28 julio 2007

Con la guitarra a los 19



En 1989 en un club de Estocolmo, cantando "Confesiones" que escribí, creo, en 1986.

CONFESIONES

Ahora que no estás
voy a confesar que te quiero
El sol está mal
el horizonte pide a gritos que lo cambiemos.

Voy a confesar que me río
que me gusta el invierno aunque haga frío
Voy a confesar que la cordillera
sigue igual y que el mar espera.

Muy bien, voy a continuar
me doy cuenta de que estás atento
Seguro que lo estás
porque el que duerme siempre ve más
que el despierto.

Voy a confesar que tu reloj,
no se ha detenido ni el tiempo ni su destino
Y así es como vamos construyendo
porque tus gritos aún siguen existiendo.

Voy a confesar que te sigo,
tus miradas, tus gestos y tus libros
Voy a confesar que el caminante
también se cansa al hacer camino.

Voy a confesar que me enojo,
que me equivoco y me siento niño
Voy a confesar que también los pájaros
vuelan lejos y dejan su nido.

(Recitado):
La confesión que te doy no es
una medalla, un diploma ni un título de batallas
La libertad que te doy no me es regalada
así es que ven conmigo a conquistarla.

(Cantado)
Voy a confesar que me enojo,
que me equivoco y me siento niño
Voy a confesar que también los pájaros
vuelan lejos y dejan su nido.

27 julio 2007

Hospedaje

Llegan momentos en que uno se hace preguntas fundamentales.
Momentos de horizonte, por llamarlos de alguna manera. Un espacio tiempo que busca marcar cierta línea, un antes y un después, pero que no lo logra, pues está suspendido en la interrogación.
Algo quiere abrirse, aflorar, pero no encuentra su modo de expresión.

Cada cierto tiempo me ocurre. Como a Hamlet se me aparece el espectro de mi padre, me ronda, conmina, empuja, arrastra, atraviesa. Respira, agita, concentra, espera, decide en mí. Por mí. Como una masa de mar juega con mi cuerpo, con mis sentidos, conduciéndolos hacia direcciones repentinas, con cambios inesperados, rápidos, imprevistos. Mis piernas saltan estando en sueño, mis manos abren libros, cuadernos, buscan pistas, asociaciones, puntos de apoyo. 

Cuando eso me ocurre, escribo. Rompo el estado de preguntarme, de volverme pregunta sin fin, cogiendo algún acontecimiento del día de turno que me da el soporte para dar forma a lo in forme. Desde la altura del estómago viene el impulso, violento, pero al pasar por las palabras escritas logro calmar la vehemencia y salen mis crónicas, las columnas, ordenadas, civilizadas. Siempre intento decir algo, ofrecer una perspectiva, agregar un plus a lo que hay. Pero ello en mi es suplementario.

Me he preguntado porqué me ocurre esto. Eso de escribir sin dejar de hacerlo.

Me he inventado una respuesta. Escribo porque es mi forma de hospedar a mi padre.

Pero él es un huésped muy mal educado. Desordena y desaparece. Irrumpe sin aviso. Está alojado sin que pueda expulsarlo. Vive en mis preguntas.

25 julio 2007

Sin tí

¿Y si insistir seriamente banaliza?

Abrir el vacío satura,
acercar lo ausente distancia
sumar palabras resta
amplificar silencia
surcar borronea
recordar olvida.

¿Y si mi originalidad es impostura?

Decirte te acalla,
citarte te plagia,
mostrarte te oculta,
unirme a ti nos separa.

Débil copia de la copia,
carrera sin meta
valentía sin peligro
viejo niño viejo.

Muero mi vida por tu muerte,
vivo tu muerte para que no mueras,
muero tu muerte para que vivas,
espero que mueran para vivir.

La vida. Vívida. Vivamente.
Solo para vivir.

Sin deuda, sin espera.
Sin tí.