12 junio 2007

Henry Thoreau y su llamado a no obedecer


El español José Antonio Pérez escribe en un sitio dedicado a Henry Thoreau la lección que sacó al entrar en contacto con sus textos y testimonio de vida: "Sin necesidad de recurrir a grandes teorías salvadoras, si cada cual se decidiera a cuidar de la porción del entorno que le concierne más de cerca, sea ésta silvestre o civil, si cada uno cuidase su parte del jardín, el mundo en su conjunto sería un paraíso."

¡Cuánta razón tiene! No es necesaria una formación teórica específica para hacerse cargo de sí mismo, y éste "si mismo" ha de entenderse como uno con el entorno, cada "yo" junto a los "otros", otros que es también la propia naturaleza, el medioambiente.

En plena época en que las locomotoras trabajan frenéticamente para construir a Estados Unidos, desde un puritanismo que elogiaba el trabajo por el trabajo y la acumulación de riqueza como señal de salvación en la tierra, Henry Thoreau se niega a pagar sus impuestos porque no estaba dispuesto a financiar a un Estado que avalaba la esclavitud. Naturalmente -que triste el uso que le damos a la palabra "naturalmente"- fue encarcelado por... desobediencia civil. Y Thoreau aprendió la lección: no tienes porqué respetar leyes que no encuentres legítimas, pero tienes el deber moral de desobedecer cuando lo que mueve tu interés es la justicia que no siempre coincide con el Derecho.

Su primer empleó como profesor lo perdió luego de dos semanas por negarse a aplicar castigos físicos a sus estudiantes. Así Thoreau:

“Si un hombre pasea por el bosque por amor a ellos la mitad de cada día, corre el riesgo de que le consideren un holgazán; pero si se pasa todo el día especulando, cortando esos bosques y dejando la tierra desnuda antes de tiempo, se le aprecia como ciudadano laborioso y emprendedor. ¡Como si el único interés de una ciudad por sus bosques fuera talarlos!”.

“Haz que tu vida sea una contrafricción para detener la máquina”.

"Hazte experto en cosmografía propia”.

“Si he arrebatado injustamente una tabla a un náufrago, debo devolvérsela aunque yo mismo me ahogue”.

“El destino de un país no depende de cómo se vote en las elecciones, el peor hombre vale tanto como el mejor en este juego; no depende de la papeleta que introduzcas en las urnas de vez en cuando, sino del hombre que echas de tu cuarto a la calle cada mañana”.

“En nuestros días los hombres llevan una gorra de estúpido y la llaman una gorra de libertad”.

“He aprendido que el comercio maldice todas las cosas que toca; y aunque comerciéis con mensajes del cielo, la maldición de aquél acompañará el negocio... los caminos por los que se consigue dinero, casi sin excepción, nos empequeñecen”.

“No hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar”.

“La ley nunca hizo a los hombres un punto más justos, y, gracias al respeto que se le tiene, hasta hombres bien dispuestos se convierten a diario en agentes de la injusticia”.

“Seamos libres, incluso respecto a la coerción originada por nuestras propias necesidades”.

“No vine a este mundo a hacer de él un lugar agradable, sino a vivir en él”.

“Durante más de cinco años me mantuve sólo con el trabajo de mis manos; y descubrí que podía atender a todos los gastos de mi subsistencia trabajando unas seis semanas al año”.

“Lo que la mayor parte de mis convecinos consideran bueno, en lo hondo de mi alma yo lo tengo por malo; y si de algo he de arrepentirme puede que sea de mi buen comportamiento”.

En definitiva, un libertario cuando aún no había movimiento anarquista, un ecosocialista cuando aún no surgían los mediambientalistas... simplemente, un hombre auténtico. Grande tío Henry, gracias por tu coraje, gracias por tus bellas y conmovedoras frases que nos sirven de brújula cotidiana para el ejercicio de vivir la vida libres. No hay nadie que tenga el poder de cohartar ese ejercicio.

A sugerencia de Lena agrego el ejemplo valiente de Rosa Parks, quien junto a Martin Luther King, Ghandi, Tostoi y muchos más se inspiró en Thoreau. Gracias Lena por el dato!

8 comentarios:

Montserrat Nicolás dijo...

Mimo:

Quién no le gustaría solo trabajar para vivir ("unas seis semanas al año") en vez de vivir para trabajar?

Bonito y tendríamos más tiempo para el placer.

Sin embargo, eso de tender "su propio jardín" es taaaan Adam Smith. Prefiero el tender nuestros jardines con cada talentos que una tenga...

Si tu eres bueno para poner las papas, otro será para podar, y el siguiente para cosechar (bueno, eso lo pueden hacer todos juntos...).

xo
Curvas

Lena dijo...

Gracias nuevamente, me encanta leer lo qe escribes. De Thoreau no conocia mucho aparte su desobediencia civil...inspirando a grandes como Gandhi o Rosa Parks...

..y las historias de espias y contraagentes...a quien no les fascina...
Besos

Unknown dijo...

Buen punto Montse, combinar talentos y en forma cooperativa armar nuestros jardines me parece estupendo. Siempre el clásico dilema, no?: Cómo asegurar el respeto al ejercicio de la autonomía individual sin caer en ser "hombres islas", al estilo del individualismo que propicia el mercado, pero al mismo tiempo lograr que la vida ocurra colectivamente pero sin caer en la dictadura de lo social por sobre el espacio que cada quien añora tener como propio. Mh. Difícil cuestión, pero por mientras un ética a lá Thoreau no nos viene mal: apliquemos respecto de nosotros mismos nuestra vocación de libertad.

Lena, buenas referencias las de Ghandi y Rosa Parks. De ella no conozco mucho, me aplicaré!

Gracias por las visitas,
Manu.

Lena dijo...

Aca puedes leer algo.

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/parks.htm

Unknown dijo...

Gracias por el enlace Lena. Impresionante lo que logró esta mujer con su gesto digno, y sobre todo valientísimo en aquellas condiciones. Me parece que alguna vez vi una película de cine donde salía la escena del autobús, pero no pensé que se trataba de algo efectivamente ocurrido con nombre y apellido.

Hay un efecto bola de nieve interesantísimo en estos "heroísmos cotidianos": cómo cuando se trata de conductas auténticas el hecho es observado con respeto por otras personas comunes y corrientes, y una vez que se atreven a vencer el miedo, son emulados generando una gran cadena de pequeños acontecimientos que se vuelven masivos. Por eso estos gestos incluso son admirados por los propios adversarios.

La pregunta que me da vueltas por la cabeza hace días es: ¿qué lleva a las personas a desobedecer? La Filosofía Política y la sociología suelen preocuparse por precisamente lo contrario: porqué o cómo hacer que las personas obedezcan. Pero quizá lo relevante -y milagroso- es exactamente lo contrario: cómo se llega a desobedecer en forma consciente, asumiendo los riesgos. Ahí hay un temazo que espero poder hincarle el diente alguna vez...

cariños, Mg.

socióblogo dijo...

Lo del jardín es tan burgués, ilustrado y Voltaire-esco que me extrañó verlo en este blog. De hecho la primera cita que pones suena casi anarco-capitalista: 'que cada cual cuide su parte del jardín' puede leerse como 'establezcamos derechos de propiedad sobre cada trozo del planeta' para resguardarlo.
Ni yo soy tan radical...

Pola dijo...

Yo me centré más bien en las recomendaciones para una buena y poco culposa vida, que es lo que ando necesitando en medio de tanta pega. Siempre se agradece que alguien nos recuerde mantenernos atentos a lo importante.
Me voy a dormir!

Unknown dijo...

jajajaja socioblògo, buen punto!
De hecho varias veces he estado juntando plata para comprar esclavos y luego liberarlos, como Thoreau hacìa con los pàjaros (Hay un movimiento de este tipo en Africa e India), pero siempre me la termino gastando en libros, lo que es peor!
Buen punto lo del anarco-capitalismo: cuando uno pone demasiado ènfasis en la capacidad de la ètica y olvida la economìa polìtica, ya estamos en el socialismo utòpico, pero puta que me cae bien Fourier y Saint Simon!!!

abrazos,
Manuel.