06 mayo 2008

La tortura y el Presidente Bush

En una lúcida columna de opinión, el padre jesuita, y teólogo moral, José Aldunate, fundador del Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, deshace con convicción los argumentos que ha esgrimido recientemente George W. Bush para vetar el proyecto de ley del Congreso de EE.UU, que pretendía terminar con la práctica institucionalizada de la tortura.

Es bastante increíble, para los ingenuos románticos ilustrados entre los que, involuntariamente, me encuentro, constatar que en pleno siglo XXI tengamos que seguir argumentando en contra de algo tan evidentemente bestial, pero que no hemos sido capaces como humanidad de erradicar como la tortura.

Bien por el ya nonagenario Pepe Aldunate, que no se cansa de sacar la voz, con inteligencia, sensibilidad y dignidad, frente a este tema que nuevamente se está naturalizando como práctica habitual en occidente.

Saludos!
Manuel.

---
LA TORTURA Y EL PRESIDENTE BUSH
Por José Aldunate, SJ

Me dicen que el Congreso Norteamericano aprobó una ley contra la tortura y que el Presidente Bush la vetó. Este veto no me extraña.

Con él simplemente se explicita la aprobación de una práctica que el Gobierno y las Fuerzas Armadas de los EE.UU han adoptado contra sus prisioneros. Pienso que este abuso criminal no está ausente en la práctica de muchas policías latinoamericanas. Solamente que no nos atrevemos a confesarlo. Por esto creo que será bien que aclaremos con verdad y sinceridad este tema.

Comenzaré por hacer de Abogado del Diablo para el Presidente Bush. Defenderé sus justificaciones de la tortura.

- Es necesaria en la lucha contra el terrorismo.

- Se practica universalmente, aunque en secreto.

- Es una pena menor que la pena de muerte, que ha sido practicada y aprobada en todo tiempo.

Respondamos ahora a estos argumentos.

Es cierto que la tortura puede ser un medio eficaz para obligar a un delincuente a hablar y así desbaratar una red de complicidad. "Si no los apretamos no cantarán" dijo Augusto Pinochet en una ocasión. Pero no es el único medio ni el mejor. A la larga, será contraproducente. Me explico:

Es un medio simple y brutal para obtener las denuncias requeridas. Pero hay métodos más científicos que ponen en juego la experiencia y la psicología para lograr el mismo objetivo. Y logran mucho más. Se conquistan la cooperación voluntaria del sujeto. Donde la tortura deja humillación, rabia y hasta deseo de vengarse contra la sociedad, estos métodos llevan a la conversión y cooperación del delincuente, a su real rehabilitación.

En otras palabras, si tratamos brutalmente a un ser humano, lo haremos más bruto; si lo tratamos más humanamente, se volverá más humano.. Sólo por este camino de más humanización venceremos más definitivamente la delincuencia y el terrorismo.

Un caso excepcional, que a veces se elucubra, es que aplicando la tortura se podrá evitar una catástrofe, no invalida la regla general: la tortura es absolutamente condenable.

Respondamos ahora a los demás argumentos. No es cierto que la tortura se practica corrientemente en todas partes. El humanismo de la civilización occidental la excluyó en el siglo XIX. Reapareció en el siglo XX con los nazis y en diversos países, sobre todo latinoamericanos bajo regímenes militares. Pero actualmente está oficialmente desterrada del mundo occidental cristiano. Bajo la acogida casi universal de la doctrina de los Derechos Humanos, esta abolición tiende a extenderse a todo el Oriente, con excepciones de algunos países musulmanes.

Podemos decir que en Chile, desde la democracia, no se practica la tortura. Hay abusos policiales, hay violencia entre particulares, pero todo eso no es propiamente tortura. Tampoco lo son los interrogatorios prolongados y otras prácticas legítimas, corrientes en los interrogatorios.

En cuanto al argumento que compara la tortura con la pena de muerte que aún hoy es admitida en muchas Constituciones como legítima, diremos lo siguiente. La pena de muerte podría ser admitida como una defensa de la sociedad, eliminando un individuo peligroso. La tortura en cambio. No elimina un peligro, sino más bien alimenta el resentimiento y el odio en el delincuente.

Repongamos estos razonamientos en el hecho histórico de un Presidente de una gran nación que veta la abolición de la tortura, postulada por el Congreso. Lo peor es que este veto no es un acto singular, sino expresa una práctica de las Fuerzas Armadas de esa nación.

Detrás de este veto están los abusos del ejército en Irak, el encarcelamiento de Guantánamo, la remesa cautivos a las cárceles donde se practica la tortura, el rechazo de toda sujeción de la justicia de tribunales Internacionales.

Para los que creemos en una humanidad que marcha hacia la no-violencia, la unidad y la fraternidad, ese veto del Presidente Bush, que abre el camino a la tortura, es un verdadero escándalo. Confiamos en que el Pueblo Norteamericano sepa reaccionar con fuerza y reafirmar su compromiso histórico con los derechos humanos y la fraternidad.

Revista Reflexión y Liberación

No hay comentarios.: