09 enero 2007

MI PADRE: Trabajos Voluntarios 1972


Con el mismo sonido que uno descorcha una botella de vino tinto envejecido en barricas de madera, que con el tiempo toma cuerpo y al rozar el paladar rememora dulces o ácidos tiempos de una uva hoy madura, ayer tierna y joven, hoy destaparemos juntos un documento que encontré escrito en 1987 en Budapest, Hungría, que corresponde a un discurso que leyó mi padre en el séptimo congreso de la juventud política donde militaba. En él informa, en medio de la pasión que agitaba aquel tiempo histórico, de los avances del movimiento de trabajos voluntarios del que estuvo a cargo durante el gobierno del Presidente Allende.

Observen el tono de voz, los giros del lenguaje, que mezclan la agitación y propaganda, con la honesta entrega a una tarea de responsabilidad social y la profunda convicción que los cambios estructurales de la sociedad estaban ahí, en las manos de los jóvenes de la patria. Si bien muchas de las consignas que atraviesan este discurso pudieran resultar hoy anacrónicas, creo que el gesto, la actitud de rebeldía, sueño y esfuerzo por cambiar el rumbo del destino humano permanacen en el espíritu de cualquier joven que se asoma al movimiento de lo político y social con ansias de lograr, en el espacio de una existencia, mejorar lo que ha recibido como dado e intocable. Como en el rock, la actitud de protesta y tomar la historia al vuelo es algo que trasciende el espacio tiempo más allá de las consignas, colores y banderas del momento: todo joven es un revolucionario, lo contrario es una contradicción biológica, señaló cual Ernesto Guevara, Jimi Hendrix o Miles Davis, nuestro eterno joven, el "Chicho" Allende.

Comparto con ustedes este escrito que me imagino que fue leído a una alta intensidad, entre los vítores y banderas que agitaban miles de jóvenes en el Estadio Nacional, en 1972.
Manuel
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INFORME DE LA COMISION DE TRABAJOS VOLUNTARIOS AL VII CONGRESO DE LAS JUVENTUDES COMUNISTAS DE CHILE (JJCC) 1972
Por Manuel Guerrero Ceballos

Compañeros:

Las iniciativas, el entusiasmo, la creatividad, la virtud que todo proceso revolucionario despierta en las masas, son extraordinarias.

La existencia del Gobierno Popular ha hecho posible que nuestro pueblo asume elevadas responsabilidades, desarrolle su inteligencia y ponga en vuelo su capacidad, que había sido mutilada y reprimidad por los gobernantes reaccionarios.

Como fruto de tal situación se ha desarrollado el Trabajo Voluntario que en la práctica se ha transformado en un sello, en un signo de las nuevas condiciones que vive Chile.

El país entero se ha conmovido con la acción de millones de chilenos que forman la legión de los trabajadores voluntarios.

De qué otra forma podía ser, cuando desde el triunfo popular del 4 de septiembre, hasta esta fecha los trabajadores, las mujeres, los jóvenes y niños; en las industrias, el campo, escuelas y poblaciones, han elaborado más de cincuenta millones de horas de trabajo voluntario.

Así en cada lugar de Chile, cada día, se realizan trabajos voluntarios, constituyéndose en una fuente inagotable de esfuerzo, sacrificio y abnegación de la juventud y el pueblo, que se transforma en protagonista del proceso y arquitecto de su propia existencia.

La realización de los días nacionales del trabajo voluntario y de los trabajos desarrollados en las industrias del área social, han subrayado el hecho histórico de que esta movilización de las masas ha dado un salto cualitativo.

El trabajo voluntario ha dejado de ser una actividad esporádica, momentánea o casual para inscribirse definitivamente como la gesta multitudinaria de los chilenos con un sentido protagonista, que mayoritariamente están por los cambios y por avanzar hacia una nueva sociedad.

Primera importancia y gran significación encierra el hecho que cada vez se hace más habitual el trabajo voluntario en las industrias, en la producción, que es de donde alcanza su mayor expresión. En esta como en los otros terrenos de la vida económica y social del país los trabajadores marchan a la vanguardia.

Los jóvenes y trabajadores chilenos impulsamos el trabajo voluntario, uniendo la experiencia internacional acumulada, en especial por los países socialistas, con la vieja solidaridad de clase de nuestro pueblo que arranca desde los albores del movimiento obrero; pasando por algunas expresiones de trabajo voluntario desarrolladas en las primeras tomas de terreno, en la población Luis Emilio Recabarren de Renca, en 1947, y en el Campamento La Victoria de San Miguel en 1957. Se suma a esto, los primeros trabajos voluntarios de verano efectuados por los estudiantes universitarios a comienzos de la década del sesenta.

En la actualidad, en las condiciones del Gobierno Popular, se efectúa una actividad más profunda en contenido, y mucho más variada en sus formas.

Por tanto, si bien el trabajo voluntario tenía un pasado, carecía de perspectivas claras, de dimensión y por sobre todo de masificación y continuidad. Solo la existencia de un gobierno del pueblo, podía darle la significación actual.

El movimiento juvenil ha tenido el mérito de identificarse siempre con los trabajos voluntarios y por sobre todo, vivir hechos concretos que han posibilitado su enriquecimiento.

Las Juventudes Comunistas, junto al cumplimiento de las tareas generales del pueblo, hemos estimulado permanentemente el trabajo voluntario.

Hemos reclamado para la juventud las tareas más duras y difíciles, las de mayores sacrificios, porque siempre hemos tenido en cuenta sus peculiaridades, a la vez que entendemos que, por ello también pasa la división de clases.

Si la mayoría de la juventud ha dado demostraciones que está por los cambios, si ha entregado su aporte a la unidad del pueblo, si ha jugado un papel fundamental en la conquista y defensa del Gobierno Popular está en condiciones entonces, de afrontar altas funciones y exigir que se confíe en su capacidad, madurez y entrega revolucionaria.

La vida nos ha mostrado que la joven generación siente atracción por las empresas audaces, por la búsqueda de nuevos rumbos, que gusta del trabajo colectivo, del romaticismo y se entrega con pasión a las cuasas que la interpretan. Hemos aprendido que a los jóvenes no hay que enjuiciarlos sólo por los aspectos externos como son las modas, diversiones y gustos, sino que es necesario asdender a sus rasogos centrales. Los jóvenes desean y deben ser incorporados a las tareas sociales y encomendarles misiones que sean un verdadero desafío a su espíritu.

Las obras de trabajo voluntario, como la construcción de la represa subterránea de Cabildo, la constitución de brigadas juveniles de vanguardia de la producción en el carbón, salitre, textiles; la reforestación de la pampa del Tamarugal; las labores de los estudiantes en las minas de cobre, salitre y carbón; la construcción de pabellones avícolas, caminos, escuelas, policlínicos y tantas otras iniciativas confirman esta premisa de nuestro trabajo político.

La mejor escuela de educación y formación ideológica son las acciones concretas, las pequeñas y grandes cosas, las movilizaciones con contenido social, político o solidario. La ancha escuela de la revolución formará los nuevos contingentes de combatientes.

¡La tarea de las tareas debe ser transformar Chile entero en una gigantesca obra!

COMPAÑEROS:
La amplitud y unidad del movimiento juvenil logrados a través del trabajo voluntario es otro mérito de primer orden. Junto a las fuerzas de la Unidad Popular han trabajado otros sectores de la juventud, como la juventud demócrata cristiana, la Juventud Obrero Católica y otros sectores de independientes que están por realizar acciones conjuntas, poniendo en el centro el interés de Chile, los comunes objetivos de cambio.

Junto a las organizaciones juveniles y de trabajadores, han participado en una u otra obra, las Fuerzas Armadas, las diversas iglesias, los artistas populares, los reportistas e innumbreables entidades sociales. Los trabajadores voluntarios han constituido verdaderos impactos nacionales.

Los jóvenes comunistas nos esforzamos y procuramos que los trabajos voluntarios sigan siendo una puerta abierta de par en par para el trabajo común. Todo joven, mujer u hombre que se sienta identificado con la necesidad de hacer avanzar al proceso de transformaciones revolucionarias, que desee aportar a la lucha contra los enemigos seculares del pueblo y participar en la construcción de la nueva sociedad tiene un lugar de honor a ocupar.

En la misma dirección ha sido de primera importancia, que se haya superado (…) el infantilismo (...) de considerar (…) que con los trabajos voluntarios y con el aumento no se derrote al imperialismo ni a la redacción. (…) A gente como ellos se refería Lenin cuando señalaba:”Menos frases pomposas y más trabajos cotidiano, más preocupación por cada pud de grano y cada pud de carbón” – y más adelante indicaba- “todos debemos reconocer que a cada paso en todas partes, y también en nuestras filas, pueden verse huellas del modo charlatanesco propio de intelectuales burgueses, de abordar los problemas de la revolución”.

Al mismo tiempo, hemos derrotado las concepciones equivocadas de subestimar en la gravitación económica, el papel revolucionario y educativo del trabajo voluntario que en la práctica pasa a ser una acción de masas de primera magnitud.

Lo importante es que a este contenido unido a la agitación, el entusiasmo y a la mísitica, se ha unido un nuevo elemento fundamental, el rendimiento. Además de que se han verificado avances en la planificación, en la productividad, en la organización del trabajo y su control, factores que son propios del nuevo sistema social que lucha por imponerse.

El papel de la juventud en cada iniciativa ha sido inmenso. No obstante la práctica indica que el éxito es posible gracias a la conjunción de esfuerzo y trabajo de la juventud con los obreros, técnicos y trabajadores en general.

En cada obra los expertos enseñan al que no sabe y el que no sabe aprende, naciendo relaciones de camaradería y ayuda mutua.

Los trabajos realizados han sido una maravillosa escuela de la vida. Son miles de jóvenes que han conocido de cerca en qué condiciones trabaja y vive el obrero y el campesino. Un estudiante que trabajó en el carbón, con razón ha expresado al regresar, que en los trabajos voluntarios y en la relación mano a mano con los mineros, había aprendido más que en cien discursos juntos.

Estos jévenes que participan, regresan con un bagaje de experiencias y nuevos conocimientos. Han tamplado sus caracteres, han aprendido a vencer las dificultades, ha avanzar con resolución y voluntad hacia el fin propuesto.

Estas empresas contribuyen al cambio de la actitud social. Aquí, por primera vez, muchos sectores conocen el trabajo común, colectivo, y el esfuerzo mancomunado del pueblo. Así, la formación de valores nuevos surgen más que de análisis retorcidos de los hechos concretos, del ejercicio de una disciplina más elevada, de una valorización nueva del trabajo, de una organización social superior.

Para quienes –al igual que Marx- entendemos que la felicidad es luchar, no puede barreras en la entrega, en el esfuerzo y en la abnegación. ¡Si hermoso será vivir en el socialismo y elo comunismo, cuánto o más hermoso es participar en la lucha por conquistarlo y construirlo!

Recogiendo todas las experiencias de trabajo voluntario, las JUVENTUDES COMUNISTAS libramos el combate fundamental de transformar estos esfuerzo en permanentes.

El heroísmo episódico debemos transformarlo en heroísmo cotidiano, diario, perenne.

La proeza que posibilitará la construcción de la nueva economía, la creación de las nuevas relaciones sociales, el desarrollo de una disciplina laboral, de un más elevada organización del trabajo, sólo será posible con el comabta de cada instante con la acción de massas de día y noche, y con el esfuerzo más persistente.

Debemos pasar de la gesta circunstancial al desarrollo del trabajo consciente. Entiendo que este, presupone la valoración y el convencimiento de que donde quiera que se trabaje y cualquiera que sea el oficio que desempeñe, se está participando en la lucha de todo el pueblo, y que de él depende, también, el éxito de la causa común.

En cada tarea debe volcarse la capacidad individual, debiendo desempeñarse el trabajo con cariño y aprecio, entendiéndolo como un frente de lucha más. A diferencia del pasado, en el presente cada hombre, mujer o joven es algo vital para la sociedad.

Por otra parte, la nueva actitud hacia el estudio y el trabajo es consubstancial con el resguardo y la protección del patrimonio social, de las máquinas, herramientas, textos, y todo lo que es propiedad del conjunto del pueblo.

COMPAÑEROS:
El desarrollo alcanzado por esta actividad de masas, exige de nosotros una gran tenacidad, firmeza y creación.

La magnitud de las obras realizadas y la envergadura de las próximas, como por sobre todo, el afianciamiento del trabajo voluntario en la producción, nos plantea como tarea de hoy, la necesidad de constituir brigadas permanentes que se especializen en determinadas áreas de la economía, salud, construcción o educación.

Proponemos poner en marcha, definitivamente, a la brevedad, el movimiento de los innovadores jóvenes, que inicie sus trabajos con una mesa redonda, exposición y concurso de los inventores obreros, para que Chile entero los conozca, los distinga y por sobre todo acoja su ejemplo, que debe multiplicarse por todo el país.

¡Desde la tribuna de nuestro séptimo congreso saludamos a todos estos héroes del trabajo, que con modestia, sencillez, sin buscar la espectacularidad, afianzan el proceso revolucionario y construyen con sus propias manos el moderno y magnífico edificio de la nueva sociedad!

Igualmente debemos mejorar la eficiencia, la planificación y la organización de las faenas de trabajo voluntario, organizar una emulación de masas y ubicar los mejores métodos y estilos de trabajo.

En cada uno y en todos los lugares es necesario reforzar la disciplina, el compañerismo y la solidaridad.

La convocatorio y el informe central la congreso ha exprasado que sentimos legitima satisfacción de ser los pioneros de los trabajos voluntarios. En nuestra opinión, tal aseveración es correcta, por cuanto todos los objetivos y logros reseñados ha sido fundamental la presencia de nuestra organización unido al aporte de las demás juventudes de la UP y al de la mayoría de nuestro pueblo.

En cada una de las faneas del trabajo voluntario, los jóvenes comunistas hemos ganado presitigio de organizados, disciplinados y laboriosos, duros para la pega. Nuestra acción se ha fundido al entusiasmo del conjunto de los voluntarios, para formar de consuno el ejército de los constructores.

Nuestros militantes comparten con los demás jóvenes sus alegrías y amarguras, éxitos y reveses, privaciones, obstáculos o dificultades. La unidad y la camaradería ha podido más que alguna manifestación pasajera de sectarismo, jactancia o falta de sencillez. Es que, el objetivo común hermana y el éxito colectivo llena de sano orgullo.

Nuestra misión es, por tanto, lograr que el conjunto de la juventud se incorpore a la lucha por la defensa del gobierno popular, combata al imperialismo y a la reacción que buscan su derrocamiento y pariticipe en la creación del nuevo orden, de tal suerte que lo sientan como algo preciado, como propio.

Las actividades desplegadas por nuestras juventudes comunistas en las diversas iniciativas ha sido de primera importancia y nos hemos jugado, sin descanso, por lograr las metas propuestas.

En Cabildo, creamos –por primera vez- un comité regional en campaña que nos permitió activar a nuestros militantes, impulsar la educación ideológica y aportamos directamente al cumplimiento y término de la obra. Esta iniciativa nos ha dejado una experiencia extraordinaria que nos servirá para las próximas tareas de trabajo voluntario.

Las filas de las JJCC se han engrosado al calor de semejantes jornadas. La vida, el conocimiento, y el contacto con muchos jóvenes con los militantes de la jota ha derrotado los prejuicios y el anticomunismo. En los mismos campamentos, brigadas y cuadrillas se han organizado actos de ingreso de nuevos militantes, en los que ha estado presente el espíritu comunista, el cariño al partido, el internacionalismo. (...)

A este séptimo congreso lo saludamos participando activamente en la batalla de la producción y con el compromiso de derrotar el despilfarro, la inercia, el acomodo, la insensibilidad y proceder en todos los terrenos a lo revolucionario. Lo saludamos con la promesa de cuidar como la niña de nuestros ojos y patrimonio social. (…)

Por eso, por esta tribuna del Congreso pasan los nuevos hechos, los héroes del presente. Al decir de Lenin: ”Los brotes de lo nuevo”. La riqueza del Congreso está dada por el contenido que lo constituye en un acontecimiento político de primer orden y en el más grande Congreso de la historia de nuestras JJCC.

Por ello debemos exigirnos más, y aportar más al movimiento juvenil chileno, manteniendo siempre en alto las banderas de combate del proletariado.

Para nosotros, militantes de la Jota, existe absoluta claridad que los éxitos y méritos que poseemos surgen y dimanan de la justa línea política del partido, de su desarrollo creador entre la juventud.

La fuerza que poseemos reside en el poderío del partido, en su tradición de lucha, en su fortaleza proletaria, en la unidad y cariño indestructuble, en la fidelidad mutua a la idea del comunismo.

¡VIVA EL SEPTIMO CONGRESO NACIONAL DE LAS JJCC!
¡VIVAL EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN CHILENA!

1 comentario:

Anónimo dijo...

ALLENDE. EL HOMBRE Y EL POLITICO
Memorias de un secretario privado
AUTOR: OZREN AGNIC KRSTULOVIC

La memoria colectiva de los pueblos se forma a partir de la suma de las memorias individuales, pero no solo en la simple acumulación de hechos si no que en el significado que se le da a los recuerdos. Ellos, son necesarios porque crean la propia historia y entregan la experiencia necesaria para evitar repetir errores. La memoria colectiva, por tanto, crea un punto de vista particular que de los hechos tienen los individuos y los grupos, dándoles una identidad o reforzando la que ya existe dando forma a la tradición y a la historia.
En su libro “Allende el hombre y el político: memorias de un secretario privado” Ozren Nikola Agnic Krstulovic, chileno-croata e ingeniero comercial de la Universidad de Chile, muestra desde su trabajo como secretario del senador y luego su colaborador por diecisiete años, una descripción intima, personal y coloquial de la vida de uno de los políticos que más huella ha dejado en la historia de Chile. Agnic, fue secretario privado de Allende entre los años 1957 y 1965, período muy agitado en la historia chilena y como testigo privilegiado nos relata hechos históricos desconocidos hasta ahora como el intento del general Carlos Ibáñez del Campo, en el año 1958, para evitar entregar el mando de la nación al recién electo presidente Jorge Alessandri. El general, trató de convencer a Allende de participar en un Golpe de Estado para que el senador socialista asumiera la presidencia en vez del candidato de derecha. Cabe señalar, que Ibáñez era enemigo acérrimo de la familia Alessandri desde que en el año 1927 boicoteara el gobierno de Arturo Alessandri en un intento por impedir la consagración de la Constitución de 1925 que establecía un régimen presidencialista en vez del parlamentario. Lamentablemente para él, fue a golpear a la puerta del hombre equivocado y el año de 1958 debió entregar la banda tricolor al presidente constitucionalmente electo.
Ozren Agnic, no pretende sin embargo darnos una clase de historia de Chile sino que nos muestra sus memorias individuales, que se entrelazan con la memoria oficial de un país. Estas memorias, no reviven ni odios ni resentimientos sino que forman parte de la larga elaboración del duelo particular de este secretario privado, que durante el gobierno de Allende fue presidente Ejecutivo del Banco Regional de Concepción lo que le valió, en los días posteriores al Golpe de Estado de 1973, ser encarcelado, torturado e interrogado tanto en el estadio de esa ciudad sureña como en la isla Quiriquina y otros lugares. Nos narra como fue condenado a una pena de diez años, la que fue conmutada por exilio, tras largos 22 meses de reclusión.. En este caso, los recuerdos no niegan la existencia de esa etapa tan dolorosa de su vida en la cual perdió toda su documentación personal, transformándose en un NN sin estudios ni identidad, sin amigos (salvo honrosas excepciones), en una persona a la cual una vez que salió en libertad, había que evitar saludar por miedo a que lo estuvieran siguiendo. Al intentar revisar el pasado, es imposible no caer en la tentación de ahondar en los resentimientos, sin embargo, en estas “Memorias…” no se evita el dolor ni se dramatiza con él, se lo muestra evitando ahogarse en la pena y en el odio.
El estilo y amenidad de los relatos, cautiva al lector a lo largo de las 322 páginas del libro, incluso en capítulos que señalan la significación para el país de un sistema bancario al servicio de la nación y no de intereses particulares con fines de lucro como es ahora, y la manera como actuaron sectores internos y externos para desestabilizar el mandato de Allende, sólidamente fundamentados en documentacion desclasificada en los EE.UU. de Norteamérica y las investigaciones del Senado de ese país, volcadas en el informe emitido por la denominada Comisión Church de esa corporación , mandatada para indagar acerca de las acciones encubiertas desarrolladas en Chile por compañías transnacionales y los organismos de inteligencia, ordenados por el presidente Nixon y su asesor de seguridad, Henry Kissinger.
El 26 de junio del 2008 se cumplirán cien años del natalicio de Allende. Es de esperar que estas memorias contribuyan a la reconciliación chilena, que es una etapa necesaria en la vida de las personas y de las sociedades, elaborando los duelos necesarios para eliminar los conflictos que surgen. De cara a nuestro bicentenario, estas Memorias publicadas con el sello de Ril Editores (www.rileditores.cl) aparecen como un camino de encuentro entre los chilenos donde la memoria y el olvido además, de ser vinculantes entre el presente y el futuro actúan y ordenan como simbolizaciones de la historia.

Loreto Soler – Periodista
Santiago de Chile