
Muchas gracias bellas y valientes mujeres, por traernos a la vida,
por juntar fuerza, ternura y trabajo para hacer de nuestra existencia
un espacio más habitable y humano.
Gracias abuelas, madre, esposa, hermanas, hijas, amigas, compañeras y colegas.
Un abrazo, un beso y el compromiso de persistir en la verdad, pues ella,
como profetizó Nietzsche,
tiene rostro de mujer.
Feliz 8 de marzo!
Vuestro aprendiz,
Manuel.