La televisión transmitió antenoche una escena francamente ridícula, que me provoca honda vergüenza. El Presidente de la República en mangas de camisa arremangadas, brazos en alto a manera de un levantador de pesas, trasladando un humilde estante de mimbre desde una mediagua hasta depositarlo en un vehículo militar destinado a efectuar la mudanza de una familia damnificada por el terremoto en Talca, hacia su nuevo hogar, supuestamente construido en el marco del programa de reconstrucción.
Una nube de conscriptos del ejército lleva a cabo esta tarea, pero el presidente no puede limitarse a ser un mero espectador, y coge el estantito, escena que las cámaras de televisión se apresuran a registrar para difundirla como testimonio de su firme compromiso con los damnificados.
Estamos frente a un mandatario todo terreno, un 4x4 capaz de enfrentar los desafíos más extremos. Un superman que pilotea el helicóptero conduciéndolo rumbo al rescate de los heroicos mineros atrapados en Copiapó o que se sumerge para bucear en las aguas de Punta Choros, santuario marino amenazado por una Central Térmica, cuya construcción es suspendida gracias a la resolución del presidente. Estamos frente a un capitán de yate surcando con arrojo las bravas aguas del golfo de Penas; un avezado ciclista o un trotador que practica footing en el elegante distrito de San Isidro en Lima o en el Central Park de Nueva York.
Dios…. cómo deben envidiarnos el resto de los mortales del planeta, huérfanos de un Mesías semejante, capaz de ponerlos a salvo de sus padecimientos terrenales.
La ceremonia que motiva este comentario, correspondió al acto de entrega de 23 viviendas.. …… si… léanlo bien, de apenas 23 viviendas, y contó con la presencia de numerosas autoridades, incluyendo la Ministra de la Vivienda que acompañó al presidente en la ya clásica fotografía de ambos asomados tiernamente desde una de las ventanas del flamante hogar.
Me había llamado la atención la exigua cifra de viviendas entregadas.
¿Qué empresa constructora acomete una obra con un número de viviendas tan pequeño?
¿Se trata de un grupo social organizado?
Recurrí a profesionales amigos de la zona, quienes me pusieron al tanto de la verdad. El show del estantito fue una completa mistificación.
No se trata de viviendas construidas en el marco del proceso de reconstrucción, sino que de viviendas correspondientes a un programa regular de vivienda social, que se asignaron a familias damnificadas sin sitio de Talca.
Los medios de comunicación se prestaron a esta acción, sin indagar la veracidad de los hechos.
En la ciudad de Talca se registra un número de 6.500 viviendas dañadas por el terremoto del 27-F entre aquellas totalmente destruidas y las que deben ser reparadas, por lo cual publicitar la entrega de 23 viviendas carece de toda importancia, ya que corresponde a una cifra que apenas cubre el 0.27 % de las necesidades de la capital del Maule.
La manipulación de las informaciones alcanza niveles inconcebibles en la nueva forma de gobernar. Ningún otro presidente del pasado hubiera osado transformar en una efeméride semejante menudencia. Impensable, por ejemplo, en una persona como el austero Jorge Alessandri Rodríguez que en 1960, como consecuencia del megaterremoto de Mayo de 1960, enfrentó la hazaña de evitar el Riñihuazo, que amenazaba con sumir bajo las aguas gran parte de la ciudad de Valdivia. Jamás el Paleta se vanaglorió del éxito de tal acción.
Piñera: Ésta es la reconstrucción más eficiente en la historia de Chile.
Un día antes de la ceremonia en Talca, el presidente había participado en la reapertura del paso superior Hospital ubicado en la Ruta 5 sur donde volvió a sostener que la reconstrucción emprendida por su gobierno no tiene precedentes respecto al pasado. Es la misma declaración formulada por la Ministra Matte respondiendo a la interpelación de que fue objeto en el Parlamento durante la semana pasada.
La verdad es que esta es una afirmación tan infundada como hacer aparecer gatos por liebres en la ceremonia de Talca.
Efectivamente se ha recuperado gran parte de la infraestructura vial o portuaria dañada, pero en materia de vivienda la evaluación es muy negativa.
Para comparar con el pasado, me remito al terremoto con magnitud 7,75 de la escala Richter, ocurrido el 8 de Julio de 1971 durante el mandato del Presidente Allende, con epicentro en la proximidad de Valparaíso.
La Oficina de Planificación Nacional, rápidamente coordinó la evaluación de los daños producidos, preparó el texto de una Ley y en 100 días entregó un completo Plan de Reconstrucción comprendiendo un programa de vivienda y equipamiento social, la reposición y construcción de establecimientos hospitalarios y locales escolares, la reparación de obras viales, de obras portuarias, de aeropuertos, de ferrocarriles, así como los planes de reconstrucción y desarrollo de los sectores productivos, industrial, minero y agropecuario.
El plan se publicó en un libro titulado Plan de Reconstrucción 1971-1973 que obra en mi poder, a disposición de quién desee consultarlo. Se detalla el programa a cumplir en cada comuna, cual es la institución a cargo de implementarlo, donde están localizados los terrenos respectivos, qué línea de acción es la acordada y cual es su financiamiento.
En materia de vivienda, se programaron dos tipos básicos de solución:
a) Crédito para construcción:
Otorgado a las personas que disponían de un sitio urbanizado para reconstruir su vivienda. Este crédito podía otorgarse en dinero o en materiales de construcción calculados para levantar una unidad de 40 m2. Los créditos ascendían a la suma de 8.000 escudos cada uno y Corhabit fue la institución encargada de operarlos.
b) Construcción o compra de viviendas urbanas:
Se asignaron 8.000 soluciones para los imponentes de cajas de previsión, que operaron a través de las Asociaciones de Ahorro y Préstamos, y otras 8.860 viviendas para ser ejecutadas por la labor directa del MINVU
En resumidas cuentas, a los 120 días de ocurrido el sismo, cada damnificado de cada una de las comunas del país, tenía claro cual sería la solución que lo beneficiaría. A esas alturas gran parte de las obras habían comenzado y nadie abrigaba incertidumbres pero respecto a su futuro.
En la actualidad, transcurridos 10 meses desde la catástrofe, muy pocos damnificados saben lo que les espera. Ignoran donde, quién y cómo se resolverá su demanda.
La reconstrucción actual está muy lejos de ser la más exitosa de nuestra historia sísmica.
100 mil subsidios: entregados?, asignados?
Durante la interpelación a la Ministra de la Vivienda se suscitó un acalorado debate respecto a si los cien mil subsidios que pregona el gobierno se han entregado o solamente asignado, lo cual evidentemente no es lo mismo.
En mi opinión esta es una controversia absolutamente secundaria. ya que aun cuando se hubieran entregado en su totalidad, el beneficiario no sabe qué hacer con dicho documento ya que no hay ofertas disponibles en el mercado.
Mas importante es subrayar la afirmación de la Ministra admitiendo que el 60% de los subsidios entregados/asignados, corresponden a la línea de reparación de vivienda en su propio sitio.
Esta es una línea de acción muy atinada, pero, -presten atención- dicho subsidio alcanza a la insignificante suma de 55 UF, que descontados IVA y utilidad del contratista representan una inversión inferior al millón de pesos, cifra que solo alcanza para obras menores: como algunos parches de estuco, y/o reposición de algunas planchas de techumbre o vidrios de ventanas.
La reparación de viviendas en sitio propio debe priorizarse como línea de acción porque es la mejor fórmula para retener a los damnificados en su actual asentamiento, conservando sus redes de amistad, comerciales, de educación, etc. Pero por su naturaleza, la reparación es una modalidad personificada. Cada caso es diferente y exige un proyecto realizado por profesionales competentes para poder definir el presupuesto de las obras a realizar.
Miles de jóvenes profesionales o egresados de las escuelas universitarias pudieron haber asumido con entusiasmo esta tarea, definiendo junto a cada propietario el aprovechamiento de todo lo recuperable y proyectando las obras de reparación y las eventuales ampliaciones.
Se habría conservado y enriquecido el entorno de esta manera, conservando su identidad.
Se habría podido organizar a los vecinos por manzana, mejorando las antiguas divisiones prediales en beneficio de la comunidad. Haciendo ciudad en resumidas cuentas, simultáneo con la reconstrucción.
Una línea de acción de esta naturaleza abre un enorme campo a la acción de la pequeña y mediana empresa constructora, la única capaz de asumir obras de un monto bajo y dispersas en el terreno. Las ventajas bajo el punto de vista de la economía son indiscutibles.
Pero el sistema operativo imperante hace imposible esta modalidad. Otorga un subsidio individual, que dificulta la acción en común, y por otra parte, privilegia la acción de la gran empresa, con sus soluciones prefabricadas, despreciando todo lo aprovechable de la vivienda dañada.
Para hacer operativo un cambio, es necesario evitar la asignación personal del subsidio. Generar un presupuesto global destinado a la reparación de viviendas, administrado por los Municipios con plena participación de los damnificados y las juntas vecinales respectivas. Es este cuerpo el que definirá los presupuestos asignados a cada obra en particular, en concordancia con los proyectos respectivos.
Ha concluido un año difícil para muchos chilenos, digámoslo claramente: un año reguleque.
¿Qué nos aguarda el que hoy se inicia?
Gran parte dependerá de nosotros, no abatiendo las banderas de la solidaridad y de la justicia
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