03 diciembre 2010

Integración de personas c/ discapacidad no se logra c/ depósitos, sino con + educación y leyes q se cumplan

El 3 y 4 de Diciembre Chile es nuevamente escenario de la campaña Teletón, 27 horas ininterrumpidas de fiesta para expiar los sentimientos de culpa de la indiferencia aguda, la ignorancia profunda, el silencio inoperante y la ineficacia extrema que guardan los famosos protagonistas de las 8.733 horas restantes del año.

Las cifras y la realidad coinciden en que la situación social de discriminación y pobreza que afecta a más de 2 millones y medio de personas con discapacidad en Chile, afecta gravemente también a los niños. Resulta del todo inaceptable que en pleno año 2010 aun se endose parte de esta responsabilidad a la farándula o al mundo privado, una responsabilidad que le compete al Estado a los ministerios y más específicamente al Ministerio de Salud.

El Primer Estudio Nacional de la Discapacidad realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2004, reveló que en Chile solo el 3% de los niños discapacitados ha recibido atención integral de salud alguna vez en su vida. Muchos discapacitados se preguntan si es necesario tener más pruebas para comprobar que la campaña Teletón no es de todos.

El éxito continuo de la Teletón tiene su origen en una continua falla del Estado en un tema en que merece tener un protagonismo central: Un trato digno y efectivo para los discapacitados de nuestro país, que les permita mejorar sus estándares de vida e incorporarse a todas las instancias de nuestra sociedad. Esto debe ser reconocido como un derecho y no como un favor. Muchos coinciden en que esta campaña vulnera el Estado de Derecho de cualquier país y la dignidad de los niños, mujeres, hombres con discapacidad y sus familias. Por si sola deja en evidencia otra enorme falencia del Estado Chileno: La ausencia de acceso e integración social de las personas con discapacidad.

Las condiciones favorables para que parezca normal pedir dinero para que un niño pueda caminar, parecieran ser por un lado la poca habilidad estatal y por otro el acostumbramiento social de ilegalidad que ha generado la situación óptima para que existan “grandes oportunidades comerciales” y “ofertones  solidarios” y pseudos "Santos de la TV". Esos que han encontrado algunos fabricantes de productos, para hacer el negocio del año y de paso un pequeño aporte en dinero que les permite mejorar su imagen, amasar masa y fortuna a costa de un tema social delicado: La rehabilitación de los niños discapacitados.

Las empresas (durante 27 horas) aparecen como muy “responsables” y “solidarias” al donar los excedentes, que por lógica consiguen tras meses (al menos dos) de propaganda gratuita en todos los programas, canales de televisión, radioemisoras, propios medios, además de la publicación de sus logotipos y productos estrella en carteles y gigantografías que se exponen a todo color en cada negocio, calle, quiosco de diarios, paleta publicitaria y poste del alumbrado público. Es un negocio más que redondo.

El doble estándar chileno alcanza aquí su mayor raiting. Y la ineficacia de los sistemas públicos de salud su mayor realce. Tras frases tan efímeras y livianas como “ellos dependen de ti”, “la Teletón es tuya” (¿?)o “en cada paso estás tú”; tras la danza de millones y ganancias, se esconde una realidad irrefutable : el atropello diario de los derechos humanos de más de 2 millones y medio de niños, jóvenes y adultos con discapacidad que viven en situación de pobreza y grave discriminación en Chile y más de 90 millones en toda América Latina.

Esta es una responsabilidad del Estado, no del mundillo de la televisión. La grave exclusión y discriminación hacia los niños con discapacidad, se disfraza de fiesta popular y locura consumista, como las fiestas patrias o la navidad. Hay de quién ose hablar mal del estilo solidario subdesarrollado y los depósitos en dinero que se efectúan al son del reggeton, la ranchera, "chileno de corazón", las faldas, el escote y el trasero. Cuidado a quienes se atrevan cuestionar los verdaderos fines de la maniobra mediática y comercial efectista, porque el desprecio político y económico es un monstruo que nunca ha tenido piedad con los discapacitados.
Hace mucho tiempo que los países desarrollados entendieron que la discapacidad más que un tema biomédico, debe ser un tema a abordar con el más profundo respeto por los derechos humanos. El mundo ya entendió que los dineros disponibles desde el Estado, deben ir en ayuda no solo de una, sino de todas las organizaciones que trabajan por la integración social de las personas con discapacidad, especialmente de aquellas que eduquen y promuevan sus derechos.

La Convención de los Derechos del Niño, firmada por Chile en Naciones Unidas, nació el 29 de Noviembre de 1989 para garantizar el respeto de los derechos humanos de los niños(as) y adolescentes.  La Convención -firmada por todos los países del mundo- es una ley internacional que reconoce que cada niño tiene derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida y la libertad de opinión y expresión; además incluye derechos económicos, culturales y sociales, como el derecho a la Salud, una buena Educación y a tener una cada vez mejor calidad de vida. Esta carta internacional por los derechos del niño, estipula que se deben mejorar la asistencia social a las familias para prestarles apoyo en sus funciones de crianza de los hijos, a fin de reducir en número de niños internos en instituciones. Además insta a los gobiernos para que elaboren medidas específicas para poner fin a todas las formas de discriminación como la explotación económica de los niños.
En el año del Bicentenario de su Independencia, el Estado chileno pareciera desconocer totalmente los Derechos del Niño, por 27 horas se nos olvida esta carta internacional, por 27 horas Chile hace la vista gorda y la opinión pública internacional se espanta. ¿Cuanto vale la recuperación de un niño o de una sociedad?. ¿Quién quiere ser millonario?

Las personas con discapacidad y sus familias emplazamos al Estado a que cumpla con su obligación: Que asuma la administración y subvención completa de los centros de rehabilitación construidos hasta el momento y que los niños reciban por derecho y no por caridad, la salud y la rehabilitación integral que históricamente se les ha negado y en el mejor de los casos, se les ha entregado parceladamente en un sistema de intereses económicos y políticos basados en la discriminación.

La integración social de las personas con discapacidad no se logra con depósitos en dinero ni con donaciones, sino que con mayor educación, conciencia, leyes y cumplimiento de estas leyes en el día a día. Chile debe reeducarse en materia de discapacidad para diseñar políticas efectivas y no efectistas, el presidente y los ministros deben aprobar el ramo de la discapacidad, creando instancias y leyes permanentes que mejoren la calidad de vida de la más grande minoría del mundo: Las personas con discapacidad.
Es tiempo que el Estado de una solución definitiva al tema de los Discapacitados, en especial a lo referido al acceso a la salud y a la rehabilitación, más que subastar este derecho en la plaza pública.

Alejandro Hernández Lemus.
Presidente Fundación Nacional de Discapacitados
Experto en Discapacidad
Santiago – Chile
 
(*) Para más información sobre la labor que realiza desde 1985 la Fundación Nacional de Discapacitados, visite: www.fnd.cl

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