17 diciembre 2009

En la segunda vuelta podemos ir por más

EN LA SEGUNDA VUELTA PODEMOS IR POR MÁS
Por Manuel Guerrero Antequera

Para la izquierda, el progresismo y las personas de buena voluntad el resultado obtenido por Piñera en primera vuelta no debe llevar a pensar en la derrota, sino en abrir compuertas y presionar para alcanzar más y mejor democracia, porque fuerza para ello hay: Jorge Arrate y Marco Enríquez-Ominami suman 26% de la votación, frente al 29% de Frei que pasó a segunda vuelta. Es decir, tienen una fuerza proporcionalmente muy similar para incidir en el cuadro nacional. Si a ello se suman quienes anularon en primera vuelta pero no están disponibles para que resulte electo el representante de la derecha empresarial, estamos hablando de mucha gente.

Esta nueva mayoría emergente evidencia que para ganarle a Piñera no es una Concertación 2.0 lo que hace falta, pues esa oferta solo concitó lo que Frei pudo alcanzar. Se requiere un gran Acuerdo Democrático que considere un programa de gobierno de avanzada, postneoliberal –que no es lo mismo que socialista-, a partir de la integración de elementos que están contenidos en los programas de Arrate, MEO y Frei: reforma tributaria profunda, desmunicipalización de la educación, cambio constitucional (binominal, código del trabajo), desmilitarización de la Araucanía y solución al "problema" mapuche, medidas concretas para un desarrollo sustentable y avanzar hacia la nacionalización de bienes naturales como el agua y el cobre, asegurar la salud como un derecho, promoción mayor de los derechos humanos, en cuanto a justicia y reparación, y el regreso de Carabineros de Chile al Ministerio del Interior. Estos son mínimos que deben ser exigibles para estar disponibles a concurrir a las urnas en la segunda vuelta y marcar por una opción distinta a la del megaempresario Piñera.

Hoy es posible hacer valer la enorme votación obtenida por Marco Enríquez Ominami, la votación de Arrate que dobla lo históricamente alcanzado por la izquierda hasta hace poco extraparlamentaria, así como la de los/as electores/as de Frei que están por profundizar y radicalizar la democracia y la promoción de la justicia social, y los votos nulos que no quieren que el país sea gobernado por la derecha o una Concertación que en los hechos ya ha dejado de existir como una coalición que por sí misma sea capaz de acceder al Ejecutivo por quinta vez. En el crecimiento del sector de la izquierda y el progresismo, hay una señal de la ciudadanía que debe ser acogida y encausada hacia más democracia, participación, renovación y voluntad de cambio.

Ya se abrió la puerta, ahora es el momento de empujarla y pasar por ella con fuerza, para que Piñera caiga al mismo tiempo que el nuevo tiempo que se abra no sea la repetición de los últimos 20 años, sino el del verdadero fin de la transición de dictadura a democracia, del paso del neoliberalismo a una sociedad más democrática, justa e inclusiva, la era de la constitución de una nueva mayoría que le de una posibilidad de gobernabilidad a los cambios profundos y estructurales que nuestro país requiere para dejar de ser la sociedad segmentada y excluyente que nos ubica en lugares indignos de la distribución del ingreso a nivel mundial.

Así como alguna vez la Democracia Cristiana exigió un Estatuto de Garantías Constitucionales a Salvador Allende para dar su apoyo, hoy es el momento para que la izquierda y el progresismo exija de manera responsable al mismo partido y su coalición herida, pero aún viva para confluir con otros, la suscripción de un acuerdo democrático o protocolo de compromisos que signifiquen no apoyar al mal menor, si no evitar que lo peor gobierne Chile con Sebastián Piñera, y que un efectivo tiempo mejor advenga para Chile que no sea la réplica de lo mismo, sino el paso a lo nuevo.

Si estos compromisos se ratifican, estoy seguro que somos muchos y muchas quienes estaremos dispuestos y dispuestas a participar y votar positivamente contra la derecha, aunque el rostro de este nuevo momento sea Eduardo Frei en la papeleta.

Con la energía, alegría y voluntad de incidir, hoy podemos ir por más en segunda vuelta.