.

–En el libro plantean que esta nueva camada tuvo poca relación con las organizaciones preexistentes.

–No tenían contacto con los viejos reductos del movimiento. Hay tres o cuatro locales, que todavía siguen existiendo, que representan lo que quedó del viejo movimiento de los años ’20 y ’30, pero los agrupamientos nacieron por afuera de ellos y, en general, nunca tuvieron una buena relación.

–¿Por qué?

–En principio porque la mayoría de estos locales había sobrevivido sobre la base de no comprometerse con la vida social. Recibieron la llegada de los nuevos como un peligro.

Verónica Diz: –Hay una división que se repite históricamente, la concepción de un anarquismo militante y social, que se compromete y se contamina en el trabajo con los demás, contra otra posición de “yo no me mezclo con nadie”; ésta va acompañada de acusar al otro de cualquier cosa.

–Que sería...

V. D.: –Que sería de ser marxista, por ejemplo... o en todo caso de no ser anarquista. Esa es una explicación de por qué se separaron estos caminos en los ’70, y también del silencio. El ejemplo más crudo es el de María Esther Tello: volvió del exilio de Francia con tres hijos desaparecidos, los tres de Resistencia Libertaria. Un día estaba en la Biblioteca José Ingenieros y propuso “vamos a la marcha de la Resistencia”, y alguien le dijo “pero si no hay ningún anarquista desaparecido”.

–¿Eran universitarios?

–Sí, pero Resistencia Libertaria se desarrolló como movimiento obrero, porque íbamos a las fábricas para insertarnos.

–Ustedes cuentan que Resistencia Libertaria se había propuesto luchar por la revolución y, al mismo tiempo, contra el autoritarismo de la izquierda.

L. T.: –Sí, tenía un carácter no autoritario, tomaba esa concepción bakuninista de militantes que actuaban para organizar a las masas, pero que no tenían un plan de dirigirlas. El plan de trabajo era la construcción del poder, no la toma del poder, es decir que no se pensaba en alimentar el propio partido, sino en ayudar a que se crearan organizaciones. Resistencia Libertaria se agrupó por ejemplo en el Frente Antiimperialista por el Socialismo, que tenía unas definiciones amplias, pluralistas y democráticas... hacia el año ’75 el Frente es capturado por el PRT, pierde esa autonomía y hay una cantidad de grupos que se van.

–Es decir que la relación con el PRT fue de tensión.

V. D.: –Hubo tensión y colaboración, en Córdoba y en La Plata se compartieron experiencias, eran compañeros de fábrica, entonces para hacer ciertas operaciones había coincidencia; también se pasaban materiales.

–¿Y con Montoneros?

L. T.: –No, en general la relación con Montoneros se manejaba con muchísimo más cuidado porque se los veía muy infiltrados. Pero no hay documentos sobre políticas de alianza, por ejemplo no aparece en la documentación de Resistencia Libertaria nada sobre la relación con el Partido Comunista Marxista Leninista de La Plata, que era una muy estrecha y venía desde antes de la creación de Resistencia Libertaria porque el hijo de Hebe de Bonafini era amigo de los Tello, estaban juntos en la casa todos los días.

V. D.: –La casa de los Tello funcionó como una casa operativa, pasó mucha gente, gente que venía de Uruguay y se escondió ahí. Tenían una carpintería en la que hacían muebles con embute, que proveyó a todas las organizaciones. Los Tello padre y madre eran militantes anarquistas, a su casa iban viejos anarquistas expropiadores, era un lugar de nucleamiento en los primeros años de Resistencia Libertaria de La Plata.

–¿El grupo hizo acciones armadas?

L. T.: –El problema es a qué llamamos acciones armadas. Tenía un pequeño aparato militar que tenía finalidad autodefensiva y de expropiación, o sea hacía operaciones de financiamiento; en criollo, achacos. Si eso es lucha armada, bueno... pero yo creo que eso no es lucha armada. En todo caso nunca se planteó como una organización que operara militarmente contra el Estado.

V. D.: –Pero hay todo un mito acerca de que era una organización que practicaba la lucha armada, y existe una discusión abierta. Unos quieren ver en Resistencia Libertaria a la guerrilla anarquista que no existió porque andaban enfierrados. Claro, era una organización política que estaba activa durante la dictadura y obviamente tenía armas.

L. T.: –Armas tenían todos.

V. D.: –Otra cosa es que la historia cambia según en qué año haya militado el que la cuenta: algunos de los comienzos en La Plata dicen “¿armas? ¡nunca! si hacíamos unos picnics y éramos re horizontales...”. Y hay que recordarles que en Resistencia Libertaria se organizaba en células y trabajaban clandestinamente. Claro, a algunos les cuesta creer que la organización de la que tantos tomaron parte tomó un rumbo distinto que el que conocieron.

L. T.: –Ese es el problema, “de la que tantos formaron parte”. Hay una cantidad de gente que dejó la organización en el ’75, el derrotero de Resistencia Libertaria cambió, entonces cuentan cosas que son ciertas, pero son ciertas para el ’73 o ’72, no para el ’76.

–¿Por qué es difícil establecer qué pasó?

V. D.: –Es que hay gente que no abrió la boca durante 30 años. Por eso éste es un trabajo inicial. Está el caso de Rafael Flores, que fue secretario general de un sindicato (el del caucho en Córdoba), se fue al exilio y se convirtió en un estudioso del tango. Aunque viene acá a dar conferencias, no quiere hablar del pasado. En Madrid es una personalidad... pero de la música. Otros, como Hebe Cáceres, dieron testimonios muy comprometidos ante los tribunales, pero tampoco acceden a tener un contacto. Hay gente viviendo en Nicaragua y otros que recién ahora empiezan a querer contar.

L. T.: –A nosotros, además, nos interesó destacar la política de masas, no tanto el aparato militar, que en última instancia no fue lo principal. Porque la estrategia era la de guerra popular y prolongada, es decir se planteaba que a largo plazo el movimiento obrero iba a generar una organización de conducción política y que era el movimiento obrero el que tenía que generar una organización militar capaz de enfrentar al Estado, que esa no era una prerrogativa de Resistencia Libertaria.

V. D.: Y era una militancia que no acumulaba para el partido. Por ejemplo, no hacía propaganda partidaria, sino de las organizaciones de base. Tenemos una compañera que se llama Elsa Martínez, que está desaparecida. Era periodista y la Facultad de Periodismo de La Plata la rescató como una desaparecida propia; cuando vas a las páginas donde está su historia se describen las circunstancias de su detención y se señala que seguramente la secuestraron por razones económicas, porque no le conocen militancia. Y ella era una mujer de 40 años, no estamos hablando de alguien que tuvo un entusiasmo pasajero; es un buen ejemplo de cuál era el estilo. En el caso de los Tello, la mamá siempre reclamó por sus hijos y quedó instalado, pero en muchos otros no.

–No proclamaban ser anarquistas.

V. D.: –Es más, la represión se entera de Resistencia Libertaria recién cuando sus militantes cayeron.

–¿Cómo pasó?

L. T.: –Empieza a caer toda la gente del Partido Comunista de La Plata. Por necesidades económicas de la organización, en el ’77 se habían pactado una serie de operaciones de expropiación que le generaron a RL un problema de seguridad grande. Ya había sido golpeada en Córdoba y La Plata, pero en el ’78 es golpeada en Buenos Aires y La Plata al mismo tiempo.

–¿Cuántos militantes fueron secuestrados entonces?

–Más de 30. La mayoría va a parar al Banco, otros a Automotores Orletti, allí llevaron a todos los uruguayos.

–¿Qué aportes creen que dejó esa generación de anarquistas?

L. T.: –Para nosotros tiene el valor de mostrar la experiencia de un grupo que generó políticas en función de la organización de las masas y no del reclutamiento de militantes, es decir todo lo contrario de lo que la izquierda hizo en los últimos 20 años. La experiencia de las asambleas en el 2001 mostró cómo funciona eso, con la izquierda que iba a capturar militantes.

V. D.: –Le devuelve la memoria al anarquismo actual. Los que militamos en el anarquismo desde fines de los ’90 hacíamos las reivindicaciones porque las compartíamos, pero sin conocer la historia propia. Conocerla es como haber encontrado a tu hermano mayor.

Documental sobre el 9/11, Torres Gemelas


Tal como indica Tzvetan Todorov, en una magnífica conferencia titulada "Abusos de la Memoria", no toda memoria es "buena". Hay usos de ella, la "memoria literal" que no van más allá de sí misma, por lo que no ponen el pasado al servicio de la justicia del presente. De modo distinto, la "memoria ejemplar" es aquella que es capaz de abrirse paso desde la singularidad del pasado, hacia las analogías del hoy, y así poner la memoria en función de la justicia.

Habría que agregar un tercer caso de memoria que Todorov no nombra. En rigor, se trata más bien de casos de "desmemoria", de "olvidos políticos" voluntarios, que alteran el pasado de tal forma que se pueda seguir reproduciendo un presente de dominación. Son las memorias de los manipuladores de la verdad, de los hechos históricos. Podemos discutir e incluso enfrentarnos sobre los sentidos del pasado, pero no podemos negar lo ocurrido.

El "ataque" a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos es uno de esos casos de manipulación de la memoria. Se ha hecho circular un verdadero mito acerca del modo en que se derrumbaron las torres, mito que directamente pone a prueba nuestra capacidad de racionalidad pues ni siquiera respeta las leyes básicas de la física. Un incendio provocado por el estallido de un avión en uno de los pisos de un acorazado de acero 110 pisos de altura no genera una caída instantánea de toda una construcción en menos de diez segundos. Y la historia contada sobre tal "ataque" ha servido de justificación ideológica para toda una operación de "defensa" de la nación estadounidense, de parte de su gobierno, que ha llevado a múltiples guerras que aún no cesan.

¿Pero qué es lo que ocurrió realmente? ¿Porqué cayeron estas torres? ¿Alguien sabía que esto iba a ocurrir? El trabajo dedicado y persistente de simples ciudadanos norteamericanos que no están dispuestos a que les tomen el pelo como a niños, poniendo en juego su sensibilidad por el impacto que genera la tragedia de 1100 personas muertas sin una explicación convincente permite abrir nuevas interrogantes.

Se encuentra en línea un documental que entrega una lectura alternativa a lo ocurrido, que consulta distintas fuentes, como ingenieros en demolición, en explosivos, bomberos, testimonios de sobrevivientes. Es un trabajo serio que tiene una duración de 90 minutos, está en inglés con subtítulos en español.

Te invito a que lo veas presionando el siguiente enlace

Por nuevas Constituciones en América Latina

Una interesante columna publicada en El Clarín, por el sociólogo chileno Manuel Antonio Garretón: vivimos nuevos tiempos en muchos ámbitos de la vida cotidiana, con factores externos que condicionan las soberanías nacionales, e irrupción de nuevas identidades sociales y políticas que buscan su reconocimiento y derecho a la participación. Ha cambiado la relación sociedad-Estado, lo que debe plasmarse en nuevos ordenamientos jurídicos, ratificados por la soberanía popular, que además faciliten la integración regional.

Concuerdo plenamente con los planteamientos de Garretón, incluyendo sus prevenciones respecto a los contenidos de las actuales reformas constitucionales -cuidar que refundan la institucionalidad y no que perpetuen posiciones de fuerza actuales-, a lo que agregaría una mayor mención a la incorporación de los Derechos Humanos políticos, sociales, económicos y culturales como columna vertebral de los nuevos ordenamientos. De este modo no solo se avanza en la resolución de asuntos internos vinculados a la violencia política vivida en las dictaduras militares del Cono Sur en los setenta, sino que establece un horizonte convivencia sobre nuevas bases, que nos abren a integrarnos al mundo de manera distinta a lo que han realizado los países latinoamericanos hasta ahora: no solo integración económica, sino política en materia de respeto y promoción de los derechos humanos de todos y todas.

Slds,
Manuel.
---
"América latina necesita nuevas Constituciones"

Por: Manuel Antonio Garretón
Fuente: SOCIOLOGO, UNIV. DE CHILE
El tema constitucional ha estado constantemente atravesando a América latina en las últimas décadas.

Ya fuera porque se salía de autoritarismos que habían impuesto su propia institucionalidad y ello exigía la consagración de un nuevo orden político para la democracia emergente; o porque se salía de guerras civiles o de colapsos institucionales; o porque había que sancionar nuevos acuerdos en la sucesión presidencial; o porque había que inaugurar una nueva época, lo cierto es que las reformas constitucionales, las nuevas constituciones o las Asambleas Constituyentes han sido una de las cuestiones principales en los procesos políticos de la región.

Quizás uno de los principales méritos de algunos gobiernos sea el haber puesto este tema como el principal desafío y principio de movilización popular en un momento en que la política perdía importancia o centralidad.

Y, asimismo, el principal déficit de algunos gobiernos que recuperaron su democracia en los noventa es no haber impulsado un proceso que generara una Constitución de reemplazo a la que impusieron los autoritarismos.

Una evaluación de largo plazo y no coyuntural de este fenómeno lleva, sin duda, a valorar el hecho que en determinados momentos las sociedades se replanteen la forma de convivencia que quieren asumir. Ello, especialmente en momentos de cambios evidentes de época, tanto en lo que se refiere a: la exaltación de antiguos y nuevos derechos y deberes de los y las ciudadanas —incluyendo el reconocimiento del principio de género—, como en lo que se refiere a los fundamentos del orden político que han sido removidos o redefinidos a partir no sólo de los cambios de régimen sino de los procesos de globalización; las nuevas relaciones entre gobiernos locales y central; la explosión de identidades y la pluralidad cultural con la irrupción de pueblos originarios que buscan su autonomía e inclusión; la emergencia de poderes fácticos nacionales y transnacionales, económicos y mediáticos que afectan la soberanía y necesitan regulación; la conformación de bloques para enfrentar la mundialización; los cambios en la relación entre poderes del Estado y las insuficiencias del presidencialismo exacerbado así como la emergencia de nuevas formas de participación ciudadana y la necesaria institucionalización de partidos y coaliciones.

Es evidente que estas transformaciones obligan a revisar los ordenamientos constitucionales que se hicieron para otros tiempos y que no dan cuenta de los nuevos problemas y valoraciones.

En términos estrictos, estamos en una época que requiere una nueva Constitución para cada uno de nuestros países. Hay que reconocer que varios de ellos ya lo han asumido y la han elaborado. Porque las simples reformas que no cuestionan o redefinen los fundamentos de las antiguas Constituciones parecen claramente insuficientes y llevan a procesos permanentes o interminables que las convierten en una suma de parches y desfiguran sus ejes y principios fundamentales.

Sin perjuicio de que las nuevas constituciones dejen abiertas las posibilidades de reformas en el futuro, hay un "momento constitucional" fundacional indispensable. Ello suele expresarse en la forma de Asambleas Constituyentes, las que parecen ser una de las mejores formas de asegurar participación ciudadana sobre todo cuando incluyen espacios descentralizados o formas de consulta directa más allá de las fórmulas representativas, como fue el caso, por ejemplo de Brasil.

Pero, sin fetichizar los mecanismos porque pueden ser diferentes según las oportunidades que en cada país ofrece la institucionalidad vigente para ser modificada, el principio indiscutible es que tiene que haber una instancia o momento de participación o ratificación popular que haga que los ciudadanos y ciudadanas sientan que se trata de "su" Constitución. Si no es así, ésta será siempre algo abstracto por lo que no se siente ni interés ni adhesión afectiva, elemento indispensable de una mínima cohesión nacional.

Aclarada la indispensabilidad de un nuevo momento constitucional, cabe reflexionar sobre los riesgos o los abusos que en esta materia se puedan cometer. Y quizás el mayor de estos riesgos y abusos consiste en buscar transformar la correlación de fuerzas vigente en un determinado momento o las posiciones personales como la figura presidencial o los climas culturales y estados de ánimos coyunturales, en el orden definitivo y permanente consagrado por la constitución.

Ello no sólo por parte de los sectores que gozan de una mayoría temporal, sino también de minorías defensivas que otorgan concesiones a cambio de mantener una pequeña cuota simbólica o material de poder. Y esto ocurre tanto en las fórmulas de reforma constitucional, por ejemplo, con la cuestión de los períodos presidenciales y de sus eventuales re-elecciones, como en las fórmulas de Asamblea Constituyente, en las que una eventual mayoría circunstancial impone su propio proyecto de sociedad sin la incorporación de la pluralidad o de la posibilidad futura de cambio.

Si son las nuevas relaciones que se establecen entre Estado y sociedad y la redefinición de los proyectos nacionales en el mundo globalizado lo que está detrás de las nuevas Constituciones y de las diversas fórmulas al respecto, cabe también pensar en un aspecto no suficientemente destacado en los nuevos órdenes constitucionales. Este es la apertura a principios de integración de la región, lo que sin duda debe llevar a redefinir ámbitos de soberanía nacional.

A la larga, no habrá real integración si no se considera la dimensión política y la institucionalidad en esa dirección. Los momentos constitucionales de cada uno de nuestros países debieran ir preparando la creación de una institucionalidad política a nivel de la región.