¿Es el año nuevo un momento para hacer balances de lo sido y levantar expectativas de lo que vendrá? Bueno, mi amigo Juan Alfaro me preguntó el otro día a boca de jarro sobre mi año 2007 y la verdad me sorprendió con la consulta. Todavía no termina, le respondí, como para no hacerme cargo de que sí es posible revisar lo acontecido en 12 meses. Ajá, me dijo el Juanito, pero tirando la raya final la suma te sale en azul o en rojo, insistió cariñoso. Y tiene razón, creo que vale la pena hacerse esas preguntas.
En parte en ese espíritu, con mis compañeros del Doctorado en Sociología de la U Alberto Hurtado, ayer nos arrancamos solitos a Valparaíso, a compartir un día entre nosotros, regaloneados por el porteño poeta, sociólogo y amigo Tito Tricott. Encumbrados en el Cerro Concepción, a la sombra de unos paltos, araucarias y palmeras, nos comimos un rico asado, degustamos unos vinitos tintos, y cantamos a Silvio, Victor, León Gieco, los Beatles, Victor Heredia, y coreamos canciones republicanas de la Guerra Civil Española, de los partisanos italianos y de América Latina. Fue todo muy bello, sencillo, comprometido, fraterno. Regresamos de noche a Santiago y cada uno está cerrando el año y de a poco pensando en lo que vendrá.
¿Y qué tal fue el 2007? Intenso, muy intenso. Abrí el año de cabeza organizando el Acto por los Manueles en marzo, en el que logramos, junto a la Comisión de Memoria y Derechos Humanos del Movimiento Nueva Izquierda, y muchísimos amigos y personas solidarias, convocar a una gran cantidad de personas a una jornada de seis horas de música y actividades para niños en pleno corazón de Providencia. El propósito era no solo recordar a mi padre Manuel, a José Manuel y a Santiago Nattino a 22 años de su asesinato, sino hacerlo en un formato que pusiera el acento en el presente que desde el pasado se abre al futuro con optimismo. Intentar salir de la liturgia victimizada, para retomar el compromiso social desde la fuerza del colectivo, el amor al otro, desde la mirada llena de vida de los niños, que fueron actores importantes en el acto que llamamos Con Memoria y Alegría, Adelante por la Vida. Logramos mucha adhesión, incluso Roger Waters que anduvo esos días en Chile, donó uno de sus cerdos inflables para el acto, que es un ícono de los conciertos de Pink Floyd. Fue una actividad que salió redondita, completamente financiada con aportes de cientos de personas. El trabajo de la memoria que emprendo creo que va bien encaminado a través de las columnas de opinión en la prensa, este blog y las intervenciones en foros y seminarios. ¿Será posible articular todo este trabajo en la forma de una Fundación, por ejemplo, el año 2008, que permita darle más estabilidad y proyección a este tipo de actividad?
Claramente el acto fue una suma en azul, con un solo rojo o warning: me involucré a tal punto en la organización que prácticamente desaparecí de la vida cotidiana de mi compañera e hijas, algo que me propongo cambiar en los tiempos venideros. La militancia social y política nunca debiera ser incompatible con el cuidado, apoyo y presencia en la familia, que es lo más importante que tengo en la vida: son los seres actuales a quienes me debo y amo. Ojo entonces para el 2008, Manolín: que el pasado esté presente en la memoria, pero que no se tome tu presente. Habrá que elaborar más, ahí está el desafío.
En lo laboral, mi trabajo como sociólogo en la Vicerrectoría Académica de la U de Chile y las clases que hago en Arcis y la U Alberto Hurtado, creo que en general cumplí de acuerdo a mis estándares de exigencia. Logré mucha cercanía con mis estudiantes, entusiasmar en el camino de la reflexión crítica pero rigurosa, con compromiso ético por las causas sociales que intentan desmontar las prácticas de dominación. Azul, la suma. Sin embargo, creo que sería mejor focalizar en solo ciertas áreas temáticas las clases que imparto. Asumo muchos compromisos distintos, lo que lleva a cierta dispersión que no me permite especializarme del todo en algunos temas, autores, enfoques. En este sentido, para el 2008 creo que será un interesante desafío integrar mejor los trabajos en lo académico laboral y mis intereses personales en algunas áreas. Ello, de la mano de la tesis doctoral en sociología, que intentará investigar la relación entre Memoria, Violencia Política y Compromiso Militante, en los últimos 40 años de la historia chilena. Creo que el año 2008 ya debiera sacar una publicación en formato de libro, para hacer circular mis ideas, compartirlas con un público amplio y también especializado. Someter mis avances a la crítica, ahí hay un buen desafío.
Finalmente, hay dos ámbitos que creo debo ponerle mucha más atención el 2008, quizá porque nunca será suficiente todo lo que uno haga en ellos, por el valor que tienen: mis lunitas y la militancia política. Deseo entregarme mucho más a mi familia, volver la vida cotidiana en algo mágico, que tiene un valor en sí mismo, el centro de toda mi existencia y actividad. Dar más libertad para que cada una se vaya proyectando, vaya encontrando su propio centro, desarrollen sus capacidades y potencialidades. Si yo me tomo mucho tiempo para mis actividades ello simplemente no es posible. Tengo que lograr un mejor equilibrio, entre lo social y lo íntimo. No quisiera repetir los errores, inconscientes probablemente, de la militancia de nuestros padres. Tal como el presente no se puede ver sacrificado por la fuerza del pasado y la memoria, tampoco lo puede hacer en razón de las promesas del futuro. Persistiré en mi compromiso político con una izquierda comprometida por los derechos humanos, la cultura y la justicia social. Avanzar más en la unidad entre los diversos sectores, creo que en eso puedo jugar un papel, aunque sea muy pequeño. Pero no lo hará a costa de mis lunitas pequeñas y mi luna mayor. Todo pierde sentido sin ellas, y cada una de ellas desea mi presencia, mi cariño, y también sus propios espacios de libertad.
El principal desafío para el 2008, entonces, es lograr equilibrar el conjunto de actividades que me siento comprometido a realizar (el que nació chicharra morirá cantando), pero cultivando más y mejor la vida en familia, cultivando más y mejor la amistad con mis cercanos, profundizando en mis intuiciones y hallazgos personales y académicos, focalizando en áreas temáticas, dedicándole tiempo a la actividad política solo en aquello que tenga un valor y donde uno realmente pueda realizar aportes relevantes, no dejando que el pasado se coma al presente, sino elaborando la memoria para sentir más gusto por el día a día, y para transformar colectivamente esta sociedad, que le llora más justicia, ética y dignidad. Y todo ello con una sonrisa en los labios.
No es poco, pero para eso estamos vivos!
Feliz año, les deseo que sus balances también se vayan acercando a las sumas azules, y que los desafíos que emprendan nos permitan encontrarnos, acercando nuestros sueños día a día.
abrazos,
Manuel.
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