Motivado por unas hermosas entradas de in.tuyo en el dìa del padre, me arrojé a buscar una frase que diera cuenta del modo en que me gusta recordar, en presente pero sobre todo abierto al porvenir, a mi padre. Y de golpe -que fea la palabra despuès de septiembre 73, mejor la cambio-, y de súbito, apareció en el telón de fondo de mi acervo cultural a mano, la frase "como un ladrón en la noche".
Así me gusta celebrar a mi padre: en la espera activa, movida por las napas subterráneas de la memoria, con voces e imágenes que vienen de muy atrás, pero que me sobrevienen desde el futuro. Una "retroproyección" diría tal vez Heidegger, o "retromodernidad" le leí escrito al pie de una foto a Martin Hopenhayn. Vivo a mi padre, que conocí y disfrute en lo sido, pero desde la promesa del mañana. Como un ladrón en la noche se me aparece en lo cotidiano en forma inesperada, desde el roce de un perfume que atraviesa el aire y llega a mi ya adulto y me giro buscándolo, porque es su olor. Sueve, rico, como lo recuerda mi hermana América. O también a través de una canción que suena como de la nada desde una radio por ahí, en la voz joven de Victor Manuel cantándole al amor que despierta a las piedras. Más fuerte es cuando me miro al espejo y de pronto en algún rasgo mío lo distingo. Como el fantasma de Hamlet (Escena XII), pero sin demanda por resolver un crimen, sino simplemente de visita.
Como un ladrón en la noche, a horas no pensadas -como dice Mateo (24. 43-44), San Pablo a los Tesalonicenses (5-2) y Lucas (12.39)-, así aparece siempre. Me sucedió, por ejemplo, en un viaje a Andalucía para una conferencia sobre violencia política en América Latina. Luego de estar en la hermosísima Granada, con la bella Alahambra marcando presencia plena como nuestra cordillera en Santiago, fuí por algunas horas a caminar a solas a Sevilla. De pronto me embargo una pena intensa por no poder compartir aquellos momentos con alguien cercano, había tanto que comentar, tanto de lo que maravillarse y yo solo ahí entre mucha gente. Tal sentimiento "oceánico" me consumaba cuando de pronto siento su presencia viva. Me sonreí porque adiviné el juego y busqué la señal. Levanté la cabeza y ahí estaba: un hermoso naranjo era lo único que me separaba de un cielo muy azul. La fragancia de los naranjos en flor me elevaron el ánimo y tomé aquellos bellos frutos en mis manos, recorrí su textura con las yemas de mis dedos, y los acaricié como si fueran la extensión del rostro y las manos de mi padre. Muchas veces me habló de los naranjos, y a través de ellos compartió mis experiencias intensas del sur de España, a pasos de Antequera.
Feliz día papá. Gracias por la vida Padre.
Bellas canciones que recuerdan naranjos: Naranjo en flor (tango argentino), A la mar fui por naranjas (tonada chilena). Por favor escucha Recuerdos de Alhambra, tal vez uno de los temas más hermosos para guitarra clásica de Francisco Tárrega.
3 comentarios:
... y gracias por la vida, que con su sacrificio, dio a todos los demás hijos de esta Tierra...
Un beso,
Marce
Que bueno que siempre puedas tener a tu padre presente, no solo en tus escritos pero en cada acto de tu vida. Eso tenemos que hacer con nuestra historia y con todos aquellos que perdimos.
Feliz dia,
Lena
Manuel, a propósito del "día del padre"... de pura chochera, puse a disposición un video de la Marifer tocando una pieza de violín... ese fue el regalo que recibí y ahora yo regalo ese regalo para el que lo quiera escuchar. Vivan los papis, los que se fueron y los que aún no, porque a finde cuentas todos ellos están latiendo en nuestra sangre y nosotros en la de nuestros hijos e hijas !
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