14 abril 2009

A 20 años de la muerte de Harald Edelstam, un héroe que no podemos olvidar


El 16 de abril se cumplen 20 años del fallecimiento del "Clavel Negro", emabajador sueco que vivió en Chile el proceso de la Unidad Popular y los primeros años del terrorismo de Estado de Pinochet. Salvó muchísimas vidas en forma valiente y generosa. Una de esas tantas vidas, por su legado, fue la de mi familia, cuando partimos a nuestro primer exilio rumbo a Suecia, a fines de noviembre de 1976, luego que apareciera mi padre en el campo de concentración de Tres Álamos, Fuerte Silva Palma y Puchuncaví. Por su labor humanitaria fue expulsado de Chile en aquellos tristes y oscuros días.

La Asociación Harald Edelstam conmemorará el día con un acto de homenaje en su tumba, en Ekerö, Estocolmo.

Tack käre Harald för allt som du gjorde för hela världen!
Din vän,
Manuel Guerrero.
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Un héroe sueco

Gustaf Harald Edelstam, nació el 17 de marzo de 1913 en Estocolmo. Edelstam pertenecía a una familia noble de Suecia, sus padres fueron Fabian Edelstam y Hilma Dickinson.

Realizo sus estudios en una academia militar graduándose con las mejores notas como el mejor cadete de su curso Primera Antigüedad. En 1939 estudia derecho y se gradúa como jurista en la Universidad de Estocolmo. En el mismo año que se gradúa es reclutado como attaché en el ministerio de relaciones exteriores sueco y en su primera misión es enviado a Roma.

En 1941 es enviado a Berlín en la Alemania Nazi, después pasaría a Oslo en la Noruega ocupada por los Nazis. Es en estos dos lugares donde Edelstam exigió al Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia el derecho de ayudar a las familias judías en Berlín y proteger a quienes luchaban en la resistencia contra los Nazis en Oslo, es en esta ciudad donde se gana el apodo de El Clavel Negro (Svarta nejlikan), apodo que marcaría el resto de su vida.

En 1969 es enviado como embajador a Guatemala, en esos años el país estaba sumergido en un conflicto armado y la mayoría de los diplomáticos de otros países temían por su integridad física resguardándose tras guardias armados, por lo contrario Edelstam se reunía con distintos grupos y organizaciones populares y que luchaban por los derechos humanos para conocer mas de la realidad que vivían. De esta manera el denunciaba de forma publica las violaciones a los derechos humanos en Guatemala.

En 1972 el gobierno de Olof Palme lo designa embajador en Chile, manteniendo Edelstam un claro compromiso y simpatía por el proceso popular que había iniciado el gobierno del presidente Salvador Allende.

Cuando se produce el golpe de estado de Pinochet en septiembre de 1973, Harald Edelstam comienza una instantánea labor de ayuda a cientos perseguidos políticos chilenos y exiliados latinoamericanos, abriendo las puertas de la Embajada de Suecia y asumiendo la representación de los intereses diplomáticos de Cuba -país con el cual la dictadura militar rompe relaciones- dedicando días y noches en salvar vidas y darles refugio en ambas sedes diplomáticas, al tiempo de convencer y presionar a otros colegas del cuerpo diplomático extranjero de la necesidad de que también abrieran sus embajadas para refugiar a más personas en peligro de vida.

Se calcula que Edelstam en esos pocos meses que van de septiembre a diciembre, cuando la dictadura lo declara persona non grata y lo expulsan del país, le salvó la vida a más de mil personas, entre ellas a una cincuentena de exiliados uruguayos que estaban prisioneros en el Estadio Nacional y que seguramente sin su mediación hubieran sido fusilados o desaparecidos.

Pero no fue eso solo lo que hizo Edelstam, fue más allá de lo que le marcaba formalmente su función, creyó necesario además usar su inmunidad diplomática para ayudar a la resistencia popular chilena contra la brutal dictadura que había derrocado a un gobierno elegido por el voto mayoritario de sus ciudadanos.

Su última misión diplomática fue como Embajador de Argelia (1974 – 1979).

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SALUDO DESDE CHILE
La Asociación Harald Edelstam en Chile acordó hacer llegar a sus familiares, amigos y a quienes conocen su vida u obra el siguiente saludo:

En este acto de homenaje a Harald Edelstam queremos hacer llegar nuestros más sinceros saludos y la expresión de nuestra profunda gratitud.

Su irrestricta actitud de defensa de los derechos humanos y la vida es para nosotros un ejemplo a seguir. Ese fue el hilo conductor de su andar en esta vida, y lo dignifica para siempre.

Colocó la protección de las personas por encima de los intereses de los Estados, y dio un sentido concreto a la palabra solidaridad,

Reconocemos y agradecemos la generosa solidaridad del pueblo sueco hacia el pueblo chileno durante la dictadura militar. Harald Edelstam es todo un símbolo de esa solidaridad.

Pero también puso un rostro a la palabra dignidad, interviniendo con audacia y valentía en situaciones extremadamente delicadas. Su fuerte voz interior lo llevó a seguir luchando por la vida, aunque muchas veces se encontraba solo.

Su célebre frase “en las crisis se debe usar el sentido común y obedecer la voz del corazón” nos sirve de inspiración en la tarea cotidiana. “Simplemente, no tolero la injusticia”, es otra potente frase suya.

Como autoridades políticas, representantes de organizaciones de derechos humanos, organizaciones comunitarias, ciudadanos y ciudadanas, asumimos el compromiso de seguir el ejemplo de Harald Edelstam, interviniendo allí donde la dignidad humana esté amenazada.

¡Gracias, Harald, por ese legado!

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